El fr¨ªo encuentro entre Guillermo y Enrique, 14 meses despu¨¦s de su ¡®divorcio¡¯

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Fotogaler¨ªa: El funeral del duque de Edimburgo

La familia real brit¨¢nica da su ¨²ltimo adi¨®s a Felipe de Edimburgo

Fue precisamente en la capilla de San Jorge en el castillo de Windsor donde todo comenz¨®. En el mismo lugar donde hace casi tres a?os se casaba Enrique de Inglaterra con Meghan Markle, este s¨¢bado se celebr¨® el funeral por su abuelo, Felipe de Edimburgo. La boda fue una ceremonia precedida de tensiones familiares que, en algunos casos, trascendieron en ese momento y que, en otros, el tiempo se ha encargado de destapar. Los hijos de Diana de Gales y Carlos de Inglaterra se encontraban en el funeral de hoy tras 14 meses de distanciamiento, en medio de una crisis que ambos han reconocido. Han afirmado p¨²blicamente que, aunque se siguen queriendo, no mantienen contacto y s¨ª muchas diferencias.

La orden de la reina de Inglaterra fue clara y rotunda: el protocolo deb¨ªa de evitar m¨¢s tensiones. Por eso, desde el momento en que falleci¨® el duque de Edimburgo, los encargados de organizar el funeral hicieron lo posible por suavizar la situaci¨®n. Los hermanos no caminaron hombro con hombro detr¨¢s del ata¨²d, sino que lo hicieron con su primo Peter Phillips, el hijo de Ana de Inglaterra, en medio. Algo que no era ins¨®lito: cuando caminaron tras el f¨¦retro de su madre lo hicieron con su t¨ªo, el conde Spencer, entre ellos. Luego en la capilla se sentaron uno enfrente del otro. Guillermo lo hizo junto a Kate Middleton, que acompa?¨® el luto con unas impresionantes perlas que la reina le prest¨® de su joyero para la ocasi¨®n. Enrique estuvo solo, ya que Meghan Markle no viaj¨® a Londres al encontrarse muy avanzado su embarazo.

Las mascarillas ayudaron a todos los invitados a esconder sus gestos de dolor por la p¨¦rdida de Felipe de Edimburgo. En el caso de los hermanos, tambi¨¦n sirvieron para cubrir las posibles muestras de incomodidad al saberse observados al detalle en sus interacciones por los millones de espectadores que siguieron por televisi¨®n la despedida al hombre que acompa?¨® a la reina de Inglaterra durante 73 a?os. Ambos adoraban a su abuelo, que tras la muerte de su madre, Diana de Gales, se acerc¨® mucho m¨¢s a ellos para ayudarles a sobrellevar su orfandad.

Felipe de Edimburgo ten¨ªa debilidad por Enrique, igual que le sucede a Isabel II. Su car¨¢cter bromista conquist¨® a sus abuelos. Quiz¨¢ por ello Isabel II ha intentado protegerle tras su marcha como miembro senior de la familia real, dejando siempre una puerta abierta en caso de que quiera regresar. Por eso, seg¨²n cuentan portavoces no oficiales de palacio, el duque de Edimburgo se disgust¨® tanto cuando, estando ingresado en el hospital, supo de la entrevista que Enrique y Meghan hab¨ªan concedido a Oprah Winfrey en la que acusaron a algunos miembros de la familia real de ser racistas.

Carlos de Inglaterra, situado en la cabeza del cortejo junto a su hermana Ana, tampoco tuvo ning¨²n momento de cercan¨ªa con su hijo Enrique. El duque de Sussex confes¨® a Oprah Winfrey que su padre no respond¨ªa sus llamadas desde que se march¨® a California. Lo que est¨¢ por ver es si este momento de dolor por la p¨¦rdida de su progenitor ha ablandado al pr¨ªncipe de Gales, que se dej¨® ver triste y sombr¨ªo.

Tantas miradas puestas en los hermanos desviaron algo la atenci¨®n en Andr¨¦s de Inglaterra, a quien su madre apart¨® de la vida oficial por su vinculaci¨®n con el ped¨®filo Jeffrey Epstein. El segundo hijo var¨®n de Isabel II intent¨® recuperar su uniforme de almirante para la ceremonia, lo que hizo saltar las alarmas de posibles controversias y provoc¨® que el protocolo terminara por decretar que nadie llevara uniforme militar. Se trataba tambi¨¦n de evitar que Enrique fuera el ¨²nico que llevara chaqu¨¦ en el cortejo f¨²nebre, ya que, privado de honores militares por su decisi¨®n de alejarse de la familia real, no podr¨ªa haberse vestido de uniforme.

La retrasmisi¨®n de la ceremonia evit¨® los primeros planos y se concentr¨® en im¨¢genes panor¨¢micas del solemne acto. Aunque no fue un funeral de Estado, reuni¨® muchos de los requisitos de las grandes ocasiones: amplia representaci¨®n del ej¨¦rcito, banda militar, estandartes y hasta el enganche, con los guantes gastados del duque y la manta con la que se cubr¨ªa. Y, como en las grandes familias brit¨¢nicas, el personal de servicio formado, de punta en blanco, para despedir al se?or de la casa.

Todo este despliegue permiti¨® blindar a Isabel II, que se dej¨® ver por primera vez en p¨²blico tras el fallecimiento de su esposo. Tambi¨¦n ayud¨® la mascarilla que llevaba y el enorme sombrero. Aun as¨ª, los pocos planos que se tomaron de ella mostraron la soledad y la fragilidad f¨ªsica de una mujer que el mi¨¦rcoles cumple 95 a?os. Pero en medio de tanto dolor, tuvo una buena noticia: Guillermo y Enrique, acompa?ados de Kate Middleton, abandonaron juntos, y hablando, la capilla de San Jorge. La pregunta es: ?fue cosa del protocolo o de los sentimientos?