?Pablo, qu¨¦ es la libertad?
No hay peor fama dentro de un equipo que ser el conflictivo. Iglesias se aleja de la pol¨ªtica y tras el tijeretazo, se normaliza
Lo primero que pens¨¦ al ver que Pablo Iglesias se hab¨ªa cortado la coleta, y su nuevo peinado a lo Hugh Grant en Maurice, fue ?por qu¨¦ ahora? ?Por qu¨¦ no al convertirse en vicepresidente del Gobierno? Divagu¨¦ unos minutos, los que suceden entre un pescado blanco al vapor y un postre con varios tipos de chocolate negro, y conclu¨ª: por mucho que pensemos que Iglesias est¨¢ fuera, out, en realidad seguir¨¢ estando ah¨ª un rato m¨¢s. Lo necesitamos m¨¢s de lo que estamos dispuestos a reconocer.
Un poco como sucedi¨® con Hugo Ch¨¢vez en Venezuela, que muri¨® pero despu¨¦s sin su presencia tanto el r¨¦gimen bolivariano como su oposici¨®n tardaron en saber como hilar sus discursos. Pero esas profundidades mejor que las resuelvan los expertos, los polit¨®logos m¨¢s profundos. Lo m¨ªo es preocuparme por lo visible, justo lo que cubre las ideas: el cabello. En una de mis novelas introduje el recurso de que cuando una mujer se corta el pelo es porque suceden o suceder¨¢n grandes modificaciones en su vida. Britney Spears es un ejemplo perfecto. En aquel momento en que ese aut¨¦ntico monumento pop nacido en lo m¨¢s profundo de Am¨¦rica perdi¨® el control y se rebel¨® ante los medios que la esclavizaban rap¨¢ndose la cabeza en una farmacia en la mitad de la llanura americana, todos reaccionamos: ?Aqu¨ª pasa algo! Pobre Britney, fue la princesa del pop, pero perdi¨® la chaveta peleando para que nos di¨¦ramos cuenta de c¨®mo la asfixiaban, la manipulaban, de c¨®mo todos la us¨¢bamos. Y cortarse el pelo fue su se?al. Su luz de bengala.
As¨ª ha hecho Pablo, ese al que ?ngels Barcel¨® le cogi¨® la mano para que no abandonara el debate electoral y esa mujer con coleta, Roc¨ªo Monasterio, aprovech¨® para soltar su mejor frase de toda la campa?a: ¡°Tan democr¨¢tica, cogi¨¦ndole la manita¡±. Quiz¨¢s poca gente repar¨® en este intercambio. Pero yo si repar¨¦ en que Iglesias sellaba as¨ª su fama de conflictivo, ese ser que en un momento dado se convirti¨® en el demonio oficial, el hombre que nadie pod¨ªa defender. No hay peor fama dentro de un equipo que ser el conflictivo. Iglesias se aleja de la pol¨ªtica y tras el tijeretazo, se normaliza. Casi uno m¨¢s, como ??igo Errej¨®n. Hay quien opina que resulta m¨¢s Cambridge. Que recuerda m¨¢s a James Ivory que a Goddard. Pero si se atreve a cruzar alguna puerta giratoria, gritaremos: ?Corten!
Acab¨¦ rememorando aquel debate que se organiz¨® en torno a unas supuestas declaraciones de Carolina Herrera, en las que ella opinaba que a partir de una edad es mejor no intentar aparentar ser m¨¢s joven. Se la acus¨® de haber dicho que despu¨¦s de los cuarenta a?os las mujeres no deber¨ªan llevar el pelo largo. Y va Pablo Iglesias, en las ant¨ªpodas est¨¦ticas de la se?ora Herrera, y se lo corta justo a los 42. Susanna Griso esta vez no ha dicho ni p¨ªo. ?Qu¨¦ raro es todo! Como me dijo Francisco Rivera en la primera boda de su hermano Cayetano: ¡°?Qu¨¦ pasa, nos estamos volviendo todos locos?¡±.
Me temo que un poco s¨ª. Tomemos por ejemplo el concepto de libertad a la madrile?a. Resulta que es mucho m¨¢s que un eslogan exitoso. Mi marido fue a comprar un regalo, simb¨®lico y pr¨¢ctico, a la nueva tienda de una c¨¦lebre marca francesa y le sorprendi¨® que las se?oras entraban y sal¨ªan, sin comprar nada pero animando y toqueteando la boutique. Simp¨¢ticas, libres, pero un dolor de cabeza para las dependientas que deb¨ªan reorganizar el ¡°divertido¡± desorden. Me arrugu¨¦ pensando en esos pa?uelos car¨ªsimos que vemos cubriendo el peinado casi centenario de Isabel de Inglaterra, amontonados como servilletas de papel en vez de creaciones de pura seda. Entonces, escuch¨¦ mi asedada voz interior: ?Qu¨¦ es la libertad? Cortarte la melena cuando la gente menos se lo espera.
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