?ngel Mart¨ªn: ¡°Antes de estar loco era imb¨¦cil¡±
El c¨®mico, que triunfa con su noticiario diario en Twitter, presenta ¡®Por si las voces vuelven¡¯, un libro donde comparte sus vivencias antes, durante y despu¨¦s de sufrir un brote psic¨®tico hace cuatro a?os
?ngel Mart¨ªn lleva, m¨ªnimo, 20 entrevistas seguidas hablando de su brote psic¨®tico, su internamiento de 10 d¨ªas en un psiqui¨¢trico y su dif¨ªcil proceso de reconstrucci¨®n ¡°desde cero¡±. La m¨ªa es la ¨²ltima del d¨ªa. Son las seis de la tarde, hay un tr¨¢fico infernal en la Puerta de Alcal¨¢ de Madrid, donde est¨¢ el hotel donde espera. Llego atacad¨ªsima, lidiando con el abrigo, el bolso, la mascarilla de quita y pon, los papeles y el m¨®vil. Tanto, que se me cae aparatosamente toda la impedimenta al dudar ambos entre si darnos la mano, dos besos o chocar los pu?os al saludarnos. Es entonces cuando me oigo soltarle: ¡°Perd¨®n, es que vengo hist¨¦rica¡±. A un ¡°exloco¡±, como se autodenomina en su libro. Me quiero morir de la verg¨¹enza.
Perd¨®n, se me ha escapado.
Tranquila, pasa mucho. Me resulta divertido y enternecedor ver ese apuro, porque no me molesta. No te preocupes, estoy bien.
?Por qu¨¦ cree que me apura?
Porque a pesar de que, si has le¨ªdo el libro, es evidente que se me puede hablar como si estuvi¨¦semos en un bar t¨² y yo solos, incluso borrachos, piensas: ?c¨®mo digo esto sin que le moleste? Noto vuestro tartamudeo. Por ejemplo, cuando llegamos al tema de las drogas, tus colegas empiezan a balbucear: ¡®mencionas en el libro tu abuso de¡¡¯ Drogas, t¨ªo, drogas, hablemos de drogas.
?Por qu¨¦ le tememos a la locura?
Porque no la conocemos y, sobre todo, porque no sabemos c¨®mo gestionarla si aparece ni c¨®mo tratar a quien la ha tenido.
?Cu¨¢ntos amigos huyeron?
Digamos que mi c¨ªrculo era peque?o y qued¨® a¨²n m¨¢s peque?o.
?Les guarda rencor?
Cero. Creo que desaparecen porque el tipo que eras ya no est¨¢. Si eres de verdad amigo te quedas y tratas de reconfigurar esa amistad y ver d¨®nde os lleva la movida que has vivido. Si no, desapareces. Como te cuesta cre¨¦rtelo, los defiendes. Hasta que un d¨ªa dices: vete a tomar por el culo.
Su pareja, Eva, sigue a su lado pese a todo. Se ve que le adora.
La adoro yo m¨¢s. Oro, es oro.
?A qu¨¦ tiene miedo alguien que dice haber estado muerto?
A nada ni a nadie. No te lo digo por chulear. Temo perder a los m¨ªos. De otros miedos, cero.
Y eso que conoce el infierno.
Bueno, a medida que hablas con gente que ha pasado por cosas m¨¢s duras, relativizas. Pero el proceso de salir del hospital absolutamente roto, perdido e inseguro y tener que reconstruirme es lo peor que he vivido en mi vida, con much¨ªsima diferencia.
?Le sirvi¨® su humor como terapia? En el libro lo derrocha.
En ese tiempo el humor no existe. Est¨¢s tan mal que no recuerdas la risa. Tu muestrario de emociones: pasi¨®n, tristeza, felicidad, est¨¢ vac¨ªo, solo hay oscuridad.
?Cu¨¢nto tard¨® en ver la luz?
No es un d¨ªa concreto. Hay un proceso de unos tres a?os, hasta que vas remontando, haciendo cosas que te hacen sentir bien, pero sigues terriblemente inseguro. El proceso es muy, muy lento.
Dice haberse vuelto m¨¢s ego¨ªsta y m¨¢s emp¨¢tico. ?Eso c¨®mo es?
Ego¨ªsta en el sentido de que, si t¨² no est¨¢s bien, no est¨¢s bien con nadie. Digo ¡°que os follen¡± a la gente que trata de meterte prisa, de decirte lo que tienes que hacer, de juzgarte desde el lugar donde est¨¢n ellos y, sobre todo, a quien te recuerda que te ha echado una mano y le debes cosas, a esos que les follen. La empat¨ªa es que, con todo esto, he aprendido a que, en cuanto uno de los m¨ªos se tambalea un poco o hace algo raro, corro a ver si est¨¢ todo ok inmediatamente. No pierdes nada pregunt¨¢ndole a alguien si est¨¢ bien.
A eso todos decimos que s¨ª.
Pero t¨² sabes que te mienten. Lo sabemos todos, pero fingimos. Lo que pasa es que no quieres descubrir nada m¨¢s, pero los dos sabemos que est¨¢s mal. Nos cuesta. A m¨ª, ahora, no me cuesta.
?Se ha vuelto altruista?
No s¨¦ si es la palabra. Pero me he convertido en alguien extremadamente impaciente por compartir cosas que me sirven si creo que puedo ayudar a otros. La locura me ha hecho mejor persona.
?Es un camino de perfecci¨®n?
He hecho un ejercicio de reconstrucci¨®n consciente de mi personalidad. Ahora decido qu¨¦ cosas quiero incluir y cu¨¢les no. Se lo recomiendo a todo el mundo. Es un ejercicio duro, pero eficaz.
?Se est¨¢ haciendo a su gusto?
Me estoy haciendo de puta madre, no te enga?o. Es como un puto videojuego. Me estoy haciendo una nueva skin, que dicen los chavales.
?Y qu¨¦ hace con las cosas que no le gustaban de usted?
Empiezas a cambiarlas, cada vez m¨¢s. Esto no es de la noche a la ma?ana. Hay d¨ªas que son una puta mierda. Pero ahora soy lo suficientemente consciente para irme a dormir enfadado, pero sabiendo que nada es para tanto.
?Ha mutado de ?ngel en ¨¢ngel, con min¨²sculas?
Hostia, no pongas ese titular. Si digo que me estoy haciendo un ¨¢ngel, me internan otra vez. Nunca he sido un mal tipo, pero muy probablemente ahora soy mejor.
?Se gusta m¨¢s ahora?
Much¨ªsimo, d¨®nde va a parar. Me gustar¨ªa ir a ver al de antes, abofetearle y decirle: mira en lo que me estoy convirtiendo, imb¨¦cil.
?C¨®mo era antes?
Antes de estar loco era imb¨¦cil.
?Y ahora?
Maravilloso, un puto ser de luz. Hab¨¦is puesto focos para el v¨ªdeo, pero no hac¨ªa falta.
?Qu¨¦ ve ahora en los ojos de los otros? ?L¨¢stima, curiosidad, ¡®yuyu¡¯?
Hostia, me vuelvo a arriesgar a que me internen otra vez, pero lo voy a decir: veo si me est¨¢n diciendo la verdad o no, lo noto, es algo f¨ªsico.
Podr¨ªa trabajar como pol¨ªgrafo.
Podr¨ªa, pero saldr¨ªa car¨ªsimo, tambi¨¦n te digo.
En su noticiero digital clava la actualidad diaria en dos minutos hablando a todo trapo. ?Tiene un metr¨®nomo dentro?
Absolutamente. Mira, eso s¨ª que me lo ha dado mi movida: el valor del tiempo. Antes no entend¨ªa la frase ¡®el tiempo es oro¡¯. Ahora, de repente, s¨ª.
Muchos de quienes lo ven podr¨ªan ser sus hijos. ?V¨¦rtigo?
Qu¨¦ va, estoy fascinado con los chavales: nos llevan una ventaja que, como no entendemos, nos da rabia.
?Rencor generacional?
Mi rencor generacional es con mi propia generaci¨®n, por tontos, porque no son capaces de bajar el diferencial de los prejuicios y ver que los chicos y chicas tienen unas herramientas que nosotros no tenemos.
Al final no hemos hablado de sus abusos... digo de drogas.
?Tienes?
Igual alg¨²n Lexatin o Lorazepam en el bolso.
No me interesa. Con eso te relajas, o duermes, pero te levantas muy cansado. Si puedes evitarlas, mejor.
?Cu¨¢les le interesan?
El ¨¦xtasis te lleva a un sitio muy extra?o, mucho. Pero eso no quiere decir que lo recomiende, por lo menos delante de la c¨¢mara.
?Legalizar¨ªa la marihuana?
Por supuesto. Yo ahora no tomar¨¦ drogas, porque a m¨ª se me han torcido. Probablemente, fueron la gota que colm¨® mi vaso, s¨ª. Pero si llego a saber que esto pasa, y que, usadas con moderaci¨®n, no, igual no me hubiera pasado.
Clarividencia, control, omnisciencia, hablar con muertos, descifrar el universo¡ Leyendo su libro, casi dan ganas de estar loco.
S¨ª, me lo han dicho. Echo de menos algunas cosas de estarlo. Algunas sensaciones que, si no has tenido antes, no sabes a qu¨¦ me refiero, porque para m¨ª, entonces, eran reales, absolutamente reales. Pero s¨ª puedes disfrutar de algunas cosas de forma mucho m¨¢s intensa. Tiene que ver con abrir la mente. Jugar a sentir m¨¢s. Imag¨ªnate ponerte unos cascos, vaciar la cabeza y prestar atenci¨®n milim¨¦trica a esa canci¨®n. La emoci¨®n es totalmente distinta. Te doy mi palabra. Pero para eso hay que apagar muchos diferenciales que tenemos encendidos.
?Se puede ser un ¡®exloco¡¯?
M¨¢s que exloco, soy un nuevo cuerdo. S¨ª, eso es lo que soy: un neocuerdo.
VOCES DE ALARMA
Hace cuatro años, Ángel Martín (Barcelona, 44 años) no solo oía voces, sino que veía señales en todo lo que le rodeaba y vivía en varios mundos y tiempos a la vez. No se lo inventaba, asegura. Eran sensaciones tan reales como las delirantes frases y fotos que publicó aquellos días en redes sociales. Su novia, la actriz Eva Fernández, fue quien dio la voz de alarma y logró llevarlo a un hospital psiquiátrico, donde pasó 10 días ingresado por un brote psicótico desencadenado, según los médicos, por el abuso de drogas y la depresión previa. Hoy, el comunicador publica Por si las voces vuelven, un libro donde narra, sin victimismo ni sensiblería ni morbo, qué se le pasaba por la cabeza en aquella época, y el posterior y difícil proceso que le ha llevado a ser "más que un exloco, un neocuerdo".
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