¡®Enrique y Meghan, el documental¡¯: citas en Londres y Botsuana, reverencias a Isabel II y Diana como referente
Las revelaciones y detalles sobre el romance y el compromiso del pr¨ªncipe y la exactriz, marcados por la persecuci¨®n de los paparazis y la raza de Markle, son el epicentro de los tres primeros cap¨ªtulos de su docuserie de Netflix
A las nueve en punto de la ma?ana de este 8 de diciembre, Netflix soltaba una de sus grandes bombas de la temporada: la esperada serie documental sobre el pr¨ªncipe Enrique de Inglaterra y su esposa, Meghan Markle. Promet¨ªa ser la versi¨®n propia de los hechos contados y manidos hasta la saciedad en los ¨²ltimos cinco a?os: noviazgo, compromiso, boda, hijos, problemas, salida de la familia real brit¨¢nica y b¨²squ...
A las nueve en punto de la ma?ana de este 8 de diciembre, Netflix soltaba una de sus grandes bombas de la temporada: la esperada serie documental sobre el pr¨ªncipe Enrique de Inglaterra y su esposa, Meghan Markle. Promet¨ªa ser la versi¨®n propia de los hechos contados y manidos hasta la saciedad en los ¨²ltimos cinco a?os: noviazgo, compromiso, boda, hijos, problemas, salida de la familia real brit¨¢nica y b¨²squeda de su propio camino. Y as¨ª es, al menos en los tres primeros episodios (los tres ¨²ltimos se podr¨¢n ver el jueves 15), que llegan hasta el d¨ªa anterior al enlace de la pareja, celebrado en el castillo de Windsor el 19 de mayo de 2018.
Pero, como toda versi¨®n propia, la de Enrique y Meghan es tambi¨¦n un relato maniqueo de los hechos. Nada m¨¢s arrancar el documental, dos carteles: ¡°Esta es una versi¨®n de primera mano de la historia de Enrique y Meghan, contada con un archivo personal nunca antes visto. Todas las entrevistas se completaron en agosto de 2022¡±. Algo que deja ver, de forma poco sutil, que la reina Isabel II, cabeza de la familia real brit¨¢nica y abuela de Enrique, a¨²n estaba viva cuando acab¨® el metraje. Y un segundo cartel: ¡°Los miembros de la familia real declinaron comentar el contenido de este documental¡±. Aqu¨ª quienes hablan son Enrique y Meghan y su tropa. Fin.
Una docena de invitados desfilan por la docuserie: amigos de ambos, el agente de Markle cuando era actriz, miembros de su fundaci¨®n, periodistas y autores especializados en la familia real (pocos, dadas las directas cr¨ªticas a la prensa brit¨¢nica de los protagonistas), la tenista Serena Williams e incluso, y por primera vez, Doria Ragland, madre de Markle. Todos ellos est¨¢n ah¨ª para dar soporte a la historia, a la narrativa de la pareja, en la que sientan las bases para lo que vendr¨¢ despu¨¦s: los motivos de su marcha, de su salida como miembros activos de la familia Windsor. Pero primero tienen que explicarse. ?C¨®mo se conocieron? ?C¨®mo pudo fraguarse en secreto una relaci¨®n tan medi¨¢tica? ?Cu¨¢les fueron las reacciones de sus familias? ?C¨®mo fue la llegada de una actriz estadounidense a una familia real con mil a?os de historia?
Sin grandes revelaciones, pero siempre con el l¨®gico inter¨¦s que suscita que la historia la cuenten los propios protagonistas, esas preguntas tienen respuesta a lo largo de los tres cap¨ªtulos ¡ªde casi una hora de duraci¨®n cada uno¡ª. Pero siempre marcadas por dos elementos ¨ªntimamente ligados que, como queda meridianamente claro, se convierten muy r¨¢pido en los pilares de su relaci¨®n: el primero, la persecuci¨®n de ambos y especialmente de Markle por parte de la prensa sensacionalista; y, segundo, la importancia de la raza, en concreto de que ella sea mestiza (como se la denomina en el metraje), hija de un hombre blanco y una mujer negra. Esas dos claves marcan los tres primeros cap¨ªtulos (todos ellos, por cierto, sin t¨ªtulo), que desvelan estas curiosidades.
[Atenci¨®n: a partir de este punto hay spoilers sobre la serie documental de Netflix ¡®Enrique y Meghan¡¯]
Primer cap¨ªtulo: De ¡°Nos conocimos por Instagram¡± a ¡°Mi madre tom¨® decisiones con el coraz¨®n y yo soy hijo de mi madre¡±
El primer cap¨ªtulo es, quiz¨¢, el m¨¢s revelador y, sobre todo, personal de los tres emitidos hasta ahora por Netflix. Hay mucho metraje casero, im¨¢genes privadas de los duques de Sussex, de sus inicios como pareja, de sus encuentros secretos. Pero tambi¨¦n se sabe, nada m¨¢s empezar, que el embri¨®n de este futuro documental comenz¨® a gestarse incluso antes de que se marcharan de forma definitiva de la familia real, el 31 de marzo de 2020, tras su ¨²ltimo acto junto a ellos, el d¨ªa 9 de ese mes. Las primeras im¨¢genes est¨¢n tomadas en la terminal VIP del aeropuerto de Heathrow, en Londres, junto a un no poco ir¨®nico cartel de ¡°Salidas¡±, y en ellas Enrique se graba en vertical con su propio tel¨¦fono, sin tener muy claro qu¨¦ d¨ªa es, contando que llevan dos semanas finiquitando sus compromisos con la realeza. Ni siquiera se hab¨ªan marchado y ya empezaban a acumular (por sugerencia de ¡°un amigo¡±, afirman: ¡°Ahora tal vez no tenga sentido pero alg¨²n d¨ªa lo tendr¨¢¡±) ese archivo personal que tanto se anuncia en el arranque del episodio. Tras ello, una frase que ya llam¨® la atenci¨®n en el tr¨¢iler: ¡°Es duro mirar hacia atr¨¢s y pensar ?qu¨¦ diablos pas¨®? ?C¨®mo hemos acabado aqu¨ª?¡±.
Esas frases potentes se suceden al principio del metraje, desde ¡°Mi trabajo es mantener a mi familia a salvo¡± de Enrique, donde habla del supuesto ¡°odio suscitado estos tres a?os contra¡± su ¡°esposa e hijo¡±, a Markle afirmando: ¡°Solo quiero que todo esto pase ya¡±. O Enrique con: ¡°Es mi deber destapar la explotaci¨®n y los sobornos de los medios. No es solo nuestra historia, es algo m¨¢s grande. Nadie sabe toda la verdad. Nosotros sabemos la verdad. La instituci¨®n lo sabe y la prensa lo sabe¡±. Como adelanto: esa nebulosa verdad no queda clara en esos tres cap¨ªtulos. Pero ellos quieren contarla: ¡°No voy a decir que me sienta c¨®moda, pero cuando la gente no tiene ni idea de qui¨¦n eres durante tanto tiempo es muy agradable tener la oportunidad de que sepan qui¨¦n eres¡±, asegura Markle.
A partir de esa introducci¨®n de suspense y promesas por ahora poco desveladas (?cual es esa verdad?), empiezan a contar su historia de amor, que ¡°solo acaba de empezar¡±, seg¨²n el pr¨ªncipe, y donde los dos pusieron patas arriba sus mundos por estar juntos, asegura. ¡°Ella sacrific¨® todo lo que conoc¨ªa, la libertad, para unirse a mi mundo. Yo sacrifiqu¨¦ todo lo que ten¨ªa para unirme a su mundo¡±.
No fue exactamente una cita a ciegas concertada por una amiga lo que les uni¨®. Cuenta Markle que, en julio de 2016, hab¨ªa renovado su contrato con la serie Suits (La clave del ¨¦xito en Espa?a, disponible en Netlix) por otra temporada, llevaba soltera ¡°un par de meses¡± y quer¨ªa viajar y disfrutar de sus amistades. Pero una noche, una amiga le escribi¨® un correo y le cont¨® que, a trav¨¦s de su cuenta de Instagram, el pr¨ªncipe Enrique de Inglaterra hab¨ªa visto un v¨ªdeo de ella con Meghan donde ambas sal¨ªa con un filtro de Snapchat con orejas de perrito. Las im¨¢genes le llamaron la atenci¨®n y le pidi¨® conocerla. Markle asegura que no ten¨ªa claro qui¨¦n era ese tal pr¨ªncipe pero que no lo busca en Google (como luego contar¨¢ que s¨ª busc¨® desde el himno brit¨¢nico hasta c¨®mo vestirse), sino que mira su perfil. A partir de ah¨ª, se intercambian tel¨¦fonos y quedan, al estar ella en Londres para acudir a un partido de tenis del torneo de Wimbledon. Se ven para tomar algo en el Soho. ?l llega muy tarde y agobiado. Se lo pasan genial. Pero ella decide irse cuando llevan solo una hora... aunque le escribe poco despu¨¦s para verse al d¨ªa siguiente. Cenan juntos, en el mismo sitio. Ahora quien llega tarde (solo un poco) es ella. ¡°Ven¨ªa de Wimbledon toda emperifollada, quer¨ªa darme una ducha y ponerme c¨®moda y ser yo misma¡±, asegura. Y de ah¨ª sale su primera foto juntos, que, por supuesto, muestra el documental.
En este cap¨ªtulo Enrique hace una reflexion interesante sobre c¨®mo en la familia real ¡°sobre todo en los hombres, puede existir la tentaci¨®n o el impulso de casarse con alguien que encaje en el molde¡±, con alguien elegido por conveniencia m¨¢s que por amor, algo que ¨¦l vivi¨® en sus propias carnes con sus padres y de lo que quiso escapar tras el ejemplo de Diana. ¡°Mi madre tom¨® decisiones con el coraz¨®n y yo soy hijo de mi madre¡±, afirma sobre la difunta princesa, de quien asegura que era muy protector pero que tiene ¡°pocos recuerdos¡± y con quien a menudo se le compara. Como ya ha afirmado en mas ocasiones, ¨¦l no quer¨ªa que con su pareja ¡°la historia se repitiera¡±, sobre todo en cuanto a esa persecuci¨®n de los paparazis que le acompa?¨® desde ni?o.
Enrique cuenta que ?frica, sus largas temporadas en Lesoto o Botsuana colaborando con ONG (lleg¨® a fundar una, Sentebale), le curtieron e hicieron madurar. Y que por eso decidi¨® llevar all¨ª a Markle muy pronto, ese mismo verano de 2016. ¡°La he visto dos veces y vamos a estar cinco d¨ªas en una tienda de campa?a. ?Y si no nos gustamos?¡±, cuenta Enrique en tono jocoso. ¡°Era la primera vez que nos ve¨ªamos en un mes. Ten¨ªamos que conocernos antes que el mundo y los medios. Nos sentimos bien y normales. No hab¨ªa cobertura, no hab¨ªa ba?o. Nos atra¨ªamos ?c¨®mo ¨ªbamos hacer que funcionara?¡±, plantea Markle.
Desde entonces, el romance sigue, y su intencion es mantenerlo privado, como un gran secreto. Decidieron verse cada dos semanas, sobre todo con viajes a Londres por parte de la actriz, que se alojaba en el palacio de Kensington. En un par de meses ya estaba integrada y conoc¨ªa a Eugenia de York y a su entonces novio, Jack Brooksbank. Pero el cap¨ªtulo cierra, c¨®mo no, en alto: ¡°Fui un ingenuo. No sab¨ªa en lo que me estaba metiendo. Todo cambi¨®¡±.
Segundo cap¨ªtulo: De ¡°?Merece la pena pasar por eso?¡± a ¡°Mis hijos son mestizos y estoy orgulloso de ello¡±
Los paparazis empiezan a estar cada vez m¨¢s presentes en el relato de la pareja, porque su romance ya se hace p¨²blico. De hecho, Enrique arranca justific¨¢ndose, explicando lo que puede ser un sentir popular: ¡°Mucha gente piensa: ¡®Tienen un problema con los paparazis¡¯. Cuando viv¨ªa mi madre era un problema f¨ªsico. Ver c¨®mo otra mujer que quiero tiene que pasar por ese frenes¨ª que se retroalimenta es duro. B¨¢sicamente es el cazador contra la presa¡±.
Tambi¨¦n hay ciertas versiones contradictorias, porque si antes hablaban de mantener el romance cerrado al mundo ahora Markle afirma que el hecho de que se hiciera p¨²blico fue ¡°un tremendo alivio¡±. R¨¢pidamente, dice, se dio cuenta de que no era tan f¨¢cil: el primer d¨ªa postanuncio salud¨® sonriente a los fot¨®grafos que la esperaban. Enrique le advirti¨®: ¡°No puedes hablar con ellos, aqu¨ª la gente se cree que te encanta¡±. ¡°Parec¨ªa que todos los medios del Reino Unido hab¨ªan venido a Toronto¡±, cuenta ella, con aparente incredulidad, explicando c¨®mo la prensa empez¨® a sacar sus trapos sucios y a contar intimidades que, al parecer, el pr¨ªncipe desconoc¨ªa. ¡°Todav¨ªa nos est¨¢bamos conociendo. Eso acelera la curva de aprendizaje¡±, afirma, con sonrisa triste, la exactriz.
Tiene gran peso en el cap¨ªtulo un testimonio esencial y hasta ahora no escuchado: el de Doria Ragland, la madre de Meghan Markle. ¡°Estoy lista para contar lo que he vivido como su madre¡±, afirma ella, personaje clave del documental a quien se ve acompa?ando a su hija en algunos actos (como, por ejemplo, en una visita a su antigua escuela, donde la duquesa se define como ¡°no la guapa, la empollona¡±), a la pareja en eventos y hablando en muchas ocasiones a c¨¢mara.
Entonces aparece la cuesti¨®n racial. Markle asegura: ¡°La gente es consciente de mi raza porque en el Reino Unido se le dio importancia, pero en general no se le daba¡±, y su madre, arrepentida, afirma que le gustar¨ªa ¡°volver atr¨¢s y darle importancia¡±, mantener una conversaci¨®n con su hija acerca de ello, porque vio claro que iba a ser un problema en su inclusi¨®n en los Windsor y en la sociedad brit¨¢nica. El hijo menor de Carlos III tambi¨¦n lo vio pronto, cuando empez¨® la persecuci¨®n de Markle por parte de la prensa: ¡°La mayor parte de mi familia hab¨ªa pasado por eso. Es como un rito de iniciaci¨®n. Todos me dec¨ªan: ¡®Mi mujer ha pasado por esto antes, ?por qu¨¦ iba a ser diferente con tu novia? ?Por qu¨¦ habr¨ªa que protegerla?¡¯. La diferencia, les dec¨ªa, es la raza¡±. Por eso, ocho d¨ªas despu¨¦s de hacerse p¨²blica su relaci¨®n, ¨¦l decidi¨® lanzar un comunicado donde denunciaba un acoso constante te?ido de racismo y ped¨ªa protecci¨®n para ella.
El propio Enrique se sorprende por el trato profesado a Markle por su raza, pese a que asegura que ¡°pensaba que ten¨ªa conciencia de la vida, de los problemas¡±, y asegura sobre sus dos hijos, Archie y Lilibet: ¡°Mis hijos son mestizos y estoy orgulloso de ello. Cuando me digan: ¡®?Qu¨¦ hiciste?¡¯, quiero darles una respuesta¡±. Adem¨¢s, afirma que para ¨¦l ¡°es una responsabilidad hacer el mundo mejor¡± y ¡°no repetir los errores de nuestros padres: los ni?os de padres divorciados tienen algo en com¨²n¡±.
Markle cuenta tambi¨¦n los inicios de esa relaci¨®n que ya empezaba a hacerse p¨²blica, y c¨®mo ¡°todo cambi¨® para mal¡± en muchos aspectos: en su trabajo, a la hora de necesitar protecci¨®n constante, en el acoso de la prensa a sus amigos. ¡°Si hubiera seis hombres adultos durmiendo en coches alrededor de su casa, ?no ser¨ªa acoso?¡¯, preguntaba yo. ¡®No podemos hacer nada por qui¨¦n es su pareja¡±, le respond¨ªan. Tuvo que contar con seguridad especial, le llegaban cartas sospechosas. Entonces aparece la inevitable pregunta con su tambi¨¦n inevitable respuesta: ¡°?Merece la pena pasar por eso?¡±. Intentaron tirar de muchas visitas, videollamadas, vuelos transoce¨¢nicos y humor.
Las visitas de Markle al Reino Unido se hicieron frecuentes y tuvo sus primeros encuentros con la familia de su novio pero siempre, cuenta ella, desde el desconocimiento. ¡°Ahora s¨¦ mucho, pero me alegro de que entonces no¡±, asegura. ¡°Vinieron Guillermo y Kate a cenar y yo iba descalza y en vaqueros¡±, relata sobre la primera cena con sus entonces futuros cu?ados. ¡°Supongo que r¨¢pidamente entend¨ª que la formalidad del exterior contin¨²a en el interior¡±. Antes de conocer al hermano de Enrique de Inglaterra y su esposa, tuvo un encuentro con Isabel II, que tambi¨¦n se toma a broma, con total ligereza y un desconocimiento de los hechos sorprendente. ¡°Sabes hacer una reverencia, ?no?¡¯, me dijeron. Pens¨¦ que era un chiste¡±, r¨ªe. ¡°?C¨®mo explicas que te inclinas ante tu abuela, que le haces una reverencia? Y especialmente a una estadounidense¡±, argumenta Enrique, mientras ella gesticula inclin¨¢ndose de forma burlona. ¡°Eugenia, Jack y Fergie [Sarah Ferguson] me dijeron: ¡®Lo has hecho muy bien¡±. La familia real brit¨¢nica, seg¨²n la versi¨®n de Enrique, pens¨® que ¡°salir con una actriz americana nubl¨® su juicio¡± y que no durar¨ªa.
Pero ¨¦l vio que ella era ¡°perfecta para el papel¡± y, tras pedirle permiso a su abuela, le propuso matrimonio. Lo celebraron con una fiesta de disfraces con amigos. Y el cap¨ªtulo, de nuevo, acaba en alto: ¡°Todav¨ªa me cre¨ªa lo que me dec¨ªan. La promesa de ¡®Cuando te cases ir¨¢ mejor, cuanto se acostumbren a ti ir¨¢ mejor¡¯. Hiciera lo que hiciera, iban a encontra la manera de destruirme¡±.
Tercer cap¨ªtulo: De ¡°telerrealidad orquestada¡± a ¡° ?Te acuerdas de ¡®Princesa por sorpresa¡¯?¡±
En noviembre de 2017 llega el compromiso ante los medios y una posterior entrevista (l¨®gicamente pactada), a la que Markle se refiere como ¡°telerrealidad orquestada¡±. ¡°Estaba ensayado. Estuvimos con la prensa, nos quitamos el abrigo y empezamos. No nos permitieron contar nuestra historia. Por eso estamos aqu¨ª¡±. Llegan los primeros actos con la familia real y el primer pase¨ªllo ante ciudadanos y medios de comunicaci¨®n para ella, que se muestra absolutamente ingenua y desorientada sobre qu¨¦ ponerse, explicando que se hab¨ªa comprado la ropa para el evento por internet, por ejemplo.
El cap¨ªtulo deja revelaciones interesantes. Por un lado, una relativamente conocida en el Reino Unido pero no tanto fuera: el acuerdo t¨¢cito de la familia real con la prensa, la llamada Royal Rota, por la que los tabloides ¡°tienen un contrato verbal por el que la familia real est¨¢ disponible para los medios. Sienten que tienen un deber con los lectores de sacar sus vidas privadas¡±. ¡°Esta familia es nuestra, este trauma es nuestro, nosotros la controlamos¡±, cuenta Enrique. ¡°Tienes que entrar en el juego o se publicar¨¢n cosas malas de ti. Es un negocio despiadado. Con Meghan no hab¨ªa l¨ªmites¡±.
Por otro, se habla de la escasa (no mala, seg¨²n ella) relaci¨®n de Markle con su medio hermana Samantha, a la que apenas conoce, afirma. En cambio, s¨ª tiene buena relaci¨®n con la hija de esta (de la que Samantha perdi¨® la custodia a los dos a?os; la ni?a fue criada por sus abuelos), Ashleigh. De hecho, la propia Ashleigh ¡ªpersonaje hasta ahora desconocido¡ª aparece explicando c¨®mo, pese a ser buenas amigas, la pareja no pudo invitarla a su boda porque tampoco iban a invitar a Samantha y no iba a entenderse que fuera la hija y no la madre.
Tambi¨¦n la familia real cobra protagonismo en este tercer cap¨ªtulo. Markle afirma que tras sus primeras navidades la percepci¨®n fue muy buena: ¡°Es incre¨ªble, una gran familia, lo que siempre he querido¡±. Enrique no niega que hubiera sesgos racistas, tambi¨¦n en ¨¦l, pero les resta gravedad: ¡°No son culpa de nadie, pero aprendes, es un trabajo en progreso constante para todos, incluido yo¡±. De hecho, habla sobre aquel comentado incidente de enero de 2005 donde se puso un uniforme nazi: ¡°Uno de los mayores errores de mi vida. Me sent¨ª muy avergonzado¡±. Para ¨¦l, fueron sus 10 a?os en el ej¨¦rcito los que le ayudaron a ¡°madurar bastante¡± y a crear ¡°una segunda familia¡±.
Pero Meghan se centra en la principal, en la familia real, donde empez¨® a hablar de feminismo, o del MeToo en actos p¨²blicos. ¡°No sab¨ªa que era tab¨²¡±, afirma sorprendida. ¡°Sab¨ªa que hab¨ªa un protocolo para hacer cosas. ?Te acuerdas de Princesa por sorpresa de Anne Hathaway? No hay clases ni nadie que te diga: ¡®Si¨¦ntate as¨ª, usa ese tenedor, no hagas esto, as¨ª son las reverencias, usa este sombrero¡¯. Tuve que aprender mucho. Incluido el himno nacional. Me sentaba y practicaba y practicaba¡±. Y para eso, dice, lo buscaba en Google. Cuenta que nadie le ense?¨® a vestir pero que prefiri¨® no usar ¡°ropa colorida¡±. ¡°Era todo premeditado, seg¨²n tengo entendido no puedes llevar el mismo color que la reina o que el resto de la familia. ?Qu¨¦ no llevan? Camel, beis, blanco. Eso hice, para que no pareciera que quer¨ªa destacar. No quiero avergonzar a nadie¡±. Entonces, asegura comenz¨® su aislamiento.
El final del cap¨ªtulo retrata la ruptura de relaciones con su padre, que acept¨® dinero por posar en unas fotos manipuladas para unos paparazis a escasos d¨ªas de su boda. Doria Ragland se muestra ¡°anonadada de que Tom formara parte de este circo. Como padre eso no se hace¡±. Y Markle expresa su decepci¨®n: ¡°No me quiso contestar al tel¨¦fono pero habl¨® con [el medio de cotilleos] TMZ. Me enter¨¦ de que no va a venir a la boda por los tabloides. Y luego me dijeron que est¨¢ en el hospital¡±. Su padre sufri¨® un infarto y no le respondi¨® al tel¨¦fono. Y no acudi¨® su boda. Pero eso podr¨¢ verse en los tres siguientes cap¨ªtulos.