Quiz¨¢ Leo Messi ignore a Salt Bae, pero el resto del mundo no puede dejar de mirarlo
El cocinero turco se hizo viral despu¨¦s de pedir insistentemente una foto al futbolista argentino. Es la ¨²ltima noticia que ha generado este empresario, fuente inagotable de contenidos y que ha sabido rentabilizar el meme como nadie antes supo hacerlo
La segunda vez que Salt Bae se hizo viral fue por un asunto bochornoso. Quiz¨¢ ten¨ªa en mente las lucrativas consecuencias de la primera, porque no pareci¨® importarle demasiado. Sucedi¨® hace unos d¨ªas, cuando, tras la victoria de la selecci¨®n argentina en el Mundial, este medi¨¢tico cocinero turco ¡ªcuyo nombre de pila es Nusret G?k?e¡ª salt¨® al campo de f¨²tbol dispuesto a conseguir un selfi con los protagonistas. Y lo logr¨®. G?k?e se hizo con la...
La segunda vez que Salt Bae se hizo viral fue por un asunto bochornoso. Quiz¨¢ ten¨ªa en mente las lucrativas consecuencias de la primera, porque no pareci¨® importarle demasiado. Sucedi¨® hace unos d¨ªas, cuando, tras la victoria de la selecci¨®n argentina en el Mundial, este medi¨¢tico cocinero turco ¡ªcuyo nombre de pila es Nusret G?k?e¡ª salt¨® al campo de f¨²tbol dispuesto a conseguir un selfi con los protagonistas. Y lo logr¨®. G?k?e se hizo con la foto y la viralidad pretendida, pero no por los motivos que esperaba. En un v¨ªdeo que acumula 16 millones de reproducciones, se le ve acosando a Leo Messi, suplicando a base de agarrones una foto ante la evidente incomodidad del futbolista, que estaba intentando hablar con su familia y amigos. En otro v¨ªdeo se le puede ver junto a otros jugadores argentinos posando con acartonadas sonrisas mientras llevan a cabo un educado e inc¨®modo forcejeo por agarrar el trofeo.
Salt Bae se convirti¨® en tendencia en Twitter entonces porque sus videos mostraban las costuras de la viralidad, las miserias que esconde la foto perfecta, aquella capaz de acumular miles de Me gusta. M¨¢s que un empresario gastron¨®mico de fama mundial, con 20 restaurantes y 50 millones de seguidores en Instagram, parec¨ªa un jornalero del engagement, un Mocito feliz ansioso por abrirse un sitio a codazos para salir en la foto. Pero esto no va de selfis, ni siquiera va de fama. Esto va de c¨®mo ambos se pueden convertir en dinero.
La primera vez que G?k?e se hizo viral fue por un gesto rid¨ªculo. El 7 de enero de 2017, la cuenta de Twitter de su restaurante public¨® un v¨ªdeo en el que el chef aparec¨ªa echando sal a un filete con un movimiento abracadabrante. El v¨ªdeo acumul¨® m¨¢s de 10 millones de reproducciones en Instagram y su protagonista fue bautizado como Salt Bae (algo as¨ª como cari?ito de la sal en ingl¨¦s).
Lejos de esconderse y esperar a que la tormenta arreciara, G?k?e se subi¨® en la ola de la viralidad y supo surfearla con clase. Se apropi¨® del mote despectivo que internet le hab¨ªa dado y se lanz¨® a publicar cientos de fotos y v¨ªdeos repitiendo el gesto. Los famosos empezaron a visitar su restaurante de Londres y el chef publicaba v¨ªdeos junto a ellos. Leonardo DiCaprio fue uno de los primeros, pero por sus mesas tambi¨¦n pasaron David Beckham, Naomi Campbell, Rihanna, P. Diddy o incluso Nicol¨¢s Maduro. A todos ellos les hac¨ªa su gesto, lanzando una fina lluvia de sal sobre el filete. Despu¨¦s se dedic¨® a buscar nuevo contenido para las redes. Empez¨® contando su historia.
Nusret G?k?e naci¨® en 1983 en el seno de una familia pobre de Turqu¨ªa. Tuvo que abandonar sus estudios siendo apenas un ni?o, para echar una mano en casa. A los 14 a?os empez¨® a trabajar como asistente de cocina de un carnicero para poder ganar algo de dinero. Despu¨¦s viaj¨® por el mundo para aprender todos los secretos de la carne. A los 27 a?os, con sus ahorros, puso en marcha un peque?o restaurante. Hoy en d¨ªa, es uno de los chefs m¨¢s famosos del mundo. La prensa turca le estima una fortuna valorada en 50 millones de d¨®lares (similar al cambio en euros). Parte de ellos provienen de la cadena de 20 restaurantes, de la cual es chef, imagen y propietario al 25% del total. Es el relato perfecto, el que encaja como zapato de cristal en el marco mental del sue?o americano, el que consigue Me gustas en las redes sociales y portadas en las revistas.
Cuando su historia ya estaba muy contada, G?k?e cambi¨® la sal por el oro. Pas¨® su men¨² por un tamiz dorado y empez¨® a inflar los precios. As¨ª a?adi¨® nuevos platos a sus cartas como el chulet¨®n Tomahawk ba?ado en oro por unas 600 libras (683 euros al cambio) o el Golden capuccino por 50 (56 euros). La idea era seguir generando contenido para redes y lo consigui¨®.
Seg¨²n una investigaci¨®n de 2018 de The Outline, el meme promedio tiene una vida ¨²til de cuatro meses. Salt Bae lleva explotando el suyo seis a?os. Supo hackearlo y convertirlo en una provechosa forma de vida. Protagonistas de im¨¢genes virales como Succesful kid o Disaster girl no han sabido sacar r¨¦dito a la fama viral, m¨¢s all¨¢ de vender en formato NFT la imagen con la que se hicieron famosos; pero G?k?e ha creado todo un imperio sobre esa imagen.
¡°Salt Bae es diferente, no porque su fama no sea fruto de la casualidad (lo es), sino porque la ha convertido en toda una experiencia gastron¨®mica, construida para servir contenidos¡±, explicaba la revista Wired el a?o pasado en un art¨ªculo en el que se preguntaba c¨®mo este cocinero turco se hab¨ªa convertido en un pozo sin fondo de noticias. En la semana anterior a su publicaci¨®n se escribieron 149 art¨ªculos sobre ¨¦l en internet. Y no porque hubiera pasado nada fuera de lo com¨²n. Salt Bae vende y los tabloides brit¨¢nicos lo saben. Por eso escriben temas como ¡°Los comensales del restaurante de Salt Bae se quejan de que su comida est¨¢ demasiado SALADA¡±, ¡°Esto no es un simulacro: Salt Bae est¨¢ en el parque dando de comer a las palomas¡± o ¡°Salt Bae est¨¢ irreconocible en la foto de un amigo antes de la fama¡±.
G?k?e sabe que para su negocio es tan importante alimentar a sus clientes como al algoritmo. Por eso replica todas las noticias que se escriben sobre ¨¦l ¡ªbuenas, malas y regulares¡ª en su perfil de Instagram. Pero la relaci¨®n es simbi¨®tica y ¨¦l tambi¨¦n sabe c¨®mo dar contenido a los medios. Despu¨¦s de las fotos con famosos y los filetes dorados llegaron las cuentas estratosf¨¦ricas. Bae las publica con cierta asiduidad, consciente de que lo que para muchos es escandaloso, para ¨¦l es publicidad gratis. La ¨²ltima fue hace unas semanas, cuando el piloto alem¨¢n Sebastian Vettel celebr¨® su retirada de la F¨®rmula 1 con una cena en uno de los restaurantes de la cadena de G?k?e junto a la plana mayor de las pistas. El chef public¨® la cuenta de la cena: 615.065 d¨ªrhams, que con el cambio actual ascienden a 163.275 euros. La publicaci¨®n concentr¨® cientos de comentarios, mayoritariamente negativos, y cerca de 900.000 Me gustas. Fue un ¨¦xito.
Cuando, el pasado domingo 18 de diciembre, Nusret G?k?e salt¨® al campo, no quer¨ªa una foto con Leo Messi, quer¨ªa contenido. Y lo consigui¨®. Su nombre no ha dejado de sonar en los ¨²ltimos d¨ªas y eso es lo que importa. La viralidad es el lubricante de una maquinaria empresarial que no ha dejado de funcionar desde 2017. Y no va a dejar de hacerlo.
Ayer por la tarde, G?k?e publicaba un nuevo v¨ªdeo. En este se le puede ver conversando animadamente con amigos en uno de sus restaurantes. Uno de los amigos es Leo Messi, que interrumpe la conversaci¨®n del chef ¡ªque tarda unos segundos en volverse hacia el futbolista¡ª y le da, primero la mano y despu¨¦s, un abrazo. El v¨ªdeo es corto, apenas unos segundos, pero dar¨¢ contenido suficiente para las pr¨®ximas semanas. La maquinaria de G?k?e sigue engrasada y a velocidad crucero.