El hilo invisible que conecta la revoluci¨®n folcl¨®rica de Lola Flores y Roc¨ªo Jurado
La apertura de los centros dedicados a las dos divas traza un recorrido de Jerez a Chipiona sobre la moda rupturista con la que ambas modernizaron la escena espa?ola
Lentejuelas, pedrer¨ªas, capas de organza, escotes imposibles y mangas de murci¨¦lago: el Museo de Roc¨ªo Jurado en Chipiona es la deliberada oda al exceso que ella cultiv¨® en su puesta en escena. Pero quiz¨¢s el vestido m¨¢s revolucionario es justo el m¨¢s asc¨¦tico y sin apenas patr¨®n. Aparenta justo lo que es, un traje hecho con una s¨¢bana. La creaci¨®n no fue una improvisaci¨®n moment¨¢nea, aunque haya pasado a la historia como tal, sino un medido acto de protesta. La artista, harta de ...
Lentejuelas, pedrer¨ªas, capas de organza, escotes imposibles y mangas de murci¨¦lago: el Museo de Roc¨ªo Jurado en Chipiona es la deliberada oda al exceso que ella cultiv¨® en su puesta en escena. Pero quiz¨¢s el vestido m¨¢s revolucionario es justo el m¨¢s asc¨¦tico y sin apenas patr¨®n. Aparenta justo lo que es, un traje hecho con una s¨¢bana. La creaci¨®n no fue una improvisaci¨®n moment¨¢nea, aunque haya pasado a la historia como tal, sino un medido acto de protesta. La artista, harta de tanta censura en la televisi¨®n p¨²blica por sus vertiginosas aberturas, cumpli¨® su amenaza de vestirse con una tela enrollada para actuar en 1974. La reivindicaci¨®n feminista en pleno franquismo fue tan vital para su carrera que, tras verla as¨ª en el programa Se?oras y se?ores, el compositor Manuel Alejandro por fin se fij¨® en ella y accedi¨® a escribirle las primeras canciones que acabaron por encumbrarle como ¡°la m¨¢s grande¡±.
El vestido s¨¢bana de La Jurado (Chipiona, 1944 - Alcobendas, 2006) es tan solo un ejemplo del potente power dressing que las folcl¨®ricas espa?olas crearon en torno a su puesta en escena. Como ese hay muchos m¨¢s, decenas, y cada cual con su peque?a historia, separados por los apenas 29 kil¨®metros que distancian el centro de interpretaci¨®n de la chichonera y el Centro Cultural de Lola Flores (Jerez, 1923 - Alcobendas, 1995), abierto en marzo en Jerez de la Frontera. La apertura de ambos espacios en el ¨²ltimo a?o permite descubrir c¨®mo ambas gaditanas se convirtieron en referentes de un empoderamiento feminista que fueron capaces de construir con su vida, su arte y su estilismo en un contexto que no les era proclive. A golpe de estampados animales, dorados brillantes y sensuales dise?os deconstruyeron la imagen de la cl¨¢sica coplera franquista para elevarse a s¨ª mismas a la categor¨ªa de poderosas divas libres. Quiz¨¢s por eso uno de los detalles que m¨¢s sorprenden al ver de cerca las creaciones que lucieron ambas, en sus respectivos museos, es que no eran tan gigantes ¡ªambas, en torno a 1,60 metros¡ª como ellas mismas recrearon en un escenario y sus apariciones p¨²blicas.
¡°Eso es una proyecci¨®n de imagen¡±, avanza la historiadora de la moda Laura Cerrato, que se ha encargado de inventariar el patrimonio textil de Lola Flores, ahora expuesto parcialmente en su museo. Es lo que Antonio Velasco, dise?ador de vestuario de Ana Mena o en Drag Race, define como ser ¡°iconos de Espa?a¡±. ¡°En otros sitios tienen a Cher o Britney [Spears] y nosotros a ellas (¡). Roc¨ªo, Lola, Sara [Montiel] o Marujita [D¨ªaz] tienen algo que es como decir wow¡±, compara el tambi¨¦n coleccionista de moda, que atesora piezas de Marujita o Lina Morgan. En el caso de las gaditanas, Velasco tiene claro que ambas fueron capaces de crear tendencia en maquillaje, ropa o estilo de vida (en los museos de ambas se exponen desde joyas y accesorios hasta el tocador que usaban), gracias a que ¡°hac¨ªan lo que les daba la gana¡±.
Ni siquiera es dif¨ªcil definir el estilo de una y otra que trasmina en los maniqu¨ªes de sus respectivos centros de interpretaci¨®n. Exceso y ¡°barroco¡±, como define Cerrato en el caso de Flores, son adjetivos que encajan bien. Pero hay muchos m¨¢s matices. ¡°Las dos fueron pioneras en los escotaros. Roc¨ªo llevaba mucho m¨¢s vestido ajustado en el escenario y Lola usaba m¨¢s la bata de cola. No hay patr¨®n estil¨ªstico, pero en Espa?a cuando vemos un vestido de Roc¨ªo somos capaces de identificarlo porque visualizamos su forma de cuerpo, su pecho y su cadera. Con Lola, vemos un traje animal print con hombreras y se queda en la memoria. Tiene trajes que mezclan absolutamente todo. Era como un ¡®no me da miedo¡±, define Velasco. El conjunto de vestido verde con lunares, adornado con cadenas y monedas en dorado (firmado por Tom¨¢s Garc¨ªa y Alfonso Mart¨ªnez) que se asoma tras la vitrina del centro de Flores en Jerez da buenas pistas de ello.
Las dos compart¨ªan mucho m¨¢s que amistad y gusto por un exceso que recuerda mucho a la moda italiana de Versace, de la que especialmente La Faraona fue clienta. Las dos interven¨ªan de forma vital en el desarrollo de su propio vestuario esc¨¦nico y de la vida p¨²blica, en este segundo caso, salpicado tambi¨¦n por el recurso del pr¨ºt-¨¤-porter (de Escada, Prada o Chlo¨¦, en el caso de Jurado). ¡°Eran verdaderas artistas, completas. Sab¨ªan lo que quer¨ªan. No eran cantantes que requer¨ªan de estilistas o show rooms que les dijesen qu¨¦ ponerse¡±, apunta Velasco. De ah¨ª que las dos interviniesen de primera mano en la selecci¨®n de tejidos, los vol¨²menes y las formas que quer¨ªan resaltar. Flores incluso se anim¨® a dibujar alguna de esas creaciones, como el frac con el que cant¨® C¨®mo me la maravillar¨ªa yo en 1974, justo en un momento en el que Yves Saint Laurent estaba definiendo el uso traje de chaqueta masculina para la mujer. ¡°Eso es muy moderno¡±, abunda Cerrato.
Roc¨ªo no dibujaba ¡ªprefer¨ªa que sus modistos de cabecera Antonio Ard¨®n y Carlos Arturo Zapata le dibujasen los dise?os con su cara para hacerse a la idea¡ª, pero era muy precisa en lo que quer¨ªa. Antonio de Sardi, t¨¦cnico de turismo de Chipiona y encargado de la catalogaci¨®n de las m¨¢s de 1.000 piezas que su hija, Roc¨ªo Carrasco, ha legado al museo, da m¨¢s pistas: ¡°Quer¨ªa que el vestido en el escenario se moviese solo, tuviese vida propia. Tambi¨¦n que la canci¨®n se reflejase en el vestido¡±. Con esas premisas, crea un universo de capas de organza y mangas de murci¨¦lago que encajan a la perfecci¨®n con la gestualidad que precisan canciones como Se?ora o Como las alas al viento. O concibe un vestido de noche negro con abultado escote de volantes blanco en 1993, que d¨¦cadas despu¨¦s ha sido replicado o base de inspiraci¨®n para firmas como Pronovias.
Aunque para llegar hasta el punto de que su moda les haya trascendido y que artistas como Rosal¨ªa se hayan inspirado en ellas ¡ªah¨ª est¨¢ su gui?o a la bata blanca de Lola Flores de su serie El coraje de vivir en la gala MET de 2021¡ª, ambas atravesaron a?os de b¨²squeda y acomodo. Aunque Flores siempre tuvo claro que lo suyo era m¨¢s el traje ce?ido que la bata de volantes, en sus primeros a?os tira m¨¢s de pr¨ºt-¨¤-porter en el escenario, condicionada por la propia disponibilidad econ¨®mica. Luego, de casas de alta costura y abrigos de vis¨®n que, en los a?os cincuenta y sesenta, proyectasen de ella una imagen ¡°propia de una actriz de Hollywood¡± que se hizo las Am¨¦ricas, como explica Cerrato. ¡°Y al final va adquiriendo m¨¢s libertad, al igual que gestiona sus espect¨¢culos ya ella misma. Se va apropiando m¨¢s de todos sus espect¨¢culos y su imagen¡±, abunda la historiadora.
Y ese proceso de construcci¨®n de su propia imagen no estuvo exento de sobresaltos y luchas. Roc¨ªo luch¨® con todas las armas que pudo frente a la censura franquista que le tapaba sus escotes con flores. A Lola le toc¨® cruzar ese Rubic¨®n, como a muchas otras folcl¨®ricas, cuando intentaban desligarse del sambenito del r¨¦gimen en plena Transici¨®n. ¡°Fue una corriente que tambi¨¦n afect¨® a las casas de alta costura, que cerraron tras perder el apoyo institucional. Est¨¢ claro que el r¨¦gimen se apoy¨® ah¨ª y en las folcl¨®ricas para proyectar una imagen internacional. Pero tambi¨¦n ellas se defienden y en Lola se ve muy claro¡±, explica Cerrato.
Hoy, 40 a?os despu¨¦s de aquella Transici¨®n, la historiadora tiene claro que es tiempo de revisitar todo lo que las folcl¨®ricas fueron capaces de crear, incluida su moda: ¡°Cuando desempolvamos un poco nos podemos asombrar de la modernidad de estas mujeres¡±. Y defiende la necesidad de investigar y difundir a¨²n m¨¢s todo ese universo creativo de las divas patrias. En los almacenes del centro de Chipiona hay sorpresas por descubrir, como el vestido rojo de pedrer¨ªa con el que Jurado estren¨® Se?ora o los miles de perlas que cuajan el vestido blanco en el que De Sardi ahora centra su catalogaci¨®n. ¡°Las folcl¨®ricas eran much¨ªsimo m¨¢s atrevidas que las artistas de hoy. Siguen siendo pioneras¡±, remacha Velasco combativo.