Del costumbrismo al ¡®narcominimalismo¡¯: mapa de la arquitectura vacacional espa?ola
La construcci¨®n de sol y playa en Espa?a ofrece un infinito muestrario de fantas¨ªas (caprichosas interpretaciones de la ilusi¨®n buc¨®lica, vallas blancas copiadas del cine norteamericano o azulejos y rejas de forja). Efectivamente, hay sue?os vacacionales m¨¢s deseables que otros
Lisboa, C¨¢diz, Calpe, Denia, Malta, Santorini y Rodas son lugares deseables y f¨¢cilmente identificables con la idea de un viaje de placer. Durante una visita a una conocida gran superficie de bricolaje y decoraci¨®n descubrimos que, adem¨¢s, dan nombre a varias categor¨ªas de c¨¦sped artificial. Las muestras cuelgan en un expositor para que el potencial cliente ¡ªo el cronista impertinente¡ª pueda verificar sus cualida...
Lisboa, C¨¢diz, Calpe, Denia, Malta, Santorini y Rodas son lugares deseables y f¨¢cilmente identificables con la idea de un viaje de placer. Durante una visita a una conocida gran superficie de bricolaje y decoraci¨®n descubrimos que, adem¨¢s, dan nombre a varias categor¨ªas de c¨¦sped artificial. Las muestras cuelgan en un expositor para que el potencial cliente ¡ªo el cronista impertinente¡ª pueda verificar sus cualidades ¡ªdensidad, altura, resistencia, suavidad y confort¡ª y escoger el que m¨¢s se ajuste a sus necesidades. Con sus hojas de 45 mil¨ªmetros, Calpe es la clase m¨¢s vivaz; Santorini es m¨¢s corto, pero un sutil entreverado de briznas amarillas le da una apariencia m¨¢s natural, casi tranquilizadora.
Junto al surtido de jardines verticales de pl¨¢stico y a una pila de falsas traviesas de ferrocarril, junto a la secci¨®n de cerramientos de parcela ¡ª¡±m¨¢s de 3.000 metros lineales de ocultaci¨®n disponibles en stock¡±, puede leerse en un gran cartel que pende sobre la mercanc¨ªa¡ª, junto a unos somnolientos budas de cemento blanco envejecido y unos mo¨¢is de Pascua acurrucados en desconcertante adem¨¢n rom¨¢ntico, los grandes rollos de c¨¦sped artificial se ofrecen apelando a nuestro imaginario viajero y vacacional. Construimos discutibles para¨ªsos dom¨¦sticos con materiales que toman como referencia, de manera un tanto tortuosa, destinos ic¨®nicos con los que muchos sue?an. Pero ?cu¨¢les son los elementos est¨¦ticos y decorativos de ese imaginario l¨²dico? ?Qu¨¦ entornos propicia cuando tratamos de hacerlo realidad?
Espa?a ofrece un infinito muestrario de estas fantas¨ªas. En los pueblos y en la sierra, el anodino y funcional chal¨¦ de fin de semana de los a?os setenta fue dejando paso a todo tipo de caprichosas interpretaciones de la ilusi¨®n buc¨®lica, versi¨®n democratizada y consumista del lugar ameno: del molino segoviano al chalet alpino, pasando por el cottage ingl¨¦s ¡ªventanas con barrotillos y marco de PVC¡ª, las inspiraciones se acumulan y se enriquecen con importaciones recientes como la valla blanca de estacas. La valla blanca de estacas es un s¨ªmbolo de bienestar adquirido a trav¨¦s del cine norteamericano que separa pero no protege, porque no hace falta, e introduce en el jard¨ªn una sedante sensaci¨®n de seguridad. Esta inspiraci¨®n se ha convertido en favorita de la hosteler¨ªa vacacional: es f¨¢cil encontrar una bicicleta vieja pintada de alg¨²n color encantador, como reci¨¦n aterrizada desde los Hamptons, en la puerta de una tienda de souvenirs de un pueblo c¨¢ntabro, o decorando un chiringuito de Zahara de los Atunes.
El lugar ameno. Si el verano es la ¨¦poca de la desinhibici¨®n por excelencia, la arquitectura de sol y playa se contagia de ese esp¨ªritu. En nuestro pa¨ªs hay pocos antecedentes de una aproximaci¨®n sistem¨¢tica a su imaginario. Uno de ellos es el libro El estilo del relax (1987). Emulando el trabajo de Robert Venturi y Denise Scott Brown en Aprendiendo de Las Vegas, libro con el que defend¨ªan el capricho y lo popular en la arquitectura, el artista Diego Santos, el fot¨®grafo Carlos Canal y el cr¨ªtico e historiador del arte Juan Antonio Ram¨ªrez recorrieron la carretera N-340 a su paso por la Costa del Sol con el prop¨®sito de se?alar y reivindicar edificios y objetos de los a?os cincuenta y sesenta que conformaban un estilo ¡°espont¨¢neo y sincr¨¦tico¡±. Entonces, la est¨¦tica solo reun¨ªa dos vectores: una suerte de estilo midcentury ¡ª¨¢ngulos rectos, espacios di¨¢fanos, muebles curviquebrados¡ª con atributos aut¨®ctonos ¡ªmueble castellano, azulejos, rejas de forja¡ª que tal y como se?alaba Ram¨ªrez, autor de los textos de El estilo del relax, se reproduc¨ªa en otras zonas tur¨ªsticas de nuestro pa¨ªs como Baleares o Canarias.
Aquel sugerente ejercicio no obtuvo r¨¦plica en otros lugares del pa¨ªs, pero en 2012 un grupo de investigaci¨®n de la Escuela de Arquitectura de Sevilla retom¨® la N-340 como eje vertebrador de un estudio sobre la Costa del Sol. La investigadora principal de aquel proyecto fue Mar Loren-M¨¦ndez, hoy catedr¨¢tica de Composici¨®n de la misma escuela. Malague?a de nacimiento, pas¨® buena parte de su infancia en Bah¨ªa Dorada, una promoci¨®n residencial levantada en Estepona durante los a?os setenta. ¡°Un ejemplo interesante de interpretaci¨®n de la casa mediterr¨¢nea, con tejados y pavimentos cer¨¢micos y generosos espacios de encuentro¡±, explica a ICON Design. El contacto familiar con esta urbanizaci¨®n a su manera mod¨¦lica la llev¨® con el tiempo, ya como arquitecta, a interesarse por el estudio patrimonial de la costa andaluza.
Para Loren-M¨¦ndez, en la Costa del Sol, y por extensi¨®n en el resto de Espa?a, los atributos iconogr¨¢ficos han ido cambiando en funci¨®n de los intereses sucesivos que han animado la expansi¨®n tur¨ªstica e inmobiliaria. Si a partir de los noventa, ¡°cuando la nueva legislaci¨®n del suelo se come el territorio¡±, surge buena parte de la arquitectura basura de la especulaci¨®n, en los cincuenta y sesenta, sin embargo, ¡°se entend¨ªa que la calidad era una parte del producto tur¨ªstico que se ofrec¨ªa¡±.
En los albores del desarrollo tur¨ªstico espa?ol se acu?¨® una ¡°modernidad artesana¡± en la que el buen hacer y el buen construir compensaban las carencias t¨¦cnicas y materiales de un pa¨ªs pobre. Se expresa en obras de escala contenida, donde la novedad se reconoce en determinados vol¨²menes de hormig¨®n, como las expresivas p¨¦rgolas siempre recubiertas con los cl¨¢sicos enfoscados blancos de china gruesa y completadas con el tradicional ca?izo, o a trav¨¦s de las formas org¨¢nicas y el avanzado programa de proyectos como la Ciudad Sindical de Marbella (1956-1962). A partir de los a?os sesenta, el desarrollismo propici¨® el cambio de escala y la aplicaci¨®n de las lecciones del movimiento moderno. Llegan las torres: hoteles como el Don Carlos de Marbella, que responde escrupulosamente a la filosof¨ªa Hilton de confort estadounidense estandarizado, y conjuntos de viviendas como Playamar o Eurosol en Torremolinos; ejemplos, para Loren-M¨¦ndez, de buena arquitectura en altura ¡°que libera espacio y hace paisaje¡± y que todav¨ªa hoy sigue vigente.
?Aut¨¦ntico? Mientras, el estilo andaluz se segu¨ªa interpretando de manera cuidadosa, gracias al trabajo de arquitectos como el autodidacta Donald Gray: el australiano, fallecido en 2019, aprendi¨® a pie de obra con los artesanos locales. Hasta que en los noventa comienza, en palabras de la catedr¨¢tica, la ¡°superbanalizaci¨®n¡± de la arquitectura vern¨¢cula. El poblado se institucionaliza a trav¨¦s de los planes generales como una tipolog¨ªa m¨¢s, equivalente a la manzana cerrada o el bloque lineal, y surgen las urbanizaciones disfrazadas de pueblo. Conjuntos como La Heredia, en Benahav¨ªs, donde ¡°la convivencia, el uso mixto, todos los elementos que hacen valioso el n¨²cleo mediterr¨¢neo han desaparecido¡±. Ya no interesa ¡°la sencillez del blanco y el hueco sin enmarcar. Hay que ofrecer lujo, color y variedad de formas. Aparecen las portadas inspiradas en el barroco sevillano, el sue?o ex¨®tico marroqu¨ª a base de c¨²pulas y b¨®vedas y esos colores tierra que aqu¨ª nunca han existido¡±. Y as¨ª hasta hoy, cuando la materializaci¨®n de un nuevo sue?o vacacional a base de prismas blancos, ventanales panor¨¢micos y barandillas de acero y cristal, un estilo Miami que el arquitecto, editor y cr¨ªtico Mois¨¦s Puente denomina ¡°narcominimal¡±, se extiende con la rapidez de una especie invasora en un ecosistema propicio. Una arquitectura ¡°deshumanizada que se contradice con la forma de vivir mediterr¨¢nea¡±, opina para ICON Design Sergi Bastidas, responsable de uno de los estudios de arquitectura m¨¢s importantes de Baleares y cuyo trabajo ha sido reconocido en 2021 con el Premio Rafael Manzano de Nueva Arquitectura Tradicional convocado en Espa?a por la Intbau.
Hacer realidad el lugar ameno imaginado por sus adinerados clientes extranjeros sin caer en el pastiche ni en la afectaci¨®n folcl¨®rica exige grandes dosis de rigor. Bastidas lleva muchos a?os reivindicando el valor de las tipolog¨ªas y los materiales aut¨®ctonos para hacer una arquitectura que cumple su funci¨®n y se integra en el paisaje. Y que frente a la obsesi¨®n contempor¨¢nea por la transparencia, insiste en la importancia de un muro grueso y unos vanos proporcionados para protegerse del sol insular. Contemplando algunos de sus proyectos y restauraciones, no cabe duda que hay sue?os vacacionales m¨¢s deseables que otros. Y que, probablemente, el c¨¦sped artificial y la valla blanca no tengan cabida en los mejores.