Mois¨¦s Puente: ¡°La cr¨ªtica de arquitectura ha dejado de hacer cr¨ªtica, parece que huyen del tema¡±
El arquitecto leon¨¦s acaba de publicar ¡®Ch¨¢chara y otras historias de arquitectura¡¯, un compendio de textos donde camina por algunos de los paisajes mentales m¨¢s relevantes de la arquitectura moderna. El cr¨ªtico y tambi¨¦n arquitecto Pedro Torrijos lo entrevista
Mois¨¦s Puente (Le¨®n 1969) es arquitecto y editor. Es director de la revista 2G, que publica la editorial alemana Walther K?nig de Colonia, y en 2016 fund¨® su propia editorial, Puente Editores, dedicada a textos de arte contempor¨¢neo. Acaba de publicar Ch¨¢chara y otras historias de arquitectura (Caniche Editorial), un compendio de textos en los que camina, entre la diversi¨®n y la cuchilla, por algunos de los paisajes mentales m¨¢s relevantes de la arquitectura actual. En el libro se atreve a algo a lo que ya casi nadie se atreve en los medios especializados: se?alar la fatuidad de unos cuantos de los engranajes que sostienen ese mundo.
Como en las pel¨ªculas de Indiana Jones, Ch¨¢chara empieza fuerte: posicion¨¢ndose precisamente frente a la saturaci¨®n del lenguaje engolado en la arquitectura. Yo dir¨ªa que el primer cap¨ªtulo es un poco hater, incluso. Pero quiz¨¢ es el momento correcto para empezar a hablar en estos t¨¦rminos.
Es como lo que sucede con los grandes cocineros: si trabajas en un gran estudio te dicen que ya est¨¢s pagado solo por el privilegio de estar all¨ª. Bueno, es que la precariedad est¨¢ en todos los lados. A lo mejor si trabajas en una constructora o algo as¨ª no tienes esos problemas. Y esto lleva much¨ªsimo tiempo. Es un problema que no trato espec¨ªficamente en el libro pero creo que entronca con el cap¨ªtulo en el que hablo del poder de la novedad.
?Realmente hay en el mundo de la arquitectura una sobredosis de ¡°lenguajes ensimismados y autorreferenciales que cada vez se vuelven m¨¢s insufribles¡±? Desde luego. Y creo que esto viene sobre todo de la academia americana. La academia americana no construye. No construye pero habla. Habla y habla y no calla.
Los arquitectos que vienen de la academia americana utilizan un lenguaje retorcido y herm¨¦tico que solo apela a profesores universitarios. A esa academia. S¨ª, pero algunos tambi¨¦n construyen. Tambi¨¦n proponen cosas, mejores o peores, que nos gustar¨¢n m¨¢s o menos. Son propositivos. El problema es que hay gente que se tira un pedo y hace odas al pedo. Los coloquios, las charlas, las mesas redondas, los simposios... se rellenan siempre con las mismas personas que, al final, no han hecho nada. Solo estar en simposios, en mesas redondas y en charlas. Yo al final pierdo la pista de lo que hacen porque lo ¨²nico que les veo es dar charlas. Y hay otra cuesti¨®n con los derivados de la academia americana: que trae seguidores. Muchos. Miles. Alguien se inventa un lenguaje abigarrado pero en el que cree y resulta que luego vienen esos miles a copiar ese lenguaje pero no creen en ¨¦l. Lo hacen porque tiene ¨¦xito. No lo han creado, no lo han desarrollado. Solo lo imitan.
Bueno, es que al proyecto de decoraci¨®n de un bar yo he visto definirlo como ¡°infraestructura que permite convertir la calle en un campo de juego y entrenamiento; que ayuda a emanciparse de la dependencia del espacio dom¨¦stico y aporta oportunidades para favorecer el encuentro a trav¨¦s de actividades que suelen fomentar el individualismo¡±. Creo que eso es algo muy de la escuela de Madrid.
S¨ª, s¨ª, yo creo que es muy de la cultura de la ETSAM. Aqu¨ª en Catalu?a son m¨¢s profesionalistas y, en mi opini¨®n, no tienen tanta palabrer¨ªa. T¨² te fijas en todos los que est¨¢n construyendo ahora... H arquitectes, por ejemplo. Son m¨¢s mat¨¦ricos, m¨¢s de construir, m¨¢s de clientela local.
Me gusta mucho H arquitectes. Siempre hacen una arquitectura muy de material, muy desnuda. Parece muy barata pero luego ves los presupuestos y no lo es tanto. Creo que han cogido muy bien la tradici¨®n constructiva catalana y le han introducido ciertas cosas muy del momento. Est¨¢n muy atentos a lo que pasa; han metido detalles de lo que se hace ahora mismo en Europa y los han incorporado a la tradici¨®n catalana. Lo que hacen est¨¢ muy bien hecho.
Y respecto a lo de ¡°estar atento a lo que pasa¡±. Dice en su libro que ¡°hace a?os que la cr¨ªtica ha desaparecido de las revistas especializadas, ocupadas m¨¢s en publicar textos autocomplacientes de promoci¨®n de los estudios¡±. Teniendo en cuenta ambas situaciones, ?hasta qu¨¦ punto la arquitectura ha dejado de estar pendiente de lo que hace a estar demasiado pendiente de lo que pasa? Muchos estudios han hecho promoci¨®n y lo llevan haciendo desde hace tiempo. Es una cosa inc¨®moda, de la que no se habla, pero todo el mundo hace promoci¨®n. Lo que pasa es que las redes lo han magnificado, lo han disparado. Yo he acabado borrando a gente del Instagram porque es machacon¨ªsima con una cosita que hacen. Ves a gente en las redes que parece que est¨¢n haciendo un mont¨®n de volumen y, en realidad, est¨¢n haciendo muy poco. Y luego hay gente que est¨¢ calladita en las redes y haciendo mucho. Pero al final, le acabamos dando m¨¢s atenci¨®n a los que hacen ruido que a los que est¨¢n proponiendo algo. Gente local que est¨¢ construyendo obras muy interesantes, pero que al final casi nadie conoce porque no entran dentro del circuito de la promoci¨®n ni de la autopromoci¨®n. Otra vez, creo que este es un problema que viene de la academia americana. De gente que no tiene nada que hacer y tiene que justificar delante de la academia americana lo que se supone que est¨¢ haciendo. Que es ch¨¢chara, una instalaci¨®n, una performance. Yo los llamo los ¡°bienalistas¡±.
?Pero eso no es tambi¨¦n arquitectura? Hablar de arquitectura, escribir de arquitectura, incluso hacer publicidad de arquitectura, ?no es tambi¨¦n arquitectura? S¨ª, claro. Son mecanismos e instrumentos que tenemos todos. El problema es cuando alguien aparece cada dos por tres en el peri¨®dico, que est¨¢ todo el d¨ªa en los medios, que no para de hablar constantemente, de hacer esa autopromoci¨®n. No es solo que sean irritantes, es que no hablan de arquitectura, hablan de s¨ª mismos. Y luego, la cr¨ªtica ha dejado de hacer cr¨ªtica. Son personajes que se ponen a hablar de lo que sea y, al final, siempre dicen lo mismo. Parece que est¨¢n huyendo del tema, porque nadie habla ya de teor¨ªa de arquitectura.
Yo tengo la sensaci¨®n de que tampoco se habla de las necesidades reales. Estuve hablando con Izaskun Chinchilla sobre el futuro de la arquitectura y me dijo una cosa que comparto: en las sociedades occidentales ya no es necesario construir m¨¢s, valdr¨ªa con rehabilitar lo que est¨¢ construido y est¨¢ vac¨ªo. De esto s¨ª se est¨¢ hablando. O al menos s¨ª que se est¨¢ rehabilitando mucho. Yo creo que, afortunadamente, hay mucha gente que est¨¢ haciendo esto. Los mismos H arquitectes est¨¢n rehabilitando edificios, y tambi¨¦n lo hacen Jan de Vylder o Lacaton y Vasall. Han introducido un nuevo valor. Hace 20 a?os el mundo de la arquitectura ni siquiera hablaba de rehabilitaci¨®n; era el primo pobre. Ahora se restaura de todo, edificios convencionales, de viviendas, f¨¢bricas.
Sin embargo, tal y como dice en su cap¨ªtulo Lo nuevo, creo que el mundo est¨¢ tan subyugado por la novedad, que no se presta la suficiente atenci¨®n a la belleza de lo rehabilitado. Creo que, otra vez, es un problema de las redes, que son consumidoras de im¨¢genes. Casi de formas. Yo, que trabajo en edici¨®n, tengo claro que lo que funciona en las redes, ahora mismo, es el collage. Todo el mundo hace un collage, todo el mundo hace una forma y todo el mundo produce una imagen. En cambio, un edificio rehabilitado es mucho m¨¢s dif¨ªcil de entender en una imagen porque no tiene una forma. El arquitecto de una rehabilitaci¨®n no ha elegido la forma y, por lo tanto, no tiene tanta facilidad para vender esa forma en una imagen. Las operaciones de rehabilitaci¨®n son m¨¢s delicadas, m¨¢s peque?as y, bueno, menos instagramables. Pero, eso s¨ª, hay gente que est¨¢ haciendo cosas chul¨ªsimas. Langarita y Navarro en el MediaLab Prado o el Matadero...
?Qu¨¦ quiere decir con instagramable? Pues es casi autoexplicativo: iconos, im¨¢genes muy simplificadas de lo que es la realidad de la arquitectura. Flashes de forma que se venden muy bien pero son muy superficiales. Porque, claro, es muy dif¨ªcil contar un proyecto de arquitectura en Instagram. Y luego podr¨ªamos hablar de los fot¨®grafos. ?Qui¨¦n domina la comunicaci¨®n de arquitectura? Pues los fot¨®grafos, la fotograf¨ªa de la arquitectura. Yo creo que hay muchos detalles y muchas sutilezas del espacio arquitect¨®nico, encuentros, circulaciones... la realidad de la experiencia arquitect¨®nica, que se queda fuera de las redes porque son conceptos, y no se pueden hacer fotos bonitas de un concepto. Y la cr¨ªtica funciona de manera an¨¢loga. Como a nadie le apetece leerse textos de cinco mil palabras, la cr¨ªtica ha dejado de hacer cr¨ªtica y solo hace piezas cortas y bonitas.
En Madrid se ha terminado un edificio, en mi opini¨®n discutible, de Foster en la plaza de Col¨®n, y m¨¢s all¨¢ de, precisamente, comentarios en Twitter, no he le¨ªdo ni una verdadera cr¨ªtica de esa obra. Freddy Massad s¨ª que ha escrito una cr¨ªtica dura, creo yo.
S¨ª, pero es el ¨²nico. Bueno, ¨¦l y usted, porque en este libro da. Y da de verdad: ¡°La nueva cr¨ªtica basura vive ensimismada en la autopromoci¨®n personal y en la visibilidad en los medios de comunicaci¨®n. La cr¨ªtica basura vive deslumbrada por el presente. Por la r¨¢faga informativa que apenas deja huella¡±. Es que, al final, las revistas de arquitectura lo que buscan es vender revistas, lo cual es l¨®gico. Pero al intentar solo vender revistas, han olvidado generar cr¨ªtica. Hay algunos que no, pero la mayor¨ªa es complaciente y, a menudo, aburrida. Porque, aunque no seas duro, siempre puedes hacer un buen an¨¢lisis de la obra, pero es que muchos an¨¢lisis son muy pobres.
Muchas veces ni siquiera hay texto firmado por un cr¨ªtico, es el que mandan los arquitectos. L¨®gicamente van a decir lo genial que es su edificio. Hay que ganarse la vida. Y es normal.
Claro, si eres un estudio peque?o, lo veo hasta beneficioso, para que el panorama no est¨¦ siempre colonizado por los mismos nombres. El problema es cuando ese mismo criterio se aplica a los que est¨¢n construyendo centros de convenciones y campus y auditorios. A Bjarke Ingels, vamos. Es inexplicable que, en una sociedad poscrisis econ¨®mica, se sigan encumbrando arquitectos mediocres como se hizo con Calatrava en su momento. Pero esta gente siempre ha existido, ojo. Siempre ha habido gente que copia. Es irritante porque est¨¢ en todos los sitios y no aporta realmente nada m¨¢s que formas y renders, pero no es algo novedoso. Pero es una arquitectura muy visual y, por eso, convence muy bien. Y convence muy bien a clientes grandes. El problema es que, como est¨¢n en todos los sitios, acaban siendo ruido.
?Y c¨®mo limpiamos ese ruido? Poniendo filtros. Yo como editor es lo que hago y t¨², como escritor, es lo que haces. Escribes de lo que crees que merece la pena escribir. Y al dejar cosas fuera y cosas dentro, lo de dentro es lo que aparece y lo que se valora. Lo que existe. Instagram no establece ninguna criba, somos nosotros los que tenemos que hacerlos. Yo creo que las generaciones j¨®venes son muy h¨¢biles con las im¨¢genes pero tienen menos filtro, aunque como son muy j¨®venes, con el tiempo ir¨¢n generando esa capacidad.
Manejan y absorben la imagen mucho mejor que nosotros. Much¨ªsimo mejor. Nosotros ¨¦ramos de una generaci¨®n m¨¢s del texto y la palabra. La suya es la de la imagen.
?Y esa frase del final? No la voy a transcribir, que la busquen los lectores, porque es magn¨ªfica. Es una s¨¢tira. Un puro juego sin significado; solo significante. Una parodia de la ch¨¢chara autocomplaciente de la que hablo en el libro, basada en una frase de Mies.
Pues seguro que habr¨¢ gente que la lea y dir¨¢: ¡°?Guau, qu¨¦ profundo!¡±. Es que hay gente que se lo cree todo.
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