¡°Un continuo flirteo con la muerte¡±: los problemas en la construcci¨®n de los t¨²neles de Elon Musk
The Loop, la red modular de conexiones subterr¨¢neas con las que Musk pretende acabar con los atascos de ciudades como Las Vegas o Los ?ngeles, ha desatado la pol¨¦mica despu¨¦s de que varios trabajadores denuncien las precarias condiciones de las obras de excavaci¨®n del t¨²nel de Las Vegas
Todo empez¨® con un tuit. En oto?o de 2016, hace ahora siete a?os y medio, Elon Musk se asom¨® a la red del trino para contarle al mundo que se hab¨ªa hartado del tr¨¢fico ¡°demencial, descorazonador¡± de Los ?ngeles y que hab¨ªa decidido ponerle remedio. Su soluci¨®n, tan prosaica como eficaz, iba a consistir en ¡°construir t¨²neles¡± y llevarse gran parte de ese tr¨¢fico bajo tierra, a una red subterr¨¢nea de alto rendimiento que iba a permitir lleg...
Todo empez¨® con un tuit. En oto?o de 2016, hace ahora siete a?os y medio, Elon Musk se asom¨® a la red del trino para contarle al mundo que se hab¨ªa hartado del tr¨¢fico ¡°demencial, descorazonador¡± de Los ?ngeles y que hab¨ªa decidido ponerle remedio. Su soluci¨®n, tan prosaica como eficaz, iba a consistir en ¡°construir t¨²neles¡± y llevarse gran parte de ese tr¨¢fico bajo tierra, a una red subterr¨¢nea de alto rendimiento que iba a permitir llegar desde cualquier punto del centro de la gran urbe a sus terminales de aeropuerto en menos de diez minutos y a un precio de apenas un d¨®lar por trayecto.
Para materializar en tiempo r¨¦cord esta utop¨ªa de la movilidad urbana, Musk cre¨® The Boring Company, su primera gran empresa de infraestructuras terrestres, presentada con la pertinente pompa en Hawthorne, California, en diciembre de 2016. Muy poco despu¨¦s, Boring anunciaba el lanzamiento de The Loop, una red ¡°modular¡± de conexiones subterr¨¢neas que iba a empezar a construirse en menos de un a?o en cuatro ¨¢reas metropolitanas: Chicago, Los ?ngeles, Las Vegas y la conurbaci¨®n entre Washington DC y Baltimore.
Aunque los pasos iniciales de la compa?¨ªa, con la construcci¨®n de un primer t¨²nel en Hawthorne, un banco de pruebas para la innovadora tecnolog¨ªa del equipo de Musk, hicieron pensar que la fase californiana iba a ser prioritaria, el Loop de Las Vegas acabar¨ªa convirti¨¦ndose, ya a partir de 2020, en mascar¨®n de proa de las actividades de The Boring Company. Se trataba de un proyecto ambicioso, con un presupuesto inicial de 48,7 millones de d¨®lares que iban a convertirse en m¨¢s de 500 una vez superada su fase embrionaria. Para 2024, se contaba con que la red alcanzase los 110 kil¨®metros de trazado y las 55 estaciones de acceso. Una flota de autom¨®viles Tesla Model 3, aut¨®nomos en su mayor¨ªa, iba a cubrir lo trayectos a una velocidad media de 240 kil¨®metros por hora.
Aparecen los problemas
En las ¨²ltimas semanas, medios como Fortune, Bloomberg, Fox o QZ se est¨¢n haciendo eco de un serio incidente que se produjo hace varios meses y acaba de hacerse p¨²blico. Seg¨²n explica Jessica Mathews en Fortune, en mayo de 2023, el por entonces manager de seguridad de una de las delegaciones de The Boring Company, Wayne Merideth, envi¨® un mensaje de correo nocturno a sus superiores en el que denunciaba las precarias condiciones de las obras de excavaci¨®n del t¨²nel de Las Vegas.
Merideth aseguraba que la empresa ¡°puede sentirse muy afortunada por que no se haya producido ninguna v¨ªctima mortal en los ¨²ltimos meses¡±. El capataz denunciaba una falta de supervisi¨®n activa y de precauciones elementales que habr¨ªan convertido los trabajos subterr¨¢neos en un continuo ¡°flirteo con la muerte¡±.
Merideth atribu¨ªa este estado de cosas a un intento, muy mal calibrado, de acelerar el ritmo de las excavaciones para cumplir con unos plazos que nunca fueron realistas y, adem¨¢s, apenas tuvieron en cuenta las particularidades del terreno en que se iba a trabajar. Max Chafkin denuncia en Bloomberg que la brigada de excavaci¨®n se ha visto obligada a lidiar con ¡°piscinas de barro de varios cent¨ªmetros, con la consistencia de un helado cremoso¡± y un alto grado de toxicidad. Varios empleados aseguran que est¨¢n sufriendo quemaduras, erupciones cut¨¢neas y reacciones al¨¦rgicas atribuibles a la alta concentraci¨®n en el barro de aceleradores qu¨ªmicos. Algunas de esas lesiones se habr¨ªan cronificado debido a una exposici¨®n continua a la que los responsables de la obra no han sabido poner remedio. Merideth conclu¨ªa su informe con una frase lapidaria: ¡°Ning¨²n t¨²nel vale la vida de un ser humano¡±.
Bloomberg explica tambi¨¦n que las denuncias ya han llegado a la comisi¨®n de salud y seguridad del estado de Nevada. Las diligencias reci¨¦n abiertas podr¨ªan dar pie a sanciones millonarias para The Boring Company y causar nuevos retrasos en las obras de construcci¨®n de la red subterr¨¢nea que iba a transformar el ¨¢rea metropolitana de Las Vegas.
Lo que ocurre en Las Vegas
Los dos primeros tramos de Las Vegas, a 12 metros de profundidad, estaban disponibles ya en primavera de 2020 y entraron en fase de pruebas un a?o despu¨¦s, en cuanto quedaron atr¨¢s las ¨²ltimas restricciones impuestas por la pandemia. Decenas de miles de voluntarios se mostraron dispuestos a ejercer de cobayas sobre ruedas en este experimento vanguardista.
Boring declaraba pocas semanas despu¨¦s que los dos tramos y las cinco estaciones ya operativas hab¨ªan demostrado su capacidad para transportar a cerca de 4.400 pasajeros por hora, en trayectos de una duraci¨®n casi siempre inferior a los cinco minutos. La puesta de lago y la presentaci¨®n en sociedad del Loop de Las Vegas llegar¨ªa a?o y medio m¨¢s tarde, coincidiendo con la edici¨®n de 2023 del Consumer Electronic Show (CES, la feria tecnol¨®gica de la Ciudad del Pecado).
Por entonces, Adri¨¢n Revuelta, ingeniero madrile?o de 43 a?os, residente en Las Vegas y acreditado en la feria, tuvo la oportunidad de bajar al subsuelo para comprobar lo que daba de s¨ª la nueva disrupci¨®n vanguardista de Elon Musk. ¡°Recuerdo que me pareci¨® una extravagancia sin mucho fundamento, muy por debajo de las expectativas iniciales¡±, explica a ICON Design. ¡°Baj¨¦ unas escaleras mec¨¢nicas que daban acceso a una especie de and¨¦n de metro bastante precario. Una vez all¨ª, tras una corta espera, me embarcaron con otro par de viajeros a un Tesla Model Y de color blanco pilotado por un conductor de la compa?¨ªa. Recorrimos en pocos minutos, a una velocidad constante de unos 60 kil¨®metros, el ¨²nico tramo disponible ese d¨ªa, alrededor de cuatro kil¨®metros entre uno de los extremos del recinto ferial y el otro¡±.
El conductor, tirando, al parecer, del argumentario que le hab¨ªa proporcionado la compa?¨ªa, asegur¨® a Revuelta que aquel era el primero ¡°de m¨¢s de un centenar de t¨²neles que iban a estar disponibles en pocos meses y que muy pronto absorber¨ªan entre el 5 y el 10% del tr¨¢fico privado de la ciudad de Las Vegas¡±. Revuelta mostr¨® su escepticismo e incluso lleg¨® a comentarle que aquel corredor ¡°de apenas tres metros y medio de ancho, iluminado con luces de LED m¨¢s bien tenues¡± le resultaba un tanto ¡°claustrof¨®bico¡±. El ch¨®fer se encogi¨® de hombros y reconoci¨® que a¨²n quedaban ¡°detalles menores¡± por pulir. A continuaci¨®n, le habl¨® de la magn¨ªfica oportunidad que aquella obra de ingenier¨ªa puntera iba a suponer para conductores profesionales como ¨¦l. ¡°Se imaginaba a una flota de miles de autom¨®viles el¨¦ctricos haciendo trayectos continuos de un extremo a otro de la red. Le pregunt¨¦ si no estaba previsto sustituirles a muy corto plazo por veh¨ªculos aut¨®nomos y me contest¨® que esa idea hab¨ªa sido desestimada por razones de seguridad¡±.
Ya en la superficie, Revuelta coincidi¨® con un compa?ero de trabajo que hab¨ªa bajado tambi¨¦n al t¨²nel subterr¨¢neo de Musk y se mostraba tan cauto como ¨¦l. ¡°Me dijo que aquello le parec¨ªa un cruce entre un servicio de limusinas privado y la reinvenci¨®n del metro. Estuvimos de acuerdo en que, por mucho que prometiesen trayectos singulares a un d¨®lar y abonos diarios a menos de cinco d¨®lares, parec¨ªa estar concebido m¨¢s bien como una red muy restringida y elitista, una soluci¨®n minoritaria para que los m¨¢s ricos se ahorrasen las incomodidades de circular por la superficie. Nos pareci¨® entonces y me sigue pareciendo ahora que su impacto sobre el tr¨¢fico de la ciudad va a ser muy limitado. Considero muy improbable que una red de esas caracter¨ªsticas vaya a absorber alg¨²n d¨ªa entre la vig¨¦sima y la d¨¦cima parte de los veh¨ªculos que circulan por la ciudad¡±.
Revuelta vive muy cerca del extremo meridional del Strip, la avenida m¨¢s popular ¡°y m¨¢s congestionada¡± de Las Vegas. A muy pocos terr¨ªcolas podr¨ªa interesar m¨¢s que a ¨¦l que la en¨¦sima ocurrencia de Musk fuese un ¨¦xito. Es m¨¢s, est¨¢ dispuesto a reconocer ¡°su indiscutible potencial¡± y a concederle el beneficio de la duda. Pero, seg¨²n cuenta ahora, nada de lo que ha visto o le¨ªdo hasta ahora le invita a un optimismo ¡°ni siquiera moderado¡±.
Del material del que est¨¢n hechos los sue?os
Las cuatro variantes locales del proyecto The Loop apenas han hecho progresos significativos en los 15 meses transcurridos desde la CES de 2023. Los proyectos de Chicago, Los ?ngeles y Baltimore parecen haber entrado en fase de hibernaci¨®n y ya apenas generan noticias. Salvo por la pol¨¦mica de Las Vegas y las denuncias de sus trabajadores.
En opini¨®n del m¨¢s prestigioso de sus bi¨®grafos, Walter Issacson, Elon Musk es un genuino representante de la cultura del hombre providencial y de lo que podr¨ªa definirse como el s¨ªndrome de la impaciencia ejecutiva. En esencia, Musk tiende a pensar que lo que no haga ¨¦l no va a hacerlo nadie, porque el capitalismo contempor¨¢neo padece una preocupante escasez de liderazgo disruptivo digno de tal nombre. Los cambios que exigen nuestras sociedades se est¨¢n sucediendo a un ritmo exasperantemente lento por falta de ambici¨®n, competencia y, muy a menudo, m¨²sculo financiero. Casi todo lo que no lidera a ¨¦l le parece condenado al fracaso o, peor, a la irrelevancia.
De ah¨ª que, como dice el experto en emprendimiento Sid Mohasseb, Musk se est¨¦ obsesionando por dotarse de los de los superpoderes de un villano de pel¨ªcula de James Bond. Aupado en una fortuna que sigue rondando los 200.000 millones de euros pese a la importante merma que ha sufrido en el ¨²ltimo a?o, el magnate nacido en Pretoria ¡°puede manipular mercados enteros con un solo tuit¡± o embarcarse en proyectos cicl¨®peos como ¡°programar mentes¡± y llevar a la absoluta ¨¦lite terr¨ªcola de viaje por el espacio exterior.
Mohasseb denunciaba, ya en 2022, la omnipresencia, en ¨¢mbitos muy diversos, de este autoproclamado ¡°salvador tecnol¨®gico¡± dispuesto a impulsar la revoluci¨®n el¨¦ctrica con Tesla, implantar microchips en cerebros humanos con Neurolink, conquistar el espacio y destruir lo asteroides que se aproximen a la Tierra con SpaceX, asestar el golpe de gracia al dinero en met¨¢lico con PayPal o garantizar el suministro de Internet hasta en el ¨²ltimo rinc¨®n del planeta con Starlink. Todo eso antes de que se propusiese monopolizar el debate p¨²blico a trav¨¦s de un canal ¡°alternativo¡± (Twitter, hoy X) o llevar la inteligencia artificial a otro nivel con Grok.
Aunque algunos de estos proyectos puedan considerarse ¡°nobles¡± y dignos de elogio, m¨¢s propios de un fil¨¢ntropo de escala in¨¦dita hasta la fecha que de un Darth Vader o un Montgomery Burns, Mohasseb recordaba que incluso el Joker pretend¨ªa ¡°hacer sonre¨ªr al mundo¡±, que no resulta muy sensato que todos los huevos de la disrupci¨®n tecnol¨®gica est¨¦n en la misma cesta y que, como dijo en su d¨ªa Lord Acton, el poder absoluto ¡°corrompe absolutamente¡±.
Para Mohasseb, la receta contra este monopolio unipersonal de los grandes proyectos transformadores no pasa por cortarle las alas a Musk, sino por crear un caldo de cultivo que promueva de manera mucho m¨¢s resuelta la libre competencia. Por mucho que el dinero atraiga al dinero, otros emprendedores merecen la oportunidad de disfrutar de las generosas subvenciones y del firme apoyo corporativo que viene recibiendo Musk desde que su nombre empez¨® a convertirse en sin¨®nimo de capitalismo.
Otros analistas se han abonado tambi¨¦n a la tesis de que Musk es el supervillano de nuestra ¨¦poca. Jim Lepore, de The New Yorker, concluye que los autoproclamados superh¨¦roes se deslizan por la pendiente del mal en cuanto empiezan a poner sus poderes al servicio de una agenda propia, algo que ya le habr¨ªa ocurrido a Bill Gates. Stephen Colbert lleg¨® a preguntar al milmillonario en su late show, con corrosiva iron¨ªa, si realmente aspira a salvar el mundo. Y Liam Gaughan, de The Dallas Observer, llega a compararlo con el Joffrey Baratheon de Juego de tronos, un aut¨®crata que invita a sus s¨²bditos a expresarse para identificar a los disidentes y poder purgarlos, como ya hizo en su d¨ªa Mao Zedong.
En ¨²ltima instancia, seg¨²n afirma Alice Kelly en Your Tango, existen al menos 16 razones ¡°v¨¢lidas¡± para odiar a Elon Musk, de su muy significativa contribuci¨®n al cambio global a su desprecio arrogante al buceador que rescat¨® a un grupo de escolares tailandeses pasando por sus escarceos con el movimiento antivacunas o su manipulaci¨®n alevosa del mercado de las criptodivisas. Visto as¨ª, que su plan de descongestionar el tr¨¢fico de Las Vegas haya acabado sumergido en un charco de barro t¨®xico con la consistencia de un helado cremoso no parece, ni mucho menos, la peor de todas.