Elon Musk, guardi¨¢n de la galaxia
Lo que separa a este hombre de anteriores charlatanes del universo tecnol¨®gico, espacial y emprendedor, es que ¨¦l, de momento, s¨ª parece capaz de cumplir sus promesas

En el fulgor marfile?o de la dentadura de Elon Musk (Sud¨¢frica, 1971) podr¨ªa esculpirse, con letras de oro, la palabra ¡°Emprendimiento¡±. Pero en su vidriosa mirada de visionario uno podr¨ªa descifrar un confuso mensaje que ora parece decir: ¡°?Alerta, cient¨ªfico loco!¡±; ora exclama: ¡°?Peligro, insensata combinaci¨®n de zolpidem, alcohol y estados carenciales de sue?o!¡±.
Entre esos contrastados campos sem¨¢nticos se mueve la percepci¨®n p¨²blica de este pretoriano al que uno podr¨ªa emparentar con un villano de James Bond, la s¨ªntesis de Stark padre y Stark hijo, el profesor Franz de Copenhague o la versi¨®n Ciudadanos de Nikola Tesla: si su pensamiento ut¨®pico garantizara la salvaci¨®n de la humanidad en un futuro sin combustibles f¨®siles, pero con colonias multiplanetarias, la cosa no tendr¨ªa gracia.
Lo interesante es que en ¨¦l, como en todo megal¨®mano, conviven en igual medida las potencialidades de la Salvaci¨®n y la Cat¨¢strofe. Cuando se haga mayor ¨Csi su naturaleza mesi¨¢nica le permite llegar a viejo¨C, es probable que debatamos si est¨¢ m¨¢s cerca del ben¨¦fico Doc de Regreso al futuro o del s¨®rdido Rick de Rick and Morty.
Este hombre que ha enviado un descapotable a Marte, ha llevado el coche electr¨®nico a velocidades de Ferrari, esboza proyectos de colonizaci¨®n marciana, desarrolla interfaces para que conectemos nuestras neuronas a un disco duro y premi¨® a un murciano con la posibilidad de conducir una tuneladora pensada para acabar con el problema del tr¨¢fico (aunque, de paso, convierta el planeta en un queso Emmental) es la prueba palpable de que la realidad puede superar a la ficci¨®n.
Tras autodefinirse como medio dem¨®crata y medio republicano, Elon Musk no parece hacerle tantos ascos en los ¨²ltimos meses a Trump como en tiempo de elecciones. A fin y al cabo, ambos consideran sus cuentas de Twitter como el palo selfi desde el que expandir su sentido del espect¨¢culo. Y se necesitan.
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