Achilles Ion Gabriel y su defensa del goce visual eufo?rico y multicolor: ¡°Para mi?, co?modo significa bonito¡±
El dise?ador finlande?s se mudo? a Mallorca tras la primera ola de la pandemia. Alli?, el director creativo de Camper ha encontrado un parai?so tan indo?mito y surreal como sus disen?os en el que en vez de vecinos gritando escucha los sonidos de la naturaleza y de los gallos
¡°No me interesa la comodidad, con tal de que haya algo en lo que sentarse y algo para poner la copa de vino. Para mi?, co?modo significa bonito¡±. Las palabras de Achilles Ion Gabriel (Finlandia, 33 an?os) resuenan en el salo?n de la casa donde reside desde el pasado oton?o, un lujoso bungalo? ubicado en Muro, Mallorca. Esta no fue su primera opcio?n cuando, tras el primer confinamiento, se traslado? a la isla para vivir ma?s cerca del cuartel general de Camper, la firma de calzado en la que trabaja como director creativo desde 2019.
¡°Cuando me mude? a Mallorca estaba convencido de que queri?a vivir en una casa vieja. Pase? el verano en una granja sin aire acondicionado ni piscina, y cuando llego? el invierno pense? que necesitaba tener calefaccio?n y aire acondicionado. ?No queri?a llevar abrigo en mi propia casa!¡±, sentencia casi resignado. Fue asi? como dio con esta solucio?n provisional, aunque finalmente ha residido en ella ma?s de medio an?o: las li?neas rectas y amablemente brutalistas ¨Cpiedra, acero y vidrio¨C de esta casa perdida en una pedani?a del Pla de Mallorca, en el interior de la isla, entre naranjos, olivos, gallos y carreteras de doble sentido que no lo parecen. ¡°El interior de la casa si? me refleja¡±, apunta. ¡°Me gustan mucho los colores. No me gustan los objetos muy ba?sicos. Y tampoco me veo con un gran sofa? enfrente de una televisio?n. Odio las teles¡±.
En este salo?n acristalado si? hay tele pero no sofa? ni mesa de comedor, aunque tampoco los ha echado de menos en una e?poca de escasi?simas interacciones sociales. Lo que si? hay son objetos, muchos y de todo tipo. Pedestales, ceniceros, sillas, candelabros, consolas, butacas, cuadros, la?mparas, flores y plantas. Un prodigioso bodego?n en plano secuencia, un laberinto que, adema?s de asiento y superficies de apoyo, proporciona un goce visual tan eufo?rico y multicolor como el que generan sus zapatos para Camper.
¡°Cuando me mude? no teni?a nada, porque mis cosas siguen en Pari?s, metidas en cajas en mi oficina¡±, apunta. ¡°Todo lo que tengo aqui? lo he encontrado en los mercadillos y las almonedas de Mallorca. Por ejemplo, este sillo?n fue lo primero que compre? al llegar¡±, dice sen?alando una butaca pintada de colores chillones. ¡°Lo encontre? en Milanuncios, por cien euros. Lo vi y fui corriendo a recogerlo¡±.
En este marema?gnum, Achilles Ion Gabriel respira a gusto. Asegura que Mallorca y su Finlandia natal comparten el difi?cil acceso y un cierto humor a?cido y sutilmente oscuro. ¡°Tuve una infancia feliz, pero cuando eres de campo lo u?nico que quieres es irte a la ciudad. Asi? que en cuanto pude me mude? a Pari?s. Siempre habi?a querido vivir alli?. Y, cuando llevaba un tiempo, un di?a me pregunte?: ¡®?Que? hago aqui??¡±. En Mallorca asegura haber encontrado la tranquilidad necesaria para compensar los ritmos frene?ticos de la moda. ¡°Aqui? no escuchas a los vecinos gritando, sino los sonidos de la naturaleza. ?Y de los gallos!¡±.
En efecto, de vez en cuando se escucha el canto del gallo y los cacareos de las gallinas que forman parte de esa Mallorca sosegada y rural donde el tiempo transcurre ajeno al fragor turi?stico de Baleares, la comunidad auto?noma con el precio del suelo urbano ma?s alto del pai?s. ¡°Pensaba que conoci?a Mallorca, pero luego me di cuenta de que no. Cuando veni?a de vacaciones veni?a una semana. Ahora ya puedo decir que conozco toda la isla. No teni?a ni idea de que habi?a sitios tan increi?bles como Sa Calobra, que es de una belleza jura?sica. Quiero que Camper se conozca como marca mallorquina a todos los niveles, desde el producto hasta las ima?genes. Por eso intento fotografiar todo lo que puedo. No soy de aqui? y no pretendo fingir que soy mallorqui?n, pero si? plasmar mi visio?n surrealista de la isla¡±.
Prueba de esa fascinacio?n son los primeros modelos que ha introducido en Camper. Las botas Traktori (tractor, en finlande?s) se inspiran en el calzado de goma que llevan los agricultores baleares, y que esta primavera adoptan estampados propios del siurell, el silbato de barro cuyos ori?genes se hunden en la historia de la isla. O las sandalias Hastalavista, pensadas para lucir con calcetines a juego. ¡°El humor siempre ha formado parte de mi lenguaje¡±, explica. ¡°De pequen?o teni?a unos Camper que me habi?a regalado mi primo. Me quedaban grandes y era muy gracioso, porque los zapatos Camper son en si? voluminosos, pero la verdad es que los zapatos grandes nunca me han supuesto un problema. ?Puede que ahi? empezara todo!¡±, ri?e.
El volumen no es el ¨²nico punto de encuentro. Antes de unirse a Camper, Gabriel fund¨® su propia firma, con sede en Par¨ªs y una selecta clientela internacional que aplaud¨ªa sus punteras at¨ªpicas, sus formas escult¨®ricas y trangresoras. Ahora, ese estilo se integra en la marca de dos modos distintos: sin cortapisas en CAMPERLAB, y dialogando con los archivos de la casa y con la revoluci¨®n de la sostenibilidad en las colecciones de Camper. Su m¨¦todo creativo, asegura, es el mismo: aprender haciendo. ¡°Soy m¨¢s de hacer cosas con las manos que de dibujarlas. De peque?o me encantaba jugar con los LEGO, pero nunca segu¨ªa las instrucciones. Se me da fatal todo lo digital. Me gusta lo real. Prefiero tener un bonito fotolibro a una carpeta de im¨¢genes en el ordenador. Por eso me ha costado tanto el confinamiento¡±, confiesa. ¡°Ni siquiera consigo recordar las contrase?as. ?Me paso la vida llamando a los t¨¦cnicos inform¨¢ticos de Camper para que me ayuden a recuperarlas!¡±.
Esa imagen de genio despistado y bromista es, como los colores llamativos o las formas rotundas, la sal y la pimienta de una filosofi?a que nunca pierde de vista lo esencial. ¡°En el disen?o, no todo tiene por que? ser una revolucio?n. Lo que mejor funciona es tomar algo cla?sico y darle un giro que nadie le haya dado antes. Eso es lo que me interesa, no redefinir el propo?sito de un zapato, porque todos sabemos cua?l es el propo?sito de un zapato¡±.
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