Contratos leoninos, dietas extremas y vigilancia continua: qu¨¦ hay detr¨¢s de la aparente perfecci¨®n del pop coreano
En el documental sobre BlackPink que triunfa en Netflix las artistas del famoso grupo hablan sin tapujos de una adolescencia de internamiento y un ritmo de trabajo sin apenas d¨ªas libres. Pero es solo la punta del iceberg de lo que sucede en las academias que forman a las futuras estrellas del pop oriental
En el documental de Netflix BlackPink: Light Up The Sky, las integrantes del fen¨®meno del k-pop BlackPink describen sin dramatismo alguno c¨®mo pasaron todos sus a?os de adolescencia internadas en una academia. Sin apenas contacto con el mundo exterior, ensayaban 14 horas diarias con un solo d¨ªa libre cada dos semanas. La industria del k-pop proyecta una imagen moderna, sana y positiva de Corea del Sur, pero su sistema de fabrica...
En el documental de Netflix BlackPink: Light Up The Sky, las integrantes del fen¨®meno del k-pop BlackPink describen sin dramatismo alguno c¨®mo pasaron todos sus a?os de adolescencia internadas en una academia. Sin apenas contacto con el mundo exterior, ensayaban 14 horas diarias con un solo d¨ªa libre cada dos semanas. La industria del k-pop proyecta una imagen moderna, sana y positiva de Corea del Sur, pero su sistema de fabricaci¨®n de estrellas esconde contratos abusivos, anulaci¨®n del individuo y condiciones infrahumanas.
Los Juegos Ol¨ªmpicos de Se¨²l en 1988 impulsaron la prosperidad econ¨®mica de la naci¨®n, los mercados se abrieron y las restricciones en los medios de comunicaci¨®n se relajaron. Pero la crisis econ¨®mica de 1997 oblig¨® al Gobierno surcoreano a neoliberalizar su econom¨ªa, abri¨¦ndose al extranjero y permitiendo una mayor influencia de la cultura anglosajona. El k-pop naci¨® con una formulaci¨®n casi matem¨¢tica: bases musicales sint¨¦ticas de hip hop, rock, eurodance, funk, reggae, techno, disco o country con sonidos africanos, ¨¢rabes y asi¨¢ticos. Su est¨¦tica de fantas¨ªa animada se adapt¨® a la mirada lasciva del erotismo occidental. El k-pop, un h¨ªbrido de todos los productos populares del planeta, es la sublimaci¨®n de la globalizaci¨®n. Y todo gracias al concepto de ¡°tecnolog¨ªa cultural¡± ideado en 1998 por Lee Soo-Man, fundador de la discogr¨¢fica SM y arquitecto del k-pop.
¡°La era de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n domin¨® los noventa. Yo predije que despu¨¦s vendr¨ªa la era de la tecnolog¨ªa cultural¡±, explic¨® Lee al semanario New Yorker. La primera estrella lanzada por Lee, el rapero Hyun Jin-young, estaba a punto de triunfar cuando fue arrestado por posesi¨®n de drogas. Lee se jur¨® a s¨ª mismo que no volver¨ªa a embarcarse en el arduo proceso de desarrollar a un artista que pudiera fallarle. As¨ª que combin¨® sus conocimientos como ingeniero con su pasi¨®n musical y su ambici¨®n empresarial para elaborar un manual que ¨¦l mismo bautiz¨® como ¡°Tecnolog¨ªa Cultural¡±. Todos los empleados de SM deben memorizar sus pautas: en qu¨¦ momento del proceso hay que incorporar compositores, productores y core¨®grafos extranjeros; qu¨¦ progresiones de acordes usar en cada pa¨ªs; qu¨¦ color de sombra de ojos funciona mejor en cada regi¨®n; c¨®mo deben moverse las manos al saludar seg¨²n la cultura; o qu¨¦ ¨¢ngulos de c¨¢mara aplicar para los v¨ªdeos. Seg¨²n esta estrategia, las estrellas musicales pueden construirse como se construye un tel¨¦fono m¨®vil o un ordenador y el resultado es el mismo: influencia cultural, transformaci¨®n social y crecimiento econ¨®mico. En 2010 la revista de negocios japonesa Nikkei sac¨® al grupo Girls' Generation en portada defini¨¦ndolas como ¡°el nuevo Samsung¡±.
Los ¨ªdolos surcoreanos son la cara visible de la neoliberalizaci¨®n de su pa¨ªs en su sentido m¨¢s extremo: se trata de seres humanos cuyas identidades se manufacturan como si fuesen bienes de consumo. Al p¨²blico occidental le gusta imaginarse a sus estrellas del pop como criaturas especiales pero imperfectas, cuyo talento proviene de un factor x (o una magia inexplicable) y cuyo carisma radica en su humanidad. En Estados Unidos las estrellas nacen, en Corea del Sur se fabrican. Las academias de ¨ªdolos instruyen a los aspirantes en canto, baile, idiomas, ejercicio, buenos modales, uso de redes sociales y trato con la prensa. El grupo surcoreano m¨¢s exitoso de la historia, BTS, presume de practicar entre 12 y 15 horas al d¨ªa. Los alumnos empiezan su formaci¨®n en torno a los 11 a?os y, gracias a un software de simulaci¨®n, la discogr¨¢fica puede estimar c¨®mo sonar¨¢ su voz y qu¨¦ aspecto tendr¨¢ su cara una d¨¦cada despu¨¦s.
¡°Los alumnos nos despert¨¢bamos a las 5.00 para practicar antes de las clases escolares, que empezaban a las 8.00, y al terminar algunos se quedaban ensayando hasta las 23.00 para impresionar a los profesores. Los alumnos del grupo B, el menos talentoso, se quedaban dormidos en las esterillas del gimnasio porque eran iguales que las de sus dormitorios. Yo era del grupo A, as¨ª que ten¨ªa literas¡± record¨® en una entrevista para la BBC Euodias, una aspirante que abandon¨® su carrera a las puertas de su debut y que asegura que los profesores no llamaban a los alumnos por su nombre de pila sino por su n¨²mero asignado. ¡°Yo tengo suerte porque me ech¨¦ para atr¨¢s a los 18, pero muchos de mis compa?eros lo dejaron todo y se encontraron a los 21 sin carrera musical y sin cualificaciones acad¨¦micas,¡± a?adi¨® la joven.
Los padres deben solicitar permiso anticipado para visitar a sus hijos. Tirar la toalla no es una opci¨®n, no solo por la verg¨¹enza que eso causar¨ªa en su familia, sino porque tendr¨ªan que pagar los gastos de su formaci¨®n hasta entonces como penalizaci¨®n. La ¨²nica forma de salir de una academia es convertido en una estrella o fracasando en el intento. Una vez al mes, los ejecutivos de la compa?¨ªa eval¨²an el progreso de los alumnos y expulsan a los que no cumplen las expectativas. Pero los que s¨ª consiguen graduarse son m¨¢quinas perfectas de hacer pop con una energ¨ªa entusiasta que jam¨¢s flaquea (tienen c¨¢maras apunt¨¢ndoles constantemente) y unas coreograf¨ªas sincronizadas que les hacen parecer clones digitales. ¡°Sol¨ªamos practicar bailes con pesas de 4 kilos atadas a los tobillos durante d¨ªas, para as¨ª acostumbrarnos a ese peso y que despu¨¦s nuestros movimientos resultasen m¨¢s ligeros¡± confes¨® a Insider una joven llamada Way, de la banda Crayon Pop.
Los alumnos se pesan cada ma?ana y cada noche, y un profesor va diciendo su peso en voz alta. Si sobrepasa su peso ideal le dar¨¢n agua en vez de comida. Las chicas se someten a reg¨ªmenes como la dieta del vaso de papel (solo pueden comer alimentos que quepan en un vasito de papel), la del pepino (alimentarse exclusivamente de pepino hasta que alcancen su peso deseado) o la del hielo (no comer en absoluto y, cuando les entre hambre, masticar un hielo). ¡°Hasta las chicas m¨¢s escu¨¢lidas parecen rechonchas en c¨¢mara¡±, se lament¨® en el canal canadiense CBC una aspirante an¨®nima que se alimenta de agua y caf¨¦. ¡°Tu cuerpo no debe tener grasa para dar bien en c¨¢mara¡±. La cantante de Oh My Girl JinE tuvo que tomarse un periodo de descanso cuando la anorexia la llev¨® a pesar poco m¨¢s de 30 kilos con una estatura de 159 cent¨ªmetros. Sojung, de Ladies' Code, cont¨® que su dieta diaria consist¨ªa en una naranja, 15 tomates cherry y un trozo de calabaza y que llevaba un a?o sin tener la regla. Tiffany, de Girls' Generation, confes¨® que, con 48 kilos y 162 cent¨ªmetros, sus compa?eras se met¨ªan con ella llam¨¢ndola ¡°cerda¡±.
¡°Perder peso hace que tus ojos y tu nariz sobresalgan m¨¢s, y por tanto te vuelves m¨¢s destacable del resto¡±, asegura el maquillador Park So-jung. El objetivo es que las chicas tengan aspecto de mu?ecas a la disposici¨®n del consumidor: sus largas piernas y sus caras sim¨¦tricas alimentan la fantas¨ªa de la Lolita oriental, con una actitud sumisa e infantil que pretende que su erotismo parezca accidental e inconsciente. Un miembro de Super Junior exclam¨® que los cuerpos de las integrantes de Girls' Generation ¡°no les pertenecen a ellas, son tesoros de la naci¨®n¡±.
Para alcanzar esa imagen, las academias animan a sus alumnas a someterse a cirug¨ªas pl¨¢sticas. Corea del Sur es el pa¨ªs con m¨¢s operaciones est¨¦ticas del mundo (el 50% de las mujeres entre 20 y 30 a?os se ha retocado), porque no hay estigma social alguno: modificar tu aspecto para alcanzar la belleza es considerado un sacrificio digno y un s¨ªmbolo de estatus. Las operaciones m¨¢s habituales entre las aspirantes a ¨ªdolos son en el p¨¢rpado, en los p¨®mulos, en la nariz y en la barbilla. Todas con el objetivo de parecer m¨¢s cauc¨¢sicas. La cirug¨ªa en los p¨¢rpados es un regalo de graduaci¨®n habitual de los padres surcoreanos a sus hijos cuando terminan el instituto.
La obsesi¨®n de la naci¨®n con el k-pop se est¨¢ extendiendo al resto del planeta. Es el sexto mercado musical del mundo y lleva una d¨¦cada creciendo en torno al 15% anualmente. Solo en 2019 los beneficios aumentaron en un 50% gracias, sobre todo, a BTS y a BlackPink. El sexto disco de BTS, Map of the Soul: Persona, vendi¨® m¨¢s de tres millones de copias en Corea del Sur (el pa¨ªs tiene 50 millones de habitantes) durante su primer mes de lanzamiento. Su gira de 2019 fue la tercera m¨¢s exitosa del a?o en todo el mundo. El grupo es el artista m¨¢s mencionado en Twitter. El videoclip de Dynamite recibi¨® el r¨¦cord de 101 millones de visitas en 24 horas: en el top 20 de v¨ªdeos m¨¢s vistos en YouTube en su d¨ªa de estreno hay cinco de BTS y cinco de BlackPink (ellas ostentaron el r¨¦cord durante un par de meses con How You Like That: 86 millones de visitas en un d¨ªa). Uno de cada 13 turistas en Corea del Sur se?ala a BTS como el motivo principal de su visita. Al generar 4.500 millones de euros anuales, BTS supone un 0,3% del producto interior bruto de su pa¨ªs.
El fen¨®meno del k-pop ha sido utilizado por el Gobierno como un arma diplom¨¢tica. En 2013 el presidente Park Geun-hye declar¨® en su discurso inaugural: ¡°En el siglo XXI, la cultura es poder¡±. La banda EXO actu¨® para Donald Trump (su contrato, claro, les imped¨ªa declinar la invitaci¨®n, considerada un honor al estar sirviendo a su pa¨ªs). Red Velvet ejercieron como embajadores de buena voluntad con un concierto en Corea del Norte para Kim Jong-un. Barack Obama aplaudi¨®, durante un discurso en la Conferencia de Liderazgo Asi¨¢tico de 2017, que miles de estadounidenses estuviesen aprendiendo coreano para apreciar las canciones de SHINee. En 2005, el Gobierno cre¨® un comit¨¦ de mil millones de euros para promover el k-pop y se estima que el pa¨ªs recibe cinco d¨®lares por cada d¨®lar invertido. El n¨²mero de estudiantes extranjeros en Corea del Sur ha crecido en un 50% en la ¨²ltima d¨¦cada. Los ¨ªdolos, por tanto, son motivo de orgullo nacional y representan un pa¨ªs pr¨®spero y cosmopolita pero manteniendo los valores tradicionales de trabajo duro, familia, amistad y amor rom¨¢ntico. Su actitud sobre el escenario es humilde, a diferencia de las estrellas del pop occidentales que exhiben una energ¨ªa dominante y de superioridad. En los grupos tampoco hay l¨ªderes ni se estimulan las identidades individuales, en sinton¨ªa con la mentalidad surcoreana de contribuir a la comunidad en vez de perseguir el triunfo individual. Pero esta presi¨®n est¨¢ dejando v¨ªctimas por el camino.
Uno de los integrantes de SHINee, Kim Jong-hyun, se suicid¨® en diciembre de 2017. El cantante hab¨ªa hablado abiertamente sobre su depresi¨®n, sobre la angustia de la fama y sobre la necesidad de derribar el estigma surcoreano en torno a la salud mental: buscar tratamiento psicol¨®gico o psiqui¨¢trico es percibido como una decisi¨®n ego¨ªsta que antepone el individuo a la sociedad y, por tanto, es motivo de deshonra familiar porque sugiere debilidad y falta de disciplina. Corea del Sur es uno de los pa¨ªses con mayor ratio de suicidios del mundo. La cantante Sulli se quit¨® la vida tras meses de cr¨ªticas por haber expresado opiniones feministas, mientras que Goo Hara se suicid¨® al no soportar los ataques de sus fans por haber denunciado a un exnovio que amenazaba con publicar un v¨ªdeo sexual de ambos. Park Kyung, de la banda Block B, ha se?alado que la ansiedad y la soledad son sus compa?eras de vida. En su nota de suicidio, enviada por WhatsApp a su hermana, Jong-huyn le dec¨ªa ¡°Dime que lo he hecho bien¡±.
Porque graduarse en una academia no significa el final de la explotaci¨®n, sino el inicio de otra. Seg¨²n los contratos de siete a?os (el Gobierno tuvo que regular los denominados ¡°contratos esclavistas¡±, que hasta 2009 eran de 13 a?os), el artista no puede expresar opiniones pol¨ªticas que no sean de patriotismo, ni tener relaciones sentimentales, ni acudir a ning¨²n sitio sin supervisi¨®n de la empresa. No puede negarse a asistir a ning¨²n evento ni a patrocinar un producto (las Girls' Generation llegaron a ser imagen de pollos asados). Y por supuesto, no debe cometer ni un solo desliz que corrompa su imagen pura e inocente. Park Bom de 2NE1 fue detenida en el aeropuerto por tr¨¢fico de drogas. Aunque se tratase de medicamentos recetados en Estados Unidos, el p¨²blico no la perdon¨® y Bom fue despedida.
La cultura confuciana de Corea del Sur exige la sumisi¨®n ante la autoridad, en concreto ante la autoridad masculina. Cuando las integrantes de Girls' Generation le hicieron ojitos a un grupo de chicos durante un programa de televisi¨®n, el p¨²blico decidi¨® humillarlas en sus conciertos apagando sus linternas y manteniendo silencio durante su actuaci¨®n. El presidente de YG llam¨® a las integrantes de su grupo 2NE1 ¡°muy feas¡± en un programa de televisi¨®n y ellas se echaron a llorar.
La cl¨¢usula de confidencialidad, adem¨¢s, impide al artista desvelar los entresijos de la industria: el lado oscuro que se conoce del k-pop es solo la punta del iceberg. Pero cada vez se denuncia m¨¢s en p¨²blico.
En 2009 el miembro de Super Junior Han Geng demand¨® a SM por multarle cuando se negaba a participar en alg¨²n evento y obligarle a trabajar dos a?os sin un solo d¨ªa libre, lo cual le caus¨® una enfermedad en el ri?¨®n. Krystal de f(x) se desmaya tan a menudo durante los conciertos que es uno de sus rasgos de identidad. En 2011 tres integrantes de Kara denunciaron que su discogr¨¢fica les pagaba solo 110 euros al mes a pesar de haber generado cientos de miles en beneficios (se estima que las mucho m¨¢s exitosas Girls' Generation, por el contrario, recib¨ªan en torno a un mill¨®n al a?o). El grupo TVXQ tambi¨¦n demand¨® a SM por no dejarles dormir m¨¢s de cuatro horas diarias y negarse a pagarles si su disco vend¨ªa menos de 500.000 copias. Cuando Lee Lang gan¨® un premio en los Korean Music Awards, aprovech¨® su discurso de agradecimiento para poner a subasta su trofeo para poder pagar el alquiler.
Prince Mak declar¨® que los artistas solo reciben un 10% de sus ganancias, a dividir entre los integrantes de la banda, y que de ese 10% hay que descontar los gastos por su formaci¨®n que est¨¢n obligadas a pagar con car¨¢cter retroactivo: clases, manutenci¨®n, alojamiento, ropa, dietas y operaciones est¨¦ticas. Mak asegur¨® que tuvo que trabajar durante tres a?os ininterrumpidamente antes de recibir algo de dinero. La excepci¨®n a esta pr¨¢ctica son las tres grandes discogr¨¢ficas (SM, JYP y YG, la creadora de BlackPink, que adem¨¢s proh¨ªbe expresamente las operaciones est¨¦ticas), que empiezan a pagar a sus estrellas en cuanto debutan y solo tienen que devolver el dinero de su formaci¨®n si incumplen su contrato. Quejarse, especialmente cuando triunfan, es percibido por la sociedad surcoreana como una debilidad del car¨¢cter.
El documental de BlackPink termina con las cuatro chicas comiendo en un restaurante mientras especulan si a los 40 a?os, tras haberse casado y tenido hijos, estar¨¢n en condiciones para afrontar una gira de regreso. Se estima que la vida comercial de un ¨ªdolo del k-pop nunca supera los siete a?os y ellas son perfectamente conscientes de c¨®mo funcionan los ciclos del pop. Al fin y al cabo esa es, literalmente, toda la vida que conocen.
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