Mochila: la vida a la espalda
Creo que no le concedemos la suficiente importancia a la mochila: yo mismo, sin ir m¨¢s lejos, no hab¨ªa escrito a¨²n de ella, y mira que llevo haci¨¦ndolo de vestuario heroico-aventurero y complementos desde hace ocho a?os.
Le¨ª que ante el ataque de un oso grizzly (o de cualquier otro tipo de oso excepto, imagino, un panda), hay que esconderse debajo de la mochila, y pens¨¦ que hab¨ªa que escribir algo de eso, de la mochila. Creo que no le concedemos la suficiente importancia a la mochila: yo mismo, sin ir m¨¢s lejos, no hab¨ªa escrito a¨²n de ella, y mira que llevo haci¨¦ndolo de vestuario heroico-aventurero y complementos desde hace ocho a?os. Hemos hablado aqu¨ª, por ejemplo, del salacot, pero ?ad¨®nde ir¨ªas con salacot y sin mochila? Es cierto que la mochila ha de competir con elementos de portabilidad -en el sentido de llevar cosas dentro- como la maleta, el bolso, el cesto, la bandolera, el macuto, la ri?onera, la bolsa de pl¨¢stico (o papel), el zurr¨®n, el saco o la as¨ª llamada mariconera, que jam¨¢s llevaremos con salacot, al menos en esta secci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de las mochilas hist¨®ricas, como las de los soldados de Napole¨®n, hechas de piel de ternera rubia y que, es sabido, conten¨ªan todas -supongo que el corso lo meter¨ªa de serie- un bast¨®n de mariscal, en sutil alusi¨®n a que en la Gran Arm¨¦e se ascend¨ªa desde las filas con una rapidez proporcional a la velocidad con que ca¨ªan en combate los mandos (de h¨²sar y tirar, si se me permite la tonta broma). M¨¢s all¨¢ de esas mochilas, digo, en las que los grognards, los recios veteranos, llevaban cartuchos, calzado de repuesto, bizcochos y gorro de noche (soy incapaz de inventarme eso), y de las modernas mochilas guais tipo North Face, o las tan literarias como la que hered¨® Patrick Leigh Fermor de Robert Byron, est¨¢ la mochila muy b¨¢sica que todos los de una cierta edad recordamos con nostalgia de nuestra infancia y donde nos met¨ªan los bocadillos y la cantimplora cuando ¨ªbamos de excursi¨®n con el cole cantando ¡°qu¨¦ buenos son los padres Escolapios¡±, una estrofa que hoy, con la que est¨¢ cayendo, se tiende a cantar poco.
Recuerdo con enorme cari?o mi mochila de los sesenta marca Alpina de lona gris con armaz¨®n met¨¢lico y en cuyo interior siempre hab¨ªa un pl¨¢tano chafado y un quesito de El Caser¨ªo florecido. Viv¨ª muchas aventuras con esa mochila y las chirucas a juego (el pantal¨®n corto, que me parec¨ªa humillante, no empec¨¦ a valorarlo hasta que vi en los setenta Un taxi para Tobruk), en lugares tan ex¨®ticos como Sant Miquel del Fai o Castellter?ol. Era muy diver, estilo La guerra de los botones pero a lo bestia: con los de clase, los descerebrados Bardaj¨ª y Casabay¨® al frente, nos enfrent¨¢bamos a los de otros cursos a pedradas y las mochilas serv¨ªan de parapeto, como con los osos.
En un arrebato de melancol¨ªa he recorrido Wallapop, ebay, etsy y todocolecci¨®n en busca de mi vieja mochila. He encontrado algunas unidades a precios asequibles, aunque la verdad me han parecido, desde una perspectiva desarrollista-tardofranquista superada, bastante cutres. En cambio, he visto algunas mochilas vintage chul¨ªsimas con telas densas en tonos verdes y caqui y correas de cuero aut¨¦ntico, como las buscadas Veshmeshok de la URSS de 1960, tan a juego con las camisetas rayadas telnyashka de los Spetsnaz, las fuerzas especiales (reto a cualquier comentarista de moda a meter en la misma frase Veshmeshok, telnyashka y Spetsnaz). Tambi¨¦n las hay similares a las de las tropas de monta?a alemanas de la Segunda Guerra Mundial inmortalizadas en El desaf¨ªo de las ¨¢guilas, donde Clint Eastwood encarnaba con salero al ¨²nico Gebirgsjager con tup¨¦ de la historia militar.
Pero ha sido durante la b¨²squeda cuando he ido a dar con la verdadera mochila de mis sue?os, la monumental Mochila T¨¢ctica de Campa?a (MTC) para operaciones especiales de Elite Bags,
con la que parece que vayas a invadir no ya Afganist¨¢n sino Saturno. Color coyote-t¡±an¡± (quiz¨¢ sea Capit¨¢n Tan) y de 36 litros de capacidad, lleva sistema de anclaje MOLLE, cremalleras YKK y hebillas UTX, entre otras cosas que no entiendo pero que la convierten en ¡°aut¨¦ntico basti¨®n de lo operativo¡±. El problema es que cuesta casi 500 euros, as¨ª que de momento voy a seguir con mi fiel mochila del S¨®nar, que no tiene soporte para el piolet y las granadas pero me trae recuerdos muy alegres y es a las mochilas lo que Las zapatillas rojas de Andersen a las zapatillas: ideal para un no parar.
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