La en¨¦sima resurrecci¨®n del n¨¢utico, el zapato pijo por excelencia que se niega a desaparecer
Marcas como Miu Miu o The Row reivindican un calzado asociado desde su creaci¨®n con ricos en yates o gente que sue?a con ser rica y tener un yate
Marivent, Mallorca, 1986. La familia real espa?ola hace su posado veraniego anual para la prensa, esta vez con unos invitados especiales: el Pr¨ªncipe y la Princesa de Gales y sus hijos. El momento, como todo lo que el tiempo se encarga de hacer irrepetible, es ic¨®nico: dos dinast¨ªas que viv¨ªan momentos aparentemente felices posan de manera desenfadada ajenos a los vaivenes del futuro. De todos los detalles que un ojo curioso puede encontrar en la imagen -y son muchos: los outfits a juego de W...
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Marivent, Mallorca, 1986. La familia real espa?ola hace su posado veraniego anual para la prensa, esta vez con unos invitados especiales: el Pr¨ªncipe y la Princesa de Gales y sus hijos. El momento, como todo lo que el tiempo se encarga de hacer irrepetible, es ic¨®nico: dos dinast¨ªas que viv¨ªan momentos aparentemente felices posan de manera desenfadada ajenos a los vaivenes del futuro. De todos los detalles que un ojo curioso puede encontrar en la imagen -y son muchos: los outfits a juego de William y Harry, los tonos pastel, los peinados a laca casi cl¨®nicos de Sof¨ªa y Diana¡- hay uno que quiz¨¢s pasa desapercibido, pero tambi¨¦n define una ¨¦poca. Est¨¢ en los pies: los hombres de la fotograf¨ªa, incluido el adolescente Felipe, visten el mismo calzado. Unos n¨¢uticos.
Aquel momento, entre mediados de los ochenta y finales de los noventa, marc¨® la m¨¢xima popularidad de un calzado que, ya desde su concepci¨®n, ha estado asociado a una cierta clase social. Su nombre anglosaj¨®n, boat shoe, ya dejaba las cosas claras, aunque no hac¨ªa falta poseer un barco para llevarlo. Antes de la recuperaci¨®n de la alpargata, era la elecci¨®n de las clases pudientes (y las que aspiraban a serlo) cuando el calor invitaba a un atuendo m¨¢s informal. Lo llevaban tanto estrellas del pop comercial como pol¨ªticos en vacaciones, siempre sin calcetines, y su dise?o se extendi¨® a cualquier zapater¨ªa de barrio en versiones m¨¢s asequibles. Pero, a diferencia de prendas como el polo que lograron hacer un viaje desde las ¨¦lites a las calles, el n¨¢utico nunca ha podido desprenderse del todo de su aura de prenda pija. A¨²n as¨ª, cada cierto tiempo asistimos a un intento de reivindicaci¨®n, ya sea a trav¨¦s de asociaciones con la moda urbana o con su inclusi¨®n en colecciones recientes de Miu Miu o The Row. La suya es la historia de una prenda que parece hecha para ser amada o recibir el m¨¢s absoluto de los desprecios, sin posibilidad de un t¨¦rmino medio.
Un zapato inspirado en un perro
La imagen del zapato n¨¢utico como una prenda propia de personas a las que les preocupa el impuesto de sucesiones no es, desde luego, infundada. El dise?o que ha llegado a nuestros d¨ªas se lo debemos a un empresario acomodado, Paul A. Sperry. En los a?os treinta, Sperry, navegante asiduo, se dio cuenta de que su perro se desplazaba sin resbalar en cualquier superficie. La clave, pens¨®, estaba en las estr¨ªas de sus almohadillas. As¨ª ide¨® unos zapatos con una suela que imitaba esa forma para conseguir una mejor sujeci¨®n en la cubierta de un barco. El material elegido, piel aceitada, estaba pensado para repeler el agua. El propio apellido de Sperry dio nombre a su marca, que a¨²n hoy sigue comercializando este modelo.
Al igual que otras prendas asociadas a deportes elitistas, como el polo, el estilo preppy adopt¨® al n¨¢utico bajo su ala. Esa est¨¦tica que se empez¨® a fraguar en los campus de Yale o Princeton se comenz¨® a expandirse como la imagen del ¨¦xito en su versi¨®n joven y desenfadada. Sudaderas, bombers, pantalones chinos y, por supuesto, los n¨¢uticos, se propagaron como el vestuario que se asociaba a una clase pujante, optimista y din¨¢mica. La imagen del sue?o americano.
Desde entonces, el n¨¢utico se instal¨® en ese ideario de clubs de campo, puertos deportivos y discotecas en las que una zapatilla es sin¨®nimo de excomuni¨®n. Por esas mismas razones, para otro tipo de p¨²blico ha seguido ligado al concepto del pijer¨ªo m¨¢s rancio e inmovilista. El p¨¦ndulo de las tendencias, que se gu¨ªa por unidades de tiempo ajenas a los prejuicios, ha pasado de nuevo por su lado en varias ocasiones, intentando despojarle de olor a colonia de hombre y humo de puro. A finales de la d¨¦cada pasada, por ejemplo, cuando el estilo preppy fue reivindicado tanto por la cultura urbana (en 2009 Kanye West dise?¨® unos n¨¢uticos blancos para Louis Vuitton) como por bandas de indie como Vampire Weekend. Cada cierto tiempo, por tanto, asoma un titular: ?Vuelven a estar de moda los n¨¢uticos? Pero, ?lo est¨¢n?
Sacar el pie del yate
¡°Perdona, ?estamos hablando en la popa de una majestuosa goleta? ?Es sal eso que me pica la piel curtida por la intemperie? ?No? Entonces, ?por qu¨¦ co?o llevas zapatos n¨¢uticos?¡±. As¨ª recriminaba Tom Wambsgans a Greg Hirsch su atuendo en la primera temporada de Succession. Las oficinas de Waystar Royco no son el ¨²nico lugar en el que este calzado sigue enarcando cejas, pese a que marcas como Timberland, en colaboraci¨®n con Supreme, o Sebago lo actualicen. ¡°Para m¨ª, el n¨¢utico como el polo, est¨¢ totalmente fuera de mi realidad ahora mismo. Esto es un trauma que perdura en el tiempo por haber llevado uniforme en el colegio¡±, explica el director creativo y estilista Alfredo Santamar¨ªa, conocido en el mundo online como Gothic Sport. ¡°Justa o injustamente, para m¨ª es una prenda tan encasillada que me es muy dif¨ªcil verla en otro contexto, aunque haya marcas que intenten actualizarlo¡±. Lo que s¨ª le concede es su capacidad para perdurar y adaptarse a las ¨¦pocas. ¡°Est¨¢ claro que funcionan e, igual que pasa con los mocasines, siempre estar¨¢n presente. Tambi¨¦n es un calzado que no sabemos si es del todo formal o de todo sport y eso lo hace todoterreno¡±.
En el otro extremo est¨¢ el estilista y personality todoterreno Josie. ¡°El n¨¢utico (blanco, en mi caso), es una toma de tierra est¨¦tica con este planeta porque con ellos pisas el mundo y te paseas siempre por ¨¦l con un calzado muy c¨®modo y que tiene a la vez mucha personalidad, con ese golpetazo visual en los pies que evoca aire libre y mar est¨¦s donde est¨¦s¡±, explica. ?l super¨® los prejuicios de la ¨¦poca para llevarlos. ¡°A mis 20 a?os nadie los usaba, pero yo me atrev¨ª porque nunca me ha asustado una camisa con iniciales, ni siquiera una Teba; as¨ª que no me asusta ninguna connotaci¨®n asociada a ninguna prenda. Para m¨ª, la ropa y los complementos son elementos pl¨¢sticos a favor de uno, y as¨ª he usado estos zapatos, a mi favor, a lo largo de estos 20 a?os porque nada cierra mejor un look que un n¨¢utico blanco hecho polvo. Su piel craquelada y el kilometraje hacen de ¨¦l una reliquia llena de momentos y marcas de uso que cuentan lugares, encuentros de tu paso por esta vida¡±.
En medio de odios y amores, los dise?adores siguen intentando sacarle partido a la silueta del n¨¢utico. El a?o pasado, la colaboraci¨®n entre Saint Laurent y Sebago lo hac¨ªa atrevi¨¦ndose con el animal print. Hace tan solo unos meses, Timberland y la firma neoyorquina Aim¨¦ Leon Dor¨¦, especializada en cruzar moda urbana y preppy, lo han hecho con un modelos que recupera la esencia cl¨¢sica. Y hace menos, Troye Sivan desfil¨® para Miu Miu en Par¨ªs con unos n¨¢uticos. Recuperado o no, odiado o querido, el n¨¢utico se niega a desaparecer.
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