El gran fracaso de ¡®La Gran Renuncia¡¯: por qu¨¦ ya nadie se atreve hoy a abandonar su trabajo
?Recuerda cuando nos contaron que la gente renunciaba a sus empleos sedentarios para vivir una nueva vida plantando coles de Bruselas en un pueblo? Falsa alarma: los trabajadores vuelven a sus puestos prepandemia
La recta final de este 2023 se est¨¢ cobrando una v¨ªctima inesperada. Se trata de la Gran Renuncia (Great Resignation), esa marejada de fondo, supuestamente irreversible e imparable, que iba a corroer los cimientos del capitalismo corporativo. Un terremoto que tuvo un primer epicentro en los Estados Unidos de hace ahora un par de a?os, que estaba produciendo r¨¦plicas continuas y que hasta hace apenas unos meses se estaba exportando a la Europa comunitaria, Espa?a incluida.
Hoy, en opini¨®n de ...
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La recta final de este 2023 se est¨¢ cobrando una v¨ªctima inesperada. Se trata de la Gran Renuncia (Great Resignation), esa marejada de fondo, supuestamente irreversible e imparable, que iba a corroer los cimientos del capitalismo corporativo. Un terremoto que tuvo un primer epicentro en los Estados Unidos de hace ahora un par de a?os, que estaba produciendo r¨¦plicas continuas y que hasta hace apenas unos meses se estaba exportando a la Europa comunitaria, Espa?a incluida.
Hoy, en opini¨®n de Investopedia, la biblia internacional de los inversores financieros, la Gran Renuncia forma parte del pasado. Se trata de una tesis ya muy difundida en el entorno acad¨¦mico y que secundan medios de comunicaci¨®n como Forbes, Fortune, Bloomberg, Quartz, The Week o The Economist. The New York Times le da todo el cr¨¦dito en un incisivo art¨ªculo de Ben Casselman
Incluso el hombre al que se atribuye la paternidad del concepto, Anthony Klotz, profesor de gesti¨®n econ¨®mica del University College de Londres, est¨¢ dispuesto a reconocer que no queda ¡°ni rastro¡± del cataclismo de efectos imprevisibles que ¨¦l vaticin¨® en su d¨ªa. Todo apunta a que el mercado laboral se est¨¢ comportando, desde la pasada primavera, ¡°como si la pandemia nunca se hubiese producido¡±. Klotz acu?¨® la expresi¨®n Gran Renuncia en mayo de 2021, pero hoy asume que ese ¨¦xodo masivo de profesionales dispuestos a renunciar a sus trabajos para perseguir una vida m¨¢s plena y satisfactoria no ha sobrevivido a la consolidaci¨®n de la nueva normalidad post-covid 19.
Business as usual
En octubre de este a?o, seg¨²n explica Chris Morris, redactor de Fortune, el porcentaje de estadounidenses que renunciaron a sus trabajos se situ¨® en niveles ¡°muy similares a los de 2019¡å, en torno a un 0,1% que los expertos consideran ¡°poco significativo¡± y, en cualquier caso, perfectamente normal. Parece evidente que la gran deserci¨®n de los que se sent¨ªan ninguneados o maltratados en la trinchera laboral contempor¨¢nea ha concluido.
Hace apenas a?o y medio, en junio de 2022, Beyonc¨¦ editaba lo que las redes sociales describen como su canci¨®n bolchevique, Break My Soul , el himno de la Gran Renuncia. En ella, tal y como cuenta Lucy Bayly, redactora de CNN Business, exhortaba a sus fans a no resignarse a la mediocridad descorazonadora de los trabajos sin perspectivas. Si tu rutina te destroza los nervios, te abruma y exten¨²a, te quita el sue?o y te separa de tus seres queridos, no lo dudes: renuncia.
Hoy, el tema suena incluso m¨¢s oportunista y pueril que cuando fue concebido. Al parecer, Beyonc¨¦ ley¨® en diagonal una serie de art¨ªculos en la prensa progresista y abraz¨® la tesis de la Gran Reestructuraci¨®n, el supuesto cambio de sistema al que las empresas iban a verse obligadas a recurrir para paliar los efectos de la Gran Renuncia.
Si nuestros asalariados est¨¢n acudiendo de manera masiva al departamento de recursos humanos para decirnos que est¨¢n hartos y que lo dejan, vamos a tener que contener la hemorragia ofreciendo aumentos de sueldo, jornadas flexibles, reducciones de cargas de trabajo, mayor libertad, un trato m¨¢s deferente, considerado y ¡°humano¡±, se planteaban por entonces, de manera m¨¢s o menos resignada, muchos empleadores. Mark Lobosco sentaba c¨¢tedra en el observatorio de tendencias de LinkedIn proponiendo ¡°una reinvenci¨®n en profundidad de la cultura empresarial¡±.
Los a?os de la deserci¨®n en masa
Nada de eso ha ocurrido. Samantha Delouya, de la CNN, afirma que, al final, como de costumbre, se ha ¡°restaurado el orden¡±. Los empresarios capearon el temporal acelerando sus programas de automatizaci¨®n y digitalizaci¨®n, reduciendo as¨ª, en cierta medida su dependencia de los volubles y poco previsibles seres humanos. Hoy, afirma Delouya, ya ¡°apenas tienen que preocuparse por la gradual deserci¨®n de sus asalariados¡±. A medida que la niebla de la batalla se va disipando, ¡°el que se perfilaba como uno de los principales efectos a medio plazo de la pandemia va quedando atr¨¢s¡±.
En 2021, 47,7 millones de personas renunciaron a sus trabajos en Estados Unidos alegando, en muchos casos, estr¨¦s laboral cr¨®nico [burnout], ¡°desmotivaci¨®n, insatisfacci¨®n vital, problemas de conciliaci¨®n o cambios de prioridades¡±, seg¨²n explica Delouya. Se trataba de la cifra m¨¢s alta desde que la Oficina de Estad¨ªsticas Laborales (BLS, por sus siglas en ingl¨¦s) empez¨® a recabar datos al respecto en 2001.
En 2022, se alcanz¨® un nuevo m¨¢ximo hist¨®rico: 50,5 millones de renuncias. Hoy sabemos que el impulso desertor estaba tocando techo en verano de ese a?o, entre julio y septiembre, coincidiendo, aunque fuese solo por casualidad, con el recorrido comercial de Break My Soul. En ese periodo, se estaban registrando alrededor de seis millones de renuncias mensuales. Pero la tendencia empez¨® a cambiar a partir de octubre. Y no se produjo el aterrizaje suave que auguraban algunos analistas, sino m¨¢s bien una brusca reversi¨®n a la normalidad que ya empezaba a resultar evidente en primavera de este a?o.
Renunciar a un trabajo no resulta tan sencillo. Muchos de los que lo hicieron entre finales de 2020 y mediados de 2022 se sent¨ªan impulsados por una fuerte corriente social y generacional a la que la pandemia hab¨ªa dado alas. Cre¨ªan estar actuando en coherencia con su momento vital y con los ¡°nuevos¡± valores adquiridos o consolidados durante los confinamientos. Aspiraban a una vida ¡°distinta¡±, qui¨¦n sabe si a un trabajo mejor o m¨¢s bien a un nuevo punto de partida. Y estaban convencidos de que se embarcaban en ese viaje en el momento oportuno y con la alforjas bien cargadas.
Nuestros desertores
Entre los que tomaron una decisi¨®n as¨ª en Espa?a, en un entorno que poco tiene que ver con la tradicional vitalidad y pujanza del mercado laboral estadounidense, ICON ha identificado a Marc A., ilustrador y dise?ador de 43 a?os. Marc renunci¨® en 2022 a un trabajo en n¨®mina en un estudio de dise?o barcelon¨¦s para darse de alta como aut¨®nomo y trasladarse a un pueblo de pocos centenares de habitantes en el Pirineo de Lleida: ¡°Fue un salto al vac¨ªo¡±, admite, ¡°porque establecerme por cuenta propia pasados los 40 a?os implica, muy probablemente, que nunca m¨¢s volver¨¦ a tener una n¨®mina, y esa es una perspectiva bastante delicada¡±.
Lo hizo, explica, porque la pandemia le convenci¨® de lo muy poco satisfactoria que estaba siendo su vida, ¡°en una ciudad que cada vez me gustaba menos, con la que hab¨ªa perdido la conexi¨®n emocional¡±, y llevando una rutina que percib¨ªa como ¡°absurda y esclava¡±. La idea de instalarse en un entorno ¡°m¨¢s tranquilo y saludable¡± y convertirse en su propio jefe empez¨® a resultarle seductora en cuanto varias personas de su entorno empezaron, sencillamente, a renunciar: ¡°Apost¨¦ por una manera distinta de vivir y lo hice con todas las consecuencias. Tal vez el punto m¨¢s delicado de lo que yo concibo como mi plan de rescate personal es que, a este paso, me retirar¨¦ siendo aut¨®nomo, por lo que es muy probable que me quede una pensi¨®n irrisoria, a menos que encuentre la manera de complementarla de manera adecuada¡±.
Magda L¨®pez, 29 a?os, se uni¨® a la Gran Renuncia para ¡°bajarse de la rueda¡± a la que siente que se subi¨® de manera prematura: ¡°Llevaba encadenando trabajos m¨¢s o menos basura desde los 19 y no hab¨ªa tenido tiempo para completar mi formaci¨®n o pararme a pensar c¨®mo quer¨ªa orientar el resto de mi vida¡±. Ahora estudia realizaci¨®n audiovisual y lo alterna con trabajos espor¨¢dicos (¡°y bastante mal remunerados¡±) por cuenta propia.
Magda forma parte de ese magro 14,9% de espa?oles menores de 30 a?os que no viven con sus padres. Se hab¨ªa instalado en el apartamento de su pareja, unos a?os mayor que ella y con una situaci¨®n econ¨®mica ¡°algo m¨¢s desahogada¡±, pero su apuesta por un cambio vital ¡°sincero y profundo¡± la llev¨® a dejar tambi¨¦n atr¨¢s esa relaci¨®n. Hoy, comparte piso con dos amigas de infancia, una soluci¨®n provisional y bastante ¡°precaria¡±, pero que le resulta llevadera porque se describe como ¡°disciplinada y muy frugal¡±, m¨¢s que acostumbrada a ¡°pasarlas putas¡±. Conoce la canci¨®n de Beyonc¨¦, y opina que resulta ¡°de una frivolidad repugnante que una multimillonaria desconectada de la realidad como ella se permita dar a sus seguidores consejos condescendientes sobre c¨®mo deben vivir sus vidas¡±. Beyonc¨¦, despu¨¦s de todo, es ¡°el paradigma de los que nunca tendr¨¢n que plantearse renunciar a nada¡±.
Por ¨²ltimo, Laia P., traductora e int¨¦rprete de 37 a?os, separada, madre de gemelos, tambi¨¦n dio la espalda a una n¨®mina y a un salario ¡°m¨¢s que digno¡± en esos primeros meses de 2022 en que la semilla de la renuncia parec¨ªa flotar en el ambiente: ¡°El confinamiento supuso para m¨ª una experiencia traum¨¢tica¡±, nos cuenta, ¡°pero tambi¨¦n me ofreci¨® una perspectiva nueva sobre c¨®mo quiero vivir mi vida. Ya no estoy dispuesta a someterme a una rutina que me mantenga alejada de mis hijos casi todo el d¨ªa y me obligue a encerrarme en una oficina y convivir de manera muy intensa con personas que no me aportan nada a nivel humano¡±.
La empresa en que trabajaba intent¨® adaptarse a este cambio de perspectiva vital: ¡°Reconozco que fueron flexibles y razonables conmigo. Me ofrecieron una reducci¨®n de jornada, opciones de conciliaci¨®n, la posibilidad de alternar presencia y teletrabajo. Pero mi tolerancia al trabajo como asalariada en una gran empresa hab¨ªa ca¨ªdo en picado. Al final, acabaron dici¨¦ndome: ¡®Nada es suficiente para ti, creemos que el problema es que ahora tienes muchas menos ganas de trabajar¡¯. Y supongo que estaban en lo cierto. As¨ª que pactamos un despido y ahora he vuelto a traducir en casa y acudir de vez en cuando a entrevistas, conferencia y congresos, como hac¨ªa en los primeros a?os de mi vida profesional¡±.
El balance de este nuevo estilo de vida motivado por ¡°un profundo cambio de prioridades¡± le parece muy positivo: ¡°Me decepciona, en cualquier caso, que lo de la Gran Renuncia no haya sido m¨¢s que una falsa alarma, especialmente en Espa?a, un pa¨ªs con una tasa de paro alt¨ªsima y, en consecuencia, con trabajadores de mentalidad conservadora, dispuestos a vivir casi de cualquier manera para mantener una n¨®mina¡±. Laia esperaba que ¡°el impacto de la pandemia y la lecci¨®n de vida que supuso para muchos de nosotros fuese m¨¢s profundo y tuviese mayor capacidad de transformaci¨®n¡±, pero, al final, ¡°la realidad se ha impuesto y la gran mayor¨ªa ha acabado optando por vivir m¨¢s o menos igual que antes, puede que incluso con menos ilusiones y esperanzas¡±.
Ponerse en pie
Madeline Klass, experta en tendencias industriales del bolet¨ªn corporativo Hierology, considera que el fin de la era de la Gran Resignaci¨®n ¡°se produjo, muy probablemente, ya a finales de 2022 y se hizo m¨¢s que evidente en mayo de este a?o¡±. Sin embargo, The New York Times no anunci¨® el ¡°acontecimiento¡± hasta julio, y ¡°ya se sabe¡±, ironiza Klass, ¡°que las cosas no acaban de ocurrir hasta que The New York Times confirma en sus p¨¢ginas que han ocurrido¡±.
Klass a?ade que el carpetazo definitivo a la que ella consideraba una situaci¨®n ¡°an¨®mala¡± no deja de ser una buena noticia. En su opini¨®n, el ¨¦xodo masivo y la consiguiente escasez de talento laboral que estaban empezando a padecer las empresas hab¨ªa conducido a un ¡°notable empoderamiento de los trabajadores, que estaban en condiciones de exigir subidas de sueldo, flexibilidad e incentivos¡±. Con la restauraci¨®n del orden ¡°natural¡± de las relaciones laborales, los empleadores recuperan la iniciativa, pero Klass considera que solo la conservar¨¢n si ¡°contin¨²an ofreciendo a sus profesionales condiciones que hagan que les valga la pena quedarse¡±. Es decir, que esta din¨¢mica de flujo y reflujo se habr¨ªa saldado, por el momento, con la llegada, al menos en Estados Unidos, a un punto de equilibrio ¨®ptimo.
Brigid Kennedy, en The Week, atribuye el cambio de tercio a ¡°un creciente pesimismo entre los trabajadores con respecto a la evoluci¨®n del mercado laboral a medio plazo¡±. Estados Unidos, y el planeta en su conjunto, se asoman a un periodo de incertidumbre y volatilidad. ¡°Renunciar a un trabajo resulta ahora mucho menos atractivo que hace a?o y medio¡±. Tirarse a la piscina inquieta mucho m¨¢s cuando se percibe que podr¨ªa haber muy poca agua en ella. En el juego de las sillas del mercado laboral, explica la analista de la consultora ADP Nela Richardson, ¡°las mejores posiciones parecen ahora mismo ocupadas¡±, as¨ª que cada vez quedan menos incentivos pr¨¢cticos para ponerse en pie cuando suena la m¨²sica.
Jo Constantz, en Bloomberg, asume que la ¨¦poca de las grandes migraciones laborales ha pasado, que el sedentarismo profesional vuelve a parecer la mejor opci¨®n para la inmensa mayor¨ªa y que ha llegado la hora de pasar revista y ¡°aprender¡± de lo acontecido en los ¨²ltimos tres a?os. Para Constantz, resulta evidente que tambi¨¦n queda atr¨¢s la era de la devoci¨®n incondicional al trabajo. Uno de cada dos trabajadores se plantear¨ªa, a¨²n hoy, renunciar a su empleo si sus empresas les obligasen a pasar m¨¢s tiempo en la oficina, y esa es una lecci¨®n que no se puede dejar caer en saco roto.
Por mucho que preocupe la evoluci¨®n de sus carreras a los mileniales y Z m¨¢s cualificados, no est¨¢n tan dispuestos como los mayores de 40 a?os a someterse a rutinas laborales asfixiantes e incompatibles con una vida ¡°normal¡±. Las empresas que mejor comprendan este cambio de paradigma mental entre sus trabajadores, opina Constantz, ser¨¢n las que m¨¢s facilidades tengan para captar y retener talento y, en consecuencia, las que resulten m¨¢s competitivas.
Puede que la tentaci¨®n de bajarse de la rueda haya pasado de moda, pero el mercado laboral lo domina ahora mismo una generaci¨®n dispuesta a trabajar para vivir, pero tal vez ya no a vivir para trabajar. De ser eso cierto, la Gran Resignaci¨®n habr¨ªa pasado a la historia, pero no sin dejar una profunda herencia cuyo adecuado reparto van a tener que negociar trabajadores y empresas en los ¨²ltimos a?os. Tal vez no sea la Gran Reestructuraci¨®n de que hablaban hace unos meses voluntaristas como Mark Lobosco, pero puede que acabe resultando algo hasta cierto punto parecido.
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