Un volc¨¢n provoca un tsunami en La Palma: as¨ª es la fiebre en Netflix por las cat¨¢strofes escandinavas
El ¨¦xito de la serie ¡®La Palma¡¯, que imagina un maremoto en la isla canaria, ha familiarizado al p¨²blico con el gusto por la destrucci¨®n en Noruega, donde estas producciones dominan la taquilla?
Hab¨ªa motivos para la sorpresa entre el p¨²blico espa?ol cuando se lanz¨® el trailer de La Palma, la nueva serie original que Netflix estren¨® las pasadas Navidades. Apenas tres a?os despu¨¦s de la erupci¨®n en la isla canaria, el gigante del streaming presentaba una serie de producci¨®n extranjera, concretamente de Noruega, donde el desastre de La Palma alcanzaba la escala de nada menos que un tsunami y se ve¨ªa, entre otras muchas desgracias, un avi¨®n lleno de pasajeros estrell¨¢ndose al cruzar el volc¨¢n humeante. Un ejercicio de imaginaci¨®n significativo, teniendo en cuenta que la aut¨¦ntica erupci¨®n se cobr¨® una ¨²nica vida humana. Para redondear la ofensa, los protagonistas no eran los vecinos de la isla, sino turistas escandinavos, como cuando en Lo imposible (2012) la sociedad tailandesa quedaba circunscrita al sector servicios.
La serie, sin embargo, no pretende ser una dramatizaci¨®n: fue escrita antes de los acontecimientos, con rodaje previsto para el ¨²ltimo trimestre de aquel 2021 y aplazado por fuerza mayor. En La Palma se incluye, de hecho, una referencia de pasada a aquella erupci¨®n, como forma de marcar distancia entre los sucesos reales y la propuesta ficticia, basada en la ya antigua hip¨®tesis de un posible tsunami en Cumbre Vieja que formularon los investigadores Steven Ward y Simon Day. La serie ha estado entre lo m¨¢s visto del cat¨¢logo de habla no inglesa de Netflix en 90 pa¨ªses y ha sido n¨²mero uno en 23 de ellos, incluido Espa?a. A lo largo de cuatro cap¨ªtulos, recorre espectacularmente todos los clich¨¦s del cine de cat¨¢strofes, desde la familia en crisis que ve c¨®mo la tragedia pone a prueba sus v¨ªnculos hasta las autoridades negligentes que no dan el aviso a tiempo para no da?ar a la hosteler¨ªa, pasando por la cl¨¢sica imagen spielbergiana del vaso ¨Cen esta ocasi¨®n, la copa de vino del veraneante paterfamilias noruego¨C anunciando un temblor en la tierra.
Como tantas otras veces, el gran seguimiento popular no ha ido ligado a una recepci¨®n cr¨ªtica entusiasta. ¡°Parece una pel¨ªcula de La Sexta de por la tarde¡±, dice a ICON el periodista especializado en series Lorenzo Mejino. ¡°Una cosa de cat¨¢strofes dise?ada con el algoritmo para ver y olvidar en unos d¨ªas¡±. Mejino vincula el ¨¦xito de la serie a su corta duraci¨®n, que la hace m¨¢s asequible para el consumo r¨¢pido, al impulso de las novedades de Netflix y a que ¡°no hab¨ªa mucho que ver esos d¨ªas¡±. ¡°Tambi¨¦n quiz¨¢ por la gente a la que le gusta ver accidentes en directo, que no puede apartar la mirada de una cat¨¢strofe. La serie en su ¨²ltimo cap¨ªtulo es un compendio de ello, solo falta un tibur¨®n o un megalod¨®n por ah¨ª saltando¡±, reflexiona con sorna.
Para el espectador que no vaya en busca de muchas sorpresas, La Palma ofrece un tipo de entretenimiento eficaz y a?ejo que evoca, con ambientaci¨®n espa?ola, el esp¨ªritu del audiovisual de desastres estadounidense de los noventa, a lo Un pueblo llamado Dante¡¯s Peak (1997). Si la realizaci¨®n, los efectos digitales o la seriedad con la que est¨¢n replicados cada uno de sus t¨®picos resultan convincentes es porque sus implicados no son unos reci¨¦n llegados emulando meramente triunfos del otro lado del Atl¨¢ntico, sino especialistas consagrados en la materia: t¨ªtulos de gran repercusi¨®n comercial en el pa¨ªs escandinavo como La ola (2015) o El mar del Norte (2021) van firmados por los mismos guionistas de La Palma, Lars Gudmestad y Harald Rosenl?w-Eeg, tambi¨¦n cocreadores. El personaje del cu?ado (Thorbj?rn Harr) o el padre (Anders Baasmo Christiansen) se vieron igualmente las caras antes en el thriller de supervivencia El t¨²nel (2019). Miembros del peque?o star system de lo que, poco a poco, va configur¨¢ndose como la nueva ficci¨®n catastr¨®fica noruega.
Escandinavia sumergida
?De d¨®nde viene este renovado apetito n¨®rdico por la destrucci¨®n? ¡°La producci¨®n cinematogr¨¢fica noruega (y, en cierta medida, las producciones televisivas) depende de la financiaci¨®n p¨²blica a trav¨¦s del Instituto Noruego de Cinematograf¨ªa. Dicha financiaci¨®n puede conseguirse bien a trav¨¦s de una preevaluaci¨®n art¨ªstica o de un potencial reconocido en el mercado noruego. Para lograr esto ¨²ltimo, la pel¨ªcula proyectada necesita una estimaci¨®n de 150.000 entradas (o m¨¢s) vendidas en los cines noruegos. Esto ha animado a los productores noruegos a hacer pel¨ªculas que atraigan a un p¨²blico mayor, como las pel¨ªculas b¨¦licas y las de cat¨¢strofes¡±, explica a ICON por correo electr¨®nico la doctora Anne Gjelsvik, profesora de estudios cinematogr¨¢ficos en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnolog¨ªa (NTNU). El fen¨®meno noruego del cine b¨¦lico (particularmente, de la Segunda Guerra Mundial) ha traspasado asimismo fronteras, con la reci¨¦n llegada a Netflix N? 24 ¨Cbiopic del h¨¦roe de la resistencia contra los nazis Gunnar S?nsteby¨C tambi¨¦n entre las pel¨ªculas m¨¢s vistas en Espa?a.
Gjelsvik, que atribuye parte de la gran acogida internacional a La Palma a un punto de vista tur¨ªstico con el que ¡°gente de toda Europa puede identificarse¡±, se?ala de la variante noruega de desastres dos caracter¨ªsticas diferenciales: las escenograf¨ªas n¨®rdicas (entre las que, obviamente, no se incluir¨ªa la serie de Netflix) y la presencia de personajes femeninos activos. ¡°La ola fue el primer gran ¨¦xito dentro del g¨¦nero¡±, a?ade.
La serie de Netflix replica casi al detalle el argumento del taquillazo escandinavo de 2015. Con otra familia en proceso de separaci¨®n en el centro de la historia, La ola se situaba en el famoso fiordo de Geiranger, al que un tsunami producido por el desprendimiento de un paso de monta?a amenazaba con arrasar. La pel¨ªcula fue la m¨¢s vista de su a?o en Noruega (800.000 entradas vendidas en un pa¨ªs con algo m¨¢s de cinco millones de habitantes: cerca de uno por cada cinco ciudadanos acudi¨® al cine), fue representante nacional al Oscar, su director fue fichado por Hollywood para encargarse de Tomb Raider (2018) y los protagonistas vivieron m¨¢s desventuras en una celebrada secuela, Terremoto (2018).
El fen¨®meno de La ola fij¨® el patr¨®n que han seguido sistem¨¢ticamente los esfuerzos posteriores del g¨¦nero. Adem¨¢s del ingrediente familiar, en estas producciones hay conciencia ecol¨®gica y mucho gusto por los datos, un contexto hist¨®rico y cient¨ªfico situado siempre en el pr¨®logo para dejar claro que lo que sucede en la ficci¨®n podr¨ªa ocurrir o ha ocurrido antes, a ser posible con im¨¢genes documentales. Desde cifras que no significan necesariamente nada, pero ah¨ª est¨¢n (en El t¨²nel se nos indica que hay m¨¢s de 1.100 t¨²neles en Noruega, para quien quiera saberlo), hasta advertencias: ¡°La pregunta no es si pasar¨¢ [el tsunami], sino cu¨¢ndo¡±, augura un cient¨ªfico en la cabecera de La Palma.
Pero no solo de destrucci¨®n vive el noruego. El audiovisual del pa¨ªs lleva desde la pasada d¨¦cada encadenando notables logros internacionales tanto en la peque?a como en la gran pantalla. ¡°Cada a?o sacan dos o tres series excelentes¡±, opina Lorenzo Mejino. ¡°Al principio iban a remolque de Dinamarca y Suecia. Dinamarca fue la que empez¨® todo el bum n¨®rdico con Borgen [2010] y luego lleg¨® de Suecia El puente [2011]. Antes estuvo The Killing [2007, danesa]. Noruega ahora les ha adelantado por la derecha y por la izquierda. Ha tenido una pol¨ªtica cultural de muchas subvenciones, el gobierno ha apostado claramente por ayudar a los productores a que hicieran series televisivas a exportar. Se empezaron a mover muy r¨¢pido, de hecho, la primera serie original de Netflix, Lilyhammer [2012], fue una coproducci¨®n con Noruega¡±.
El periodista identifica el gran salto de calidad televisivo en Occupied (2015), una intriga pol¨ªtica en la que el primer ministro noruego, a consecuencia de la crisis clim¨¢tica, anunciaba la suspensi¨®n la producci¨®n de crudo y gas, lo que derivaba en que Rusia ocupase el territorio en confabulaci¨®n con la Uni¨®n Europea para seguir explotando los recursos. ¡°Era una historia que se pod¨ªa vender internacionalmente muy bien, porque al final hablaba del peligro ruso, el medio ambiente¡ Tocan muchas teclas de forma muy brillante, como demuestran Skam [2015], una serie juvenil que fue un bombazo, El tiempo de la felicidad [2018, otro drama de trasfondo petrol¨ªfero], Operaci¨®n Telemark [2015], que era una miniserie de la Segunda Guerra Mundial¡¡±. En materia de fantas¨ªa o ciencia ficci¨®n, se han atrevido con una propuesta tan argumentalmente audaz como la de Los visitantes (2019), serie donde una serie de brechas en el presente provoca una crisis de refugiados temporales de la era de Piedra, la vikinga y el siglo XIX. Mejino menciona adem¨¢s el nombre de Tommy Wirkola, el director de las pel¨ªculas de Zombis nazis (2009-14), que tuvo su recorrido en televisi¨®n con la comedia negra policiaca Hellfjord (2012).
En cine, el terror y las comedias tuvieron mayor predicamento antes de la irrupci¨®n de los desastres y las batallas de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, la producci¨®n noruega m¨¢s vista internacionalmente de los ¨²ltimos a?os est¨¢ bastante lejos de ret¨®ricas grandilocuentes: se trata de la comedia dram¨¢tica La peor persona del mundo (2021), de Joachim Trier, que obtuvo dos nominaciones al Oscar. La profesora Anne Gjelsvik cita el caso de Trier como un refuerzo para ¡°la reputaci¨®n del cine noruego¡± que ¡°sirve de est¨ªmulo¡± a cineastas que busquen contar historias fuera del ¨¢mbito comercial masivo, sin fiordos inundados, tanques ni mares en llamas. ¡°Creo que la financiaci¨®n p¨²blica es muy importante, pero a los directores nuevos y con talento les cuesta mucho conseguirla. Por ejemplo, La tutor¨ªa, de Halfdan Ullmann T?nder [2024, la candidata noruega a los pr¨®ximos Oscar], o Adorable [2024], de Lilja Ingolfsdottir, un ¨¦xito nacional que ha ganado numerosos premios internacionales, prueban este reto¡±. Como Noruega puede concluir de su propio cine de cat¨¢strofes, la emoci¨®n y la profundidad nunca deben descuidarse.