No fueron fantasmas, fue algo peor: la cruda realidad del caso Amityville
Se convirti¨® gracias al cine en la casa encantada m¨¢s famosa del mundo, pero el libro ¡®El caso Amityville¡¯ se?ala irregularidades e incongruencias del proceso judicial en torno a una de las matanzas m¨¢s c¨¦lebres de EE UU: no hubo esp¨ªritus, pero s¨ª mafia, drogas y violencia dom¨¦stica
Son las 3:15 de la madrugada del 13 de noviembre de 1974. Un joven de 23 a?os, Ronald DeFeo, Jr. (m¨¢s conocido como Butch), se levanta y, rifle en mano, ejecuta a su familia al completo: sus padres y sus cuatro hermanos. Todos mueren boca abajo en la cama, como si ninguno se hubiese despertado con los disparos, y sin haber sido drogados. Como si una fuerza sobrenatural hubiera silenciado, de alg¨²n modo, el rifle y mantenido a las seis v¨ªctimas en un extra?o trance hasta la llegada de su fatal destino. As¨ª comienzan buena parte de las m¨¢s de 30 pel¨ªculas de terror inspiradas en el parricidio de la localidad neoyorquina de Amityville ¡ªdesde la original y m¨¢s famosa de todas ellas, Terror en Amityville (1979)¡ª , para despu¨¦s narrar c¨®mo otra familia se muda a esa casa y comienza a experimentar fen¨®menos paranormales. Estas pel¨ªculas con frecuencia llevan un r¨®tulo de ¡°Inspirada en hechos reales¡± porque, sorprendentemente, tienen algo a lo que remitirse: la sentencia judicial del caso, dictada en 1975, que no hizo menci¨®n a ning¨²n esp¨ªritu maligno pero consider¨® plausible este relato.
En el libro El caso Amityville: Reinvestigando los asesinatos de la familia DeFeo, escrito en 2002 y publicado ahora por primera vez en Espa?a por la editorial Applehead, el autor Ric Osuna repasa todas las irregularidades que rodearon el proceso, los obst¨¢culos que encontr¨® la defensa para acceder a pruebas no tenidas en cuenta y las prisas por encarcelar a un culpable, antes siquiera de tener una versi¨®n coherente de los hechos. Osuna ha abogado, durante a?os y desde su p¨¢gina especializada, por una reapertura del caso, sin pretender que el asesino m¨²ltiple confeso Butch DeFeo (fallecido en marzo de 2021 a los 69 a?os en la c¨¢rcel) fuese liberado, sino que se depurase la responsabilidad aut¨¦ntica que ¨¦l tuvo en los asesinatos.
Una responsabilidad sobre la que se ha especulado desde el primer momento de su detenci¨®n, puesto que ya entonces las autoridades dieron por hecho que el crimen tuvo que haberse perpetrado entre varias personas. En las conclusiones de su investigaci¨®n, el autor sostiene que Butch mat¨® a sus padres, Ronald y Louise DeFeo, con la ayuda de un amigo, pero que los ni?os murieron a manos de su hermana Dawn, de 18 a?os, asesinada tambi¨¦n por Butch aparentemente tras ver la atrocidad que ella acababa de cometer.
¡°Creo que Dawn estuvo involucrada y el simple hecho de decirlo me entristece, porque se trataba de una chica dispuesta a cualquier cosa con tal de abandonar su casa y escapar de sus padres¡±, reafirma Ric Osuna, consultado por ICON v¨ªa correo electr¨®nico. El autor se remite, entre otros argumentos, a la declaraci¨®n jurada que firm¨® en 1974 el novio de la joven, con quien ella quer¨ªa mudarse a Florida, sin haber salvado a¨²n el escollo de la desaprobaci¨®n de sus padres. Tambi¨¦n aporta como prueba la letra de una canci¨®n supuestamente c¨®mica escrita tiempo antes por Dawn, The night the DeFeos died (La noche en que murieron los DeFeo, t¨ªtulo original del libro), donde fantaseaba con el asesinato de su familia.
La segunda y m¨¢s impactante parte del libro de Osuna est¨¢ dedicada a la reconstrucci¨®n de la vida personal de la familia DeFeo, a partir de su llegada al n¨²mero 112 de Ocean Avenue, en Amityville, que compraron en 1965. Aunque los medios sensacionalistas pusieron el acento en el letrero de High Hopes (¡°Grandes esperanzas¡±) que el padre hab¨ªa colgado en la entrada como s¨ªmbolo de la prosperidad que buscaban y se trunc¨® aquella noche de 1974, aquello estaba muy lejos de ser un hogar id¨ªlico, seg¨²n los vecinos y conocidos a los que el escritor entrevist¨® durante la investigaci¨®n. El infierno dom¨¦stico descrito ten¨ªa en el centro el car¨¢cter explosivo del padre, Ronald DeFeo, que maltrataba a su esposa e hijos. La familia, adem¨¢s, estaba directamente vinculada al crimen organizado a trav¨¦s del abuelo materno, Michael Brigante, Sr., socio del jefe mafioso Carlo Gambino. Seg¨²n Butch ¡ªque estuvo empleado junto a su padre en el concesionario de Brigante¡ª y su pareja, ellos ya ten¨ªan un trato muy estrecho con la muerte, al tener que deshacerse frecuentemente de cad¨¢veres por encargo de la mafia.
Aunque la conducta inestable e imprudente del padre, Ronald DeFeo, le hab¨ªa llevado a estar en el punto de mira de los gangsters, Osuna descarta su implicaci¨®n en la matanza de Amityville, puesto que el asesinato de ni?os viola todos los c¨®digos de la mafia italiana. En la reconstrucci¨®n de los hechos que se plantea en el libro, los acontecimientos se precipitan el 12 de noviembre, despu¨¦s de una brutal trifulca donde el padre agrede a su mujer y a varios de sus hijos. El m¨¢s peque?o, de 9 a?os, acaba con la cara ensangrentada. Dawn, por su parte, trata de defenderse con un cuchillo. Convencida de que les acabar¨¢ matando si ellos no act¨²an antes, Dawn convence a su hermano mayor, Butch, de acabar durante la noche con la vida de su padre y tambi¨¦n de su madre, Louise, al considerar que, pese a ser tambi¨¦n v¨ªctima de los abusos de Ronald, ella est¨¢ incondicionalmente de su lado y es ¡°irrecuperable¡±.
En lo que difieren es en los ni?os: Butch encarga a Dawn vigilar que no salgan de las habitaciones mientras ¨¦l y, seg¨²n Osuna, otro amigo (Bobby Kelske) asesinan a Ronald y Louise, pero ella argumenta que hay que eliminar a todos los testigos y que no es bueno para ellos crecer con ese trauma, as¨ª que tambi¨¦n los mata. Butch, horrorizado, se venga de Dawn y se convierte en el ¨²nico DeFeo superviviente.
Tragedia y farsa
El grueso del libro de Ric Osuna aporta una gran cantidad de documentos y datos que, como m¨ªnimo, cuestionan el rigor con el que se abord¨® el juicio o el tratamiento de las pruebas. Por ejemplo, en las fotos de la escena del crimen, que aparecen reproducidas, se pueden apreciar manchas de sangre en lugares que no se corresponden con la historia de que todos los DeFeo murieron en sus camas, y que apoyan el relato del escritor. Tambi¨¦n se?ala la aparici¨®n de una bala de calibre distinto a las disparadas por el rifle de Butch en la habitaci¨®n del matrimonio. Sin embargo, es en su cr¨®nica de las anomal¨ªas judiciales donde, El caso Amityville s¨ª acaba tratando de fen¨®menos extra?os.
Un buen medidor del grado de brutalidad policial que se ejerc¨ªa en esos a?os en el condado de Suffolk, al que pertenece Amityville, es la alta tasa de confesi¨®n durante los interrogatorios: un 97%, frente a, por ejemplo, el 35% del barrio del Bronx, en Nueva York, o el 20% del barrio de Kings, en Brooklyn. En el libro se constata que la confesi¨®n de Butch DeFeo, alcoh¨®lico y heroin¨®mano, de haber sido el ¨²nico responsable, base principal de la acusaci¨®n, se obtuvo bajo tortura y los diferentes jueces que llevaron el proceso desestimaron todas las pruebas que as¨ª lo acreditaban.
Tambi¨¦n que el fiscal y la polic¨ªa admitieron en multitud de ocasiones que el crimen involucr¨® necesariamente a tres personas, como concluy¨® otra investigaci¨®n independiente del detective Herman Race, pero el car¨¢cter medi¨¢tico del juicio y las ambiciones pol¨ªticas y personales de los que estaban del lado de la ley exig¨ªan encarcelar a un culpable de inmediato, aunque ello implicase presentar versiones oficiales incongruentes.
Pero el libro El caso Amityville no sirve, en absoluto, de portavoz para el asesino Butch DeFeo, a quien el autor Ric Osuna no duda en tildar de ¡°mentiroso¡±. Las declaraciones del parricida est¨¢n siempre puestas en cuarentena y validadas (o descartadas) a trav¨¦s de otras fuentes, cuando no hay pruebas que las apoyen. Las revelaciones m¨¢s novedosas son las de la mujer con la que Butch estaba casado en el momento de los cr¨ªmenes, Geraldine DeFeo, con quien lleg¨® a tener una hija.
Butch denunci¨® a Osuna y a su exesposa por calumnias tras la publicaci¨®n del libro, y neg¨® haberse entrevistado jam¨¢s con el escritor, pero perdi¨® el juicio. ¡°Butch quer¨ªa dinero y derechos de autor. Simplemente, yo no cre¨ª que ¨¦l debiera beneficiarse por su papel en los asesinatos¡±, explica Osuna a ICON. ¡°Geraldine no particip¨® en la extorsi¨®n y renunci¨® a obtener dinero, as¨ª que Butch tambi¨¦n neg¨® que ella hubiera sido su esposa. A excepci¨®n del abuso, al final, Butch acab¨® transform¨¢ndose en su padre por la manera en que trataba a quienes le rodeaban¡±.
Butch DeFeo no fue el primero ni el ¨²ltimo en ver la terrible p¨¦rdida de seis vidas humanas como una oportunidad de negocio. Su abogado, William Weber, desesperado porque se le denegara repetidamente el acceso a las pruebas, en una jugada digna de la serie Better Call Saul, particip¨® en la organizaci¨®n de la famosa trama del embrujo demon¨ªaco en la casa de Amityville, con la esperanza, seg¨²n Geraldine DeFeo, de utilizarla en favor de Butch en el juicio. As¨ª, Weber mont¨® una sociedad con la familia Lutz, siguientes habitantes del edificio, quienes, a trav¨¦s del libro superventas Aqu¨ª vive el horror (escrito por Jay Anson y publicado en 1977), difundieron la surtida gama de experiencias sobrenaturales que hab¨ªan vivido durante los 28 d¨ªas que, seg¨²n ellos, pasaron all¨ª. Al espect¨¢culo se uni¨® un sacerdote que acab¨® expulsado de su di¨®cesis y el popular matrimonio de demon¨®logos formado por Ed y Lorraine Warren, que realiz¨® una sesi¨®n de espiritismo en la que tomaron una foto de un ni?o fantasma, extraordinariamente parecido a uno de los fot¨®grafos de la pareja.
La propia Lorraine Warren aparece en el momento m¨¢s extravagante del documental My Amityville Horror (2012), centrado en el testimonio de Daniel Lutz, uno de los ni?os de la familia durante su estancia en Amityville. En esa escena, inolvidable para cualquiera que ve la pel¨ªcula, Warren exhibe una madera perteneciente, asegura, a la cruz en la que muri¨® Jesucristo y un recipiente con supuestos pelos de San P¨ªo de Pietrelcina, antes de rezar una oraci¨®n con Lutz. A diferencia de las otras pel¨ªculas de ficci¨®n, aqu¨ª los (grotescos) ¨¢rboles s¨ª permiten ver el bosque y, sobre las palabras del protagonista, convencido de que s¨ª vivi¨® terror¨ªficos fen¨®menos paranormales a sus 10 a?os, se atisba la sombra de la sugesti¨®n y, sobre todo, el maltrato paterno. ¡°En mi opini¨®n, los ni?os de la familia Lutz fueron desgraciadamente utilizados para una estafa y eso les tuvo que afectar de forma grave¡±, dice Ric Osuna, cuyo inter¨¦s inicial en Amityville le llev¨® a tener, antes de la investigaci¨®n, una relaci¨®n comercial con el padre de aquella familia, George Lutz.
En el libro, Osuna recuerda la frase de Lutz que le hizo perder toda confianza: ¡°Aclarar lo sucedido no es tan importante como ganar dinero con nuevas secuelas¡±. George Lutz tambi¨¦n llev¨® a juicio al escritor por la descripci¨®n del enga?o expuesta en El caso Amityville y, al igual que con Butch, el tribunal dio la raz¨®n al autor. Tras la extensa investigaci¨®n, durante la que, afirma, sufri¨® varias amenazas an¨®nimas que cesaron con la publicaci¨®n del libro, Ric Osuna, antiguo fan¨¢tico del misterio de Amityville, admite que no ha sido capaz de volver a disfrutar ninguna de las pel¨ªculas de ficci¨®n sobre la supuesta casa encantada: ¡°Antes de conocer la verdad, las primeras me parec¨ªan entretenidas, pero ahora no me gustan. El libro y la pel¨ªcula de Terror en Amityville capitalizaron una tragedia aut¨¦ntica, los asesinatos de la familia DeFeo, y sedujeron la imaginaci¨®n de un p¨²blico al que, lamentablemente, no le importa c¨®mo se entretiene¡±.
Con Butch DeFeo y George Lutz muertos, las peregrinaciones de curiosos a la famosa casa contin¨²an, para agotamiento de las familias que han vivido all¨ª desde entonces y han declarado que nunca experimentaron ning¨²n suceso extra?o. Solo en 2022, est¨¢ previsto el estreno directo a v¨ªdeo de tres nuevas pel¨ªculas: Amityville Uprising, Amityville Bigfoot y Amityville Karen.
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