Los a?os oscuros
Hay quienes ven hoy un motivo para cerrar fronteras y sacralizar uno de los peores inventos del siglo XX: el pasaporte
Este no es el primer mal a?o. Uno muy malo, no sabemos exactamente cu¨¢l, ocurri¨® hace unos seis millones de siglos: fue cuando cay¨® un meteorito enorme en lo que hoy es Yucat¨¢n. La atm¨®sfera se llen¨® de azufre, un tsunami de casi dos kil¨®metros de altura recorri¨® el planeta y los dinosaurios se extinguieron. Los peque?os mam¨ªferos, sin embargo, resistieron. Con perd¨®n de los creacionistas, no hab¨ªa por entonces humanos, ni siquiera hom¨ªnidos. Ese desastre no lo sufrimos.
En 1333, la parte oriental de la Corona de Arag¨®n (Catalu?a, Valencia y Baleares) padeci¨® una hambruna tremenda, comp...
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Este no es el primer mal a?o. Uno muy malo, no sabemos exactamente cu¨¢l, ocurri¨® hace unos seis millones de siglos: fue cuando cay¨® un meteorito enorme en lo que hoy es Yucat¨¢n. La atm¨®sfera se llen¨® de azufre, un tsunami de casi dos kil¨®metros de altura recorri¨® el planeta y los dinosaurios se extinguieron. Los peque?os mam¨ªferos, sin embargo, resistieron. Con perd¨®n de los creacionistas, no hab¨ªa por entonces humanos, ni siquiera hom¨ªnidos. Ese desastre no lo sufrimos.
En 1333, la parte oriental de la Corona de Arag¨®n (Catalu?a, Valencia y Baleares) padeci¨® una hambruna tremenda, complementada con brotes de peste. Murieron 10.000 de los 50.000 habitantes que ten¨ªa Barcelona, donde 1333 se recuerda como ¡°el primer mal a?o¡±. El siglo XIV fue el siglo de la peste negra en Europa. Pero en otros lugares ni se enteraron.
1816 fue calamitoso. La erupci¨®n del volc¨¢n Tambora, en lo que hoy es Indonesia y era entonces una colonia de Holanda, oscureci¨® la atm¨®sfera y provoc¨® un tremendo trastorno clim¨¢tico. Fue el a?o sin verano y sin cosechas. Boston registr¨® una fuerte tormenta de nieve en pleno mes de junio. Nev¨® incluso en Guatemala. Suiza permaneci¨® bajo el hielo durante julio y agosto. Un grupo de amigos ingleses de vacaciones en Ginebra tuvo que encerrarse en casa; una mujer del grupo, Mary Shelley, aprovech¨® el aburrimiento para inventar el monstruo de Frankenstein. El fen¨®meno del Tambora, sin embargo, afect¨® casi exclusivamente al hemisferio norte.
Las guerras siempre han generado a?os oscur¨ªsimos. Ning¨²n habitante de Volgogrado, antes Stalingrado, olvidar¨¢ 1942. Nadie deber¨ªa olvidar lo que fue Auschwitz entre 1940 y 1945. En Hi?roshima y Nagasaki, 1945 fue el a?o del horror at¨®mico. Ruanda descendi¨® al infierno del genocidio en 1994.
Hoy, por primera vez desde que existe la especie humana, el mundo entero padece una desgracia. 2020, un guarismo peculiarmente redondo, quedar¨¢ en la memoria. Lo que estamos haciendo, y las consecuencias de lo que hacemos y haremos en el futuro pr¨®ximo, ser¨¢ estudiado por muchas generaciones de historiadores. Probablemente la vida de esos futuros historiadores, por lejana que sea, se ver¨¢ afectada de alguna forma por nuestras decisiones. Confiemos en que no nos maldigan.
Hay quienes ven en la aflicci¨®n de 2020 un motivo para cerrar fronteras, para refugiarse tras los muros de las viejas naciones y para sacralizar uno de los peores inventos del siglo XX: el pasaporte. Yo tiendo a creer lo contrario. Me parece que la pandemia hace evidente la necesidad de instituciones supranacionales, mundiales si es posible. No hace falta recordar lo ¨²tiles que son para Espa?a los fondos de la Uni¨®n Europea, ni la plurinacionalidad de la mayor¨ªa de las vacunas en desarrollo, ni el asesoramiento que, pese a todas las burocracias y todos los errores, desarrolla la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.
Conozco los argumentos sobre la p¨¦rdida de soberan¨ªa y los d¨¦ficits democr¨¢ticos. Son muy respetables. Pero ante la constataci¨®n de qui¨¦nes nos gobiernan y c¨®mo nos gobiernan en este a?o siniestro, preferir¨ªa que mandaran otros, quiz¨¢ m¨¢s lejanos, menos interesados en las pr¨®ximas elecciones y m¨¢s preocupados por el bien com¨²n.