¡°Nos reclamaban 60.000 euros. Y nos tachaban de defraudadores¡±
Dos de las familias afectadas cuentan la angustia que vivieron el d¨ªa en que el Gobierno neerland¨¦s les exigi¨® que devolvieran miles de euros
Los sobres azules con ventanita para la direcci¨®n son los m¨¢s reconocibles del servicio neerland¨¦s de Correos: los usa la Agencia Tributaria para sus recibos y notificaciones. Suelen abrirse con un suspiro resignado y cierta curiosidad, por si hubiera cambios en la suma a cotizar. A Sibel K?rkoca, de 38 a?os, le producen tal angustia que tiene que leerlos su marido, Hamza. Ambos de origen turco y nacidos en los Pa¨ªses Bajos, son padres de cinco hijos entre 15 y 3 a?os, pero cuando solo ten¨ªan tres, la pareja contaba con ayuda para cuidarlos.
Residentes en Tilburgo, al sur del pa¨ªs, hast...
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Los sobres azules con ventanita para la direcci¨®n son los m¨¢s reconocibles del servicio neerland¨¦s de Correos: los usa la Agencia Tributaria para sus recibos y notificaciones. Suelen abrirse con un suspiro resignado y cierta curiosidad, por si hubiera cambios en la suma a cotizar. A Sibel K?rkoca, de 38 a?os, le producen tal angustia que tiene que leerlos su marido, Hamza. Ambos de origen turco y nacidos en los Pa¨ªses Bajos, son padres de cinco hijos entre 15 y 3 a?os, pero cuando solo ten¨ªan tres, la pareja contaba con ayuda para cuidarlos.
Residentes en Tilburgo, al sur del pa¨ªs, hasta que el matrimonio conclu¨ªa su jornada laboral ¡ªella como asistente de farmacia y ¨¦l como mec¨¢nico¡ª se ocupaba de los ni?os la madre de Sibel, que es ni?era profesional y su trabajo remunerado era cuidar a los nietos. En 2014, la Agencia Tributaria suprimi¨® la ayuda familiar que recib¨ªa su hija y la vida de todos dio un vuelco. El subsidio recibido por Sibel sirve para pagar la guarder¨ªa o una ni?era, en este caso, a su propia madre. Cuando la ayuda les fue retirada, Sibel perdi¨® su empleo porque tuvo que dedicarse al cuidado de sus ni?os, y la abuela, que era independiente, acab¨® en el paro y acogida por su hija.
La pareja ignoraba que el suyo formaba parte de un abultado grupo de casos sospechosos de haber cometido fraude, y no entend¨ªan unas misivas donde se exig¨ªa la devoluci¨®n de unas asignaciones que les correspond¨ªan. ¡°Nos ped¨ªan unos 60.000 euros por un periodo de cuatro a?os. Pens¨¦ que se trataba de un error, pero no, nos tachaban de defraudadores¡±. De la angustia, tuvo dos accidentes de coche, enferm¨® y fue hospitalizada. Al silencio administrativo se sum¨® la certeza de que hab¨ªa otros casos similares, muchos de origen inmigrante.
Clienta de Eva Gonz¨¢lez P¨¦rez, la abogada de origen espa?ol que ha destapado el esc¨¢ndalo, Sibel gan¨® su caso a Hacienda sin pasar por los tribunales y no tuvo que pagar, pero dice que el da?o moral es irreparable. Los marcaron como delincuentes sin serlo, y tiene deudas privadas que no cubrir¨¢n los 30.000 euros de compensaci¨®n designados para cada familia.
Evrim Uyar admite su ingenuidad cuando, al leer la notificaci¨®n en la que se le informaba de que ten¨ªa que devolver 24.500 euros, pens¨® que no era posible que el Estado le hiciera ese da?o sin m¨¢s explicaci¨®n. De origen turco y nacida y criada en ?msterdam, como su pareja, Sefa, tienen dos hijos. Evrim dirige una escuela de primaria y ¨¦l lleva una empresa de taxis. Contaban con ahorros y pudieron pagar, aunque tampoco hab¨ªan defraudado. Era otro error m¨¢s de la Agencia Tributaria, cuyo m¨¢ximo responsable ha dejado el cargo ¡°por un desem?pe?o defectuoso de su labor¡±, seg¨²n Hacienda.
Cuando el juez les dio la raz¨®n, todo fueron excusas oficiales, y como su pasaporte es neerland¨¦s, cree que sus apellidos han jugado un papel relevante en el caso. Ha intentado que sus hijos notaran lo menos posible en casa el estr¨¦s que sufr¨ªan ella y su pareja, y ¡°claro que hay que combatir el fraude, pero no de esta manera¡±.
Al igual que Sibel, no le parece que el Gobierno pueda llegar a acercarse a sentir lo que ambas han padecido, y se pregunta cu¨¢l es la responsabilidad de los pol¨ªticos que han dimitido y piensan presentarse a la pr¨®xima reelecci¨®n, en marzo.