Hartos de espect¨¢culo
La realidad es que en Espa?a est¨¢ quedando fuera de la pol¨ªtica mucho de lo que ser¨ªa fundamental que abarcara
La confusi¨®n entre lo que pertenece al espacio del debate pol¨ªtico y lo que entra de lleno en el del espect¨¢culo o entretenimiento est¨¢ a punto de causar graves da?os en el entramado institucional espa?ol. El problema es que, por la incapacidad de algunos para resistirse a ese empuje del espect¨¢culo y por la voluntad expresa de otros de alentarlo ¡ªbien desde determinados medios de comunicaci¨®n por inter¨¦s puramente cremat¨ªstico, o bien por el deseo de algunos partidos de provocar la debilidad del Estado¡ª, est¨¢ quedando fuera de la pol¨ªtica mucho de lo que ser¨ªa fundamental que abarcara.
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La confusi¨®n entre lo que pertenece al espacio del debate pol¨ªtico y lo que entra de lleno en el del espect¨¢culo o entretenimiento est¨¢ a punto de causar graves da?os en el entramado institucional espa?ol. El problema es que, por la incapacidad de algunos para resistirse a ese empuje del espect¨¢culo y por la voluntad expresa de otros de alentarlo ¡ªbien desde determinados medios de comunicaci¨®n por inter¨¦s puramente cremat¨ªstico, o bien por el deseo de algunos partidos de provocar la debilidad del Estado¡ª, est¨¢ quedando fuera de la pol¨ªtica mucho de lo que ser¨ªa fundamental que abarcara.
La zona gris en la que cae el debate es inquietante porque el Estado hace frente a aut¨¦nticos problemas relacionados con la crisis econ¨®mica y sanitaria y con su configuraci¨®n territorial. No es posible ignorar que el resultado de las recientes elecciones catalanas desembocar¨¢ muy probablemente en un Gobierno que se cohesione en torno a la exigencia de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, y que cuanto m¨¢s d¨¦bil sea el Estado en ese momento, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ encontrar la manera de rechazar esa consulta por inconstitucional y de mantener al mismo tiempo una v¨ªa de di¨¢logo abierta. Se comprende que esa endeblez del Estado sea el objetivo de Junts per Catalunya, la CUP o Bildu, pero no que anime tambi¨¦n a otros grupos pol¨ªticos, incluidos los que representan formalmente la izquierda, porque se supone que muchos de los problemas que afronta el pa¨ªs desde el punto de vista econ¨®mico y social solo pueden ser solucionados, o al menos afrontados dignamente, desde una posici¨®n de fortaleza democr¨¢tica de ese Estado.
La distracci¨®n es monumental. Se pretende que todo el pa¨ªs discuta sobre si el Rey debe ir a declarar al Parlamento sobre el hecho de que sus dos hermanas se hayan vacunado legalmente en Abu Dabi (cuando fueron a visitar a su padre). Esa comparecencia ser¨ªa un verdadero disparate desde el punto de vista constitucional, pero ayuda, eso s¨ª, a debilitar la imagen democr¨¢tica de Espa?a. Al mismo tiempo se pasa casi de puntillas por el incre¨ªble hecho de que el excomisario corrupto Jos¨¦ Manuel Villarejo haya sido puesto en libertad porque el tribunal que debe someterle a juicio se declara ¡°incapaz de hacerlo antes de noviembre¡± (?dentro de ocho meses!), cuando acaba el periodo de cuatro a?os de prisi¨®n preventiva que fija la ley. O por la extra?¨ªsima reuni¨®n/entrevista, hecha p¨²blica por el digital CTXT, que mantuvo en un piso privado la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, con los responsables de OK Diario, Eduardo Inda y Manuel Cerd¨¢n, dos personas cercanas a Villarejo. Se da la circunstancia de que el despacho de abogados de Baltasar Garz¨®n, compa?ero de la se?ora Delgado, defiende al menos a tres de los probables c¨®mplices del comisario.
El espect¨¢culo se hace eco encantado de las amenazas del jefe de una de las mafias m¨¢s peligrosas de este pa¨ªs y el debate pol¨ªtico (?existi¨® connivencia de aparatos del Estado en sus actividades?) desaparece del escenario. Como ha desaparecido del debate si el Parlamento debe encargar a una comisi¨®n de expertos un estudio sobre lo ocurrido durante este a?o de pandemia y los medios que son necesarios para corregir los errores que se hayan podido cometer. O el debate sobre el enorme problema que implica la falta de eficiencia burocr¨¢tica del Estado, demostrada una vez m¨¢s por el terrible funcionamiento del ingreso m¨ªnimo vital. O la exigencia de que la Oficina Presupuestaria del Parlamento disponga inmediatamente de todos los t¨¦cnicos y personal necesario para cumplir su funci¨®n. O la discusi¨®n sobre el acceso a los documentos administrativos que acompa?an las decisiones gubernamentales, a fin de poder proceder correctamente a su evaluaci¨®n. Mientras se discute de banalidades y de estupideces llamativas, cae en el m¨¢s absoluto silencio la propuesta de PorCausa de dar la nacionalidad inmediatamente a los 147.000 ni?os (se dice pronto) que est¨¢n en Espa?a en situaci¨®n administrativa irregular, lo que hace que no puedan acceder a derechos b¨¢sicos. Todo eso se podr¨ªa hacer si el debate pol¨ªtico recuperara su espacio y si algunos dejaran de creer que las pistas de circo son m¨¢s ¨²tiles que el Parlamento.