Frontera sin l¨ªmites
Lo importante ahora es c¨®mo aprovechar la experiencia del impulso cient¨ªfico y mantener el empuje
La ¨²nica consecuencia positiva de la pandemia covid-19 ha sido el renovado prestigio que ha alcanzado en todo el mundo la ciencia, capaz de descubrir varios tipos de vacuna en un plazo incre¨ªblemente corto de tiempo. El formidable impulso cient¨ªfico ha sido provocado por la convicci¨®n pol¨ªtica de que merec¨ªa la pena cualquier inversi¨®n que permitiera encontrar remedio a una calamidad mundial de semejantes proporciones. Es decir, los avances cient¨ªficos respo...
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La ¨²nica consecuencia positiva de la pandemia covid-19 ha sido el renovado prestigio que ha alcanzado en todo el mundo la ciencia, capaz de descubrir varios tipos de vacuna en un plazo incre¨ªblemente corto de tiempo. El formidable impulso cient¨ªfico ha sido provocado por la convicci¨®n pol¨ªtica de que merec¨ªa la pena cualquier inversi¨®n que permitiera encontrar remedio a una calamidad mundial de semejantes proporciones. Es decir, los avances cient¨ªficos respondieron a una imperiosa necesidad pol¨ªtica. Lo importante ahora es c¨®mo aprovechar esa experiencia y c¨®mo mantener el empuje.
Lo ocurrido durante la pandemia se asemeja, en cierta forma, al formidable esfuerzo cient¨ªfico que se hizo en EE UU durante la II Guerra Mundial a trav¨¦s de la Oficina de Investigaci¨®n Cient¨ªfica y Desarrollo, que depend¨ªa directamente del presidente Franklin D. Roosevelt, y a la que se proporcionaron fondos y recursos pr¨¢cticamente ilimitados. El 17 de noviembre de 1944, convencido ya de haber ganado la guerra, Roosevelt escribi¨® al director de este joven organismo, un ingeniero llamado Vannevar Bush: ¡°La oficina que usted dirige representa un experimento ¨²nico de trabajo en equipo y cooperaci¨®n en investigaci¨®n cient¨ªfica y en la aplicaci¨®n del conocimiento cient¨ªfico a la soluci¨®n de los problemas t¨¦cnicos primordiales en la guerra¡±. Y segu¨ªa: ¡°No hay raz¨®n alguna por la que las lecciones que proporciona este experimento no puedan emplearse de manera rentable en tiempos de paz. La informaci¨®n, las t¨¦cnicas y la experiencia de investigaci¨®n desarrollada por la Oficina de Investigaci¨®n y Desarrollo Cient¨ªfico y por los miles de cient¨ªficos en las universidades y en la industria privada deben utilizarse en los d¨ªas de paz venideros para mejorar la salud nacional, la creaci¨®n de nuevas empresas que traigan nuevos puestos de trabajo y la mejora del nivel de vida nacional¡±. El presidente, que fallecer¨ªa seis meses despu¨¦s, ped¨ªa consejo al experto: ?Qu¨¦ deber¨ªamos hacer? Bush le envi¨® un informe que se hizo famoso, titulado La ciencia, una frontera sin l¨ªmites.
Lo m¨¢s interesante del trabajo de Bush es su maravillosa sencillez: ¡°Primero: debemos tener muchos hombres y mujeres capacitados en ciencia, porque de ellos depende tanto la creaci¨®n de nuevos conocimientos como su aplicaci¨®n a prop¨®sitos pr¨¢cticos. Despu¨¦s, debemos fortalecer los centros de investigaci¨®n b¨¢sica, principalmente las universidades e institutos de investigaci¨®n. Estas instituciones proporcionan el entorno m¨¢s propicio para la creaci¨®n de nuevos conocimientos y el menos presionado para obtener resultados inmediatos y tangibles. Son las universidades y los institutos de investigaci¨®n los que dedican la mayor parte de sus esfuerzos a expandir las fronteras del conocimiento¡±.
Si lo primero es conseguir que muchos hombres y mujeres se dediquen a la ciencia (Bush explicitaba la importancia de reconocer e impulsar el trabajo de las cient¨ªficas), entonces el primer empuj¨®n hay que darlo en la educaci¨®n. ¡°Hay individuos talentosos en cada segmento de la poblaci¨®n, pero con pocas excepciones, aquellos que no tienen los medios para comprar una educaci¨®n superior se quedan sin ella. Aqu¨ª hay un tremendo desperdicio del mayor recurso de una naci¨®n: la inteligencia de sus ciudadanos¡±. Para aprovechar ese talento, lo fundamental es mejorar la instrucci¨®n en la escuela secundaria y ampliar el grupo de hombres y mujeres calificados que terminan esos estudios con beneficio. Bush, el cient¨ªfico e ingeniero (y Roosevelt), se hubiera quedado horrorizado por el coste de los estudios superiores en EE UU, pero tambi¨¦n con los niveles de abandono escolar que hay hoy, 76 a?os despu¨¦s, en el sistema educativo espa?ol. ?Qu¨¦ desperdicio de talento!
Por eso se echa de menos un mayor ¨¦nfasis en la reforma educativa en el Plan de Recuperaci¨®n y Resiliencia preparado por el Gobierno. Es cierto que la educaci¨®n figura en uno de los cuatro ejes sobre los que se levanta el proyecto, notable, por otra parte, en muchos aspectos. Pero aun as¨ª, el cap¨ªtulo o ¡°palanca¡± 7, que se titula ¡°Educaci¨®n y conocimiento, formaci¨®n continua y desarrollo de capacidades¡±, habla mucho m¨¢s de capacitaci¨®n tecnol¨®gica o digital que de capacitaci¨®n cient¨ªfica, y las dos cosas no son sin¨®nimos. No por lo menos para Vannevar Bush y su frontera sin l¨ªmites.
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