No est¨¢ en juego la magnanimidad
El lugar para el debate p¨²blico es el Parlamento. Pero algunos pol¨ªticos espa?oles creen que un teatro es mejor caja de resonancia
La discusi¨®n p¨²blica se entabla generalmente para aportar conocimiento sobre los problemas que encuentra una sociedad ¡ªofreciendo los datos que los desentra?an¡ª y para disponer soluciones pol¨ªticas, es decir, dentro de las instituciones democr¨¢ticas, para esos problemas. Los ciudadanos deber¨ªamos salir de los debates actuales (indultos, fondos europeos, empleo, educaci¨®n) con mayor conocimiento, pero a la vista est¨¢ que eso no ocurre desde hace mucho tiempo. El debate p¨²blico en Espa?a se limita a un continuo acarreo de frases para avalar la raz¨®n propia, sin un ¨¢pice de conocimiento nuevo para el p¨²blico. Y sin embargo, este ser¨ªa un momento extraordinario para lograrlo, por el impacto que tendr¨¢n en nuestro futuro los temas planteados.
El lugar perfecto para ese debate es el Parlamento, aunque hist¨®ricamente algunos pol¨ªticos espa?oles han pensado que un teatro es mejor caja de resonancia. El actual presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, tambi¨¦n ha ca¨ªdo en esa extra?a man¨ªa de pensar que un escenario es mejor que una tribuna y parece que tiene previsto acudir al Liceo de Barcelona para explicar, sin debate, su posici¨®n respecto a los indultos y al problema pol¨ªtico planteado por los independentistas.
Es en el Parlamento donde se debe hablar de los indultos y donde se debe negociar r¨¢pidamente un acuerdo sobre el importante plan de recuperaci¨®n elaborado por el Gobierno y aprobado esta semana por la Comisi¨®n Europea. Quiz¨¢s sea bueno recordar que los Fondos de Cohesi¨®n aprobados por la UE en 1993 supusieron 1.500 millones de lo que entonces se llamaban ecus, de los que Espa?a recibi¨® casi el 55%, unos 850 millones, equivalentes a unos 130.000 millones de pesetas de entonces. Con ese dinero, Espa?a puso en marcha un extraordinario plan de modernizaci¨®n de infraestructuras viarias. Las infraestructuras son solo herramientas, imprescindibles para avanzar en el desarrollo de las sociedades modernas, pero solo eso, instrumentos para ayudar a alcanzar objetivos. Ahora existe una nueva operaci¨®n europea, con una financiaci¨®n extraordinaria por la que Espa?a puede recibir 69.500 millones de euros en forma de transferencias directas y otro tanto en forma de cr¨¦ditos. 140.000 millones de euros frente a los 130.000 millones ?de pesetas! de 1993. ?No merece un debate parlamentario sosegado, que nos ayude a comprender la magnitud del desaf¨ªo que supondr¨¢n esas inversiones? ?Nadie nos aportar¨¢ conocimiento en la tribuna parlamentaria? ?Habr¨¢ que soportar que la oposici¨®n, el PP, maniate el debate por intereses exclusivamente electorales?
Sobre el otro gran tema que deber¨ªa ser objeto de debate p¨²blico, los indultos de los condenados por el llamado proc¨¦s, el presidente anunciar¨¢ ma?ana, al parecer, su decisi¨®n de aliviar esas penas. Evidentemente, los indultos necesitan una explicaci¨®n, pero, sobre todo, necesitan un debate pol¨ªtico. No se trata de justificarlos en la magnanimidad del Estado o en la generosidad de la democracia. Hay algo m¨¢s importante y necesario: explicar (y S¨¢nchez no deber¨ªa hacerlo en un escenario oper¨ªstico, sino en el Congreso) que los indultos son necesarios para el Estado. Que son la decisi¨®n que m¨¢s conviene al Estado no porque demuestre su generosidad, sino porque fortalece sus instituciones democr¨¢ticas.
Los independentistas alzan en estos momentos dos banderas, la amnist¨ªa y un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. ?Qu¨¦ mejor para el Estado que dejar esas banderas sin sentido? ?Para qu¨¦ la amnist¨ªa si las penas han sido indultadas? Frente al refer¨¦ndum, el Estado tiene la poderosa arma de un nuevo Estatuto de autonom¨ªa que se someta a la votaci¨®n de todos los catalanes. Es verdad que los independentistas aseguran que el Estatuto es ¡°p¨¢gina pasada¡±, pero eso es solo una propuesta pol¨ªtica, frente a la que existen otras. Si Esquerra Republicana de Catalunya lucha por ampliar su base independentista con nuevas propuestas, nada impide que otros grupos y el propio Gobierno luchen por ampliar la suya propia, no independentista, con otra oferta. No est¨¢n en juego sentimientos, sino soluciones pol¨ªticas, soluciones dentro de las instituciones democr¨¢ticas. Quienes no sepan poner sus pensamientos en hielo no deber¨ªan entrar en el calor del debate, dec¨ªa Nietzsche. Ojal¨¢ vuelvan pronto al Parlamento y a la discusi¨®n p¨²blica.
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