Mentir deber¨ªa costar el cargo
Los embustes encuentran cada d¨ªa m¨¢s disculpas por parte de los interesados, y m¨¢s apat¨ªa por parte de sus v¨ªctimas
La mayor¨ªa de los brit¨¢nicos, seg¨²n una encuesta de Ipsos, no conf¨ªa en que sus parlamentarios digan la verdad, pero todav¨ªa m¨¢s brit¨¢nicos creen que los parlamentarios y pol¨ªticos que mienten deben sufrir alg¨²n castigo por ello. Seg¨²n un sondeo de abril de 2021, el 86% de los encuestados estaba de acuerdo con el principio: ¡°un pol¨ªtico que miente deber¨ªa perder su cargo¡± e incluso un 55% estaba ¡°absolutamente de acuerdo¡± con esa exigencia. Es decir, seg¨²n explica el profesor David Judge en la revista The Political Quarterly, los ciudadanos del Reino Unido claramente creen que los parla...
La mayor¨ªa de los brit¨¢nicos, seg¨²n una encuesta de Ipsos, no conf¨ªa en que sus parlamentarios digan la verdad, pero todav¨ªa m¨¢s brit¨¢nicos creen que los parlamentarios y pol¨ªticos que mienten deben sufrir alg¨²n castigo por ello. Seg¨²n un sondeo de abril de 2021, el 86% de los encuestados estaba de acuerdo con el principio: ¡°un pol¨ªtico que miente deber¨ªa perder su cargo¡± e incluso un 55% estaba ¡°absolutamente de acuerdo¡± con esa exigencia. Es decir, seg¨²n explica el profesor David Judge en la revista The Political Quarterly, los ciudadanos del Reino Unido claramente creen que los parlamentarios, los ministros y los cargos p¨²blicos en general, deben someterse a serios est¨¢ndares ¨¦ticos y que permitir que se vulneren sienta un precedente peligroso para la democracia.
Es muy probable que esta encuesta diera resultados muy parecidos en la mayor¨ªa de los pa¨ªses democr¨¢ticos del mundo. Es muy probable, por ejemplo, que los espa?oles no conf¨ªen en que sus diputados y pol¨ªticos digan la verdad, pero que piensen que mentir cuando se sube a la tribuna parlamentaria o cuando se desempe?a un cargo municipal, auton¨®mico o estatal deber¨ªa estar castigado. Es muy probable que la gran mayor¨ªa de los espa?oles, como los brit¨¢nicos, crean que la pol¨ªtica debe regirse por est¨¢ndares de integridad, responsabilidad y honestidad. Y, de hecho, tienen raz¨®n, deber¨ªa ser as¨ª y mentir en el Parlamento o en el desempe?o de un cargo p¨²blico deber¨ªa costarle el cargo a quien miente. Es m¨¢s, as¨ª sucedi¨® en ocasiones pasadas en muchos lugares del mundo.
Lo lamentable es que poco a poco se acabe por normalizar la mentira en pol¨ªtica, cuando exigir la verdad es una parte esencial del sistema. Los hechos no deben depender de las emociones ni de los sentimientos ni de las simpat¨ªas pol¨ªticas y no pueden ser negados ni distorsionados. Normalizar la mentira es algo pernicioso, maligno, pero cada d¨ªa los embustes encuentran m¨¢s disculpas y negaci¨®n por parte de los interesados, y m¨¢s apat¨ªa por parte de sus v¨ªctimas.
Mentir deber¨ªa costarle el cargo al alcalde de Madrid, el abogado del Estado Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida. No se trata de acusarle de ning¨²n delito concreto, algo que solo corresponde a las autoridades fiscales y judiciales. Se trata de constatar que minti¨® cuando se le pregunt¨® por cu¨¢ndo y c¨®mo hab¨ªa contactado con Luis Medina, el comisionista que se llev¨® un mill¨®n de euros por una partida de mascarillas y guantes defectuosos cuando en Madrid, la ciudad que rige Almeida, estaban muriendo miles de personas v¨ªctimas, precisamente, de la falta de protecci¨®n. ¡°Ya me ha dicho Luis que le llam¨® Almeida¡±, es la frase que figura en el atestado judicial y que podr¨ªa demostrar que hablaron antes de que se firmara el contrato de marras. Algo que el alcalde ha negado.
Mentir en la C¨¢mara de los Comunes deber¨ªa costarle tambi¨¦n el cargo a Boris Johnson, el primer ministro brit¨¢nico, porque en tres ocasiones neg¨® haber participado en guateques concurridos cuando estaba en vigor el confinamiento decretado por ¨¦l mismo. Ahora se ha comprobado que s¨ª asisti¨®, que s¨ª sab¨ªa que iba a un guateque y que quebr¨® la ley. Lo que importa no es tanto el delito en s¨ª (al parecer, se sustancia penalmente con una multa) como la reiterada mentira. Lo que importa es el convencimiento que seguramente tienen muchos brit¨¢nicos de que su primer ministro pertenece a la ¨²ltima y peor de las categor¨ªas de mentirosos de las que habla Judge: hay los mentirosos ordinarios, que afirman algo, no porque sea falso, sino porque sirve a sus prop¨®sitos, independientemente de que sea verdad, y los imb¨¦ciles, a los que no les importa lo m¨¢s m¨ªnimo la verdad e ignoran totalmente la necesidad de basar lo que dicen en evidencias.
Johnson, que tambi¨¦n se niega a dimitir, firm¨® en 2019 como primer ministro el Ministerial Code (36 p¨¢ginas) que reciben los ministros y altos cargos cuando acceden al cargo. El apartado 1.3 dice: ¡°Es de suma importancia que los ministros den informaci¨®n precisa y veraz al Parlamento, corrigiendo a la primera oportunidad cualquier error inadvertido. Se espera que los ministros que enga?en deliberadamente al Parlamento presenten inmediatamente su dimisi¨®n al Primer ministro¡±. Tal cual.
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