Feij¨®o: aprender a conocer a Vox
Santiago Abascal pretende desmontar, en cuanto pueda, la mayor parte de la estructura de la Constituci¨®n de 1978
En muy pocos d¨ªas, el nuevo presidente del Partido Popular, elegido ya formalmente, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, tendr¨¢ que dar sus primeros pasos como l¨ªder de la oposici¨®n y hacer frente a una agenda inmediata e imperiosa: tiene que definir su postura frente a la convalidaci¨®n del decreto ley que desarrolla el Plan Nacional de Respuesta ante las consecuencias de la guerra de Ucrania, que llegar¨¢ al Congreso en menos de un mes, y tiene que desbloquear la renovaci¨®n de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) antes de julio, momento en el que, si no lo remedia, se producir¨¢ otra grave crisis institucional por la renovaci¨®n de dos miembros del Tribunal Constitucional a cargo del Gobierno sin que se hayan elegido antes, como es preceptivo, los dos que est¨¢n a cargo del CGPJ. Son cuestiones fundamentales que no admiten m¨¢s frivolidad.
La respuesta inicial en los partidos espa?oles ante la invasi¨®n de Ucrania y la violenta crisis econ¨®mica y social que provoca en Europa ha sido la de incredulidad, una reacci¨®n peligrosa porque la primera condici¨®n para tomar decisiones correctas es creerse lo que se est¨¢ viviendo. El Gobierno ha sido el primero en reaccionar, lo que es l¨®gico porque son el presidente S¨¢nchez y los ministros quienes acuden a las reuniones europeas y quienes reciben m¨¢s directamente la informaci¨®n y las presiones de sus colegas en la Uni¨®n y en la OTAN. Pero el Partido Popular no puede ya refugiarse en esa mezcla de escepticismo y sospecha que ha dominado su actuaci¨®n hasta ahora. Es preciso que recobre seriedad; se la exija, por supuesto, a S¨¢nchez en su trato con el PP y con su nuevo dirigente, y no permita que sea la presidenta de la Comunidad de Madrid quien marque el ritmo de esa relaci¨®n.
Isabel D¨ªaz Ayuso es el mejor ejemplo de un pol¨ªtico que no ha comprendido nada de lo que est¨¢ sucediendo en Europa y que cree, quiz¨¢s sinceramente, que lo ¨²nico que importa es erosionar al Gobierno, minuto a minuto, en cualquier circunstancia y ocasi¨®n. D¨ªaz Ayuso no ha mostrado el menor inter¨¦s por la Uni¨®n, quiz¨¢s porque cree que Espa?a no tiene nada que decir ni hacer en Europa, salvo cumplir lo que le indiquen. En el fondo, D¨ªaz Ayuso, que se declara admiradora de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, tiene muy poco que ver con ¨¦l y es muy posible que, en privado, saque de quicio al expresidente con su mirada tan reductora y localista.
N¨²?ez Feij¨®o tiene una segunda obligaci¨®n: explicar con m¨¢s detalle cu¨¢l ser¨¢ su posici¨®n respecto a Vox. Lo ocurrido en la Comunidad de Castilla y Le¨®n, donde el PP ha aceptado un Gobierno de coalici¨®n que normaliza su presencia en la gesti¨®n de las instituciones democr¨¢ticas, es inquietante. El PP de Castilla y Le¨®n gobern¨® la comunidad en solitario durante casi 35 a?os, y resulta sorprendente, no tanto que haya cedido ahora una vicepresidencia a Vox, como que les haya entregado nada menos que las carteras de Agricultura, Industria y Empleo y Cultura, como si aceptara que en esos tres campos su socio puede lograr mejores resultados que ellos mismos en este largo periodo. El precedente es perfecto para Santiago Abascal, pero muy perturbador para los responsables del Partido Popular: Agricultura, Industria y Cultura son tres carteras a las que un partido que pretenda dirigir un Gobierno nacional no puede renunciar.
Es posible que N¨²?ez Feij¨®o no conozca bien a Abascal ni a Vox, su historia y sus planes, porque, en Galicia, no ha tenido mucho contacto con ellos. Ahora deber¨ªa esforzarse en penetrar bien en esa organizaci¨®n y en valorar con cuidado lo que representa. Como explica Miguel Gonz¨¢lez en su libro Vox S.A. (Pen¨ªnsula, 2022), el grupo de Santiago Abascal no funciona como un partido democr¨¢tico. Pretende desmontar, en cuanto pueda, la mayor parte de la estructura de la Constituci¨®n espa?ola de 1978, tiene un programa profundamente reaccionario que alcanza todos los aspectos de la vida p¨²blica y, sobre todo, cree que se debe supeditar la democracia a intereses superiores, la naci¨®n, que es la que ellos mismos representan, en exclusiva. N¨²?ez Feij¨®o har¨ªa bien en intentar conocer sus planes, porque, como alg¨²n d¨ªa puede comprobar, con estupefacci¨®n y dolor, son socios realmente peligrosos para la democracia.
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.