Fen¨®menos impersonales
Empiezan a rodearnos hoy en d¨ªa las oraciones elusivas en las cuales los seres inanimados parecen cobrar vida
La ausencia del sujeto gramatical en una oraci¨®n se suele dar con naturalidad en el idioma. Lo hacemos sin mala intenci¨®n cuando aquello que no se dice s¨ª se transmite, al considerarse sobrentendido. Por ejemplo, en la oraci¨®n ¡°se trabaja mucho en esa empresa¡± descodificamos con facilidad que ¡°los empleados de esa empresa trabajan mucho¡±.
Tampoco hay trampa en el uso de los verbos impersonales l¨¦xicos que carecen de sujeto y que abundan en el terreno de los fen¨®menos naturales: llueve, graniza, clarea, amanece, nieva, hace fr¨ªo, diluvia, llovizna, relampaguea, escarcha, escampa, anochec...
La ausencia del sujeto gramatical en una oraci¨®n se suele dar con naturalidad en el idioma. Lo hacemos sin mala intenci¨®n cuando aquello que no se dice s¨ª se transmite, al considerarse sobrentendido. Por ejemplo, en la oraci¨®n ¡°se trabaja mucho en esa empresa¡± descodificamos con facilidad que ¡°los empleados de esa empresa trabajan mucho¡±.
Tampoco hay trampa en el uso de los verbos impersonales l¨¦xicos que carecen de sujeto y que abundan en el terreno de los fen¨®menos naturales: llueve, graniza, clarea, amanece, nieva, hace fr¨ªo, diluvia, llovizna, relampaguea, escarcha, escampa, anochece, alborea¡ En ellos no podemos responsabilizar a nadie de lo que sucede y por tanto tampoco se oculta ning¨²n sujeto, sencillamente porque no existe.
Sin embargo, a veces pronunciamos oraciones cuya construcci¨®n sin sujeto implica emitir un pensamiento incompleto. Si decimos ¡°hay muchos ¨¢rboles en mi ciudad¡±, ¡°hab¨ªa poca gente en la manifestaci¨®n¡± o ¡°habr¨¢ festejos en esa fecha¡±, se oculta (con intenci¨®n o sin ella) la existencia de un agente activador: alguien plant¨® y cuid¨® los ¨¢rboles; la gente no acudi¨® a la manifestaci¨®n; el Ayuntamiento organizar¨¢ la fiesta. Y en otros casos, la omisi¨®n que provocamos con ese verbo impersonal se convierte en insinuaci¨®n ventajista: ¡°Hay que bajar la basura¡±, ¡°habr¨¢ que hacer la cena¡±. Ah¨ª la ocultaci¨®n del sujeto esconde a qui¨¦n se dirige el mensaje: ¡°Tienes que bajar la basura¡±, ¡°ponte ya a preparar la cena¡±.
El silenciamiento del sujeto se produce tambi¨¦n cuando alguien nos responde, tras haberle pedido explicaciones por algo: ¡°Se me dijo que lo hiciera as¨ª¡±; porque omite qui¨¦n dio tal instrucci¨®n: bien por caridad o bien porque el hablante desv¨ªa su propia culpa.
Los impersonales de rumor (usados en algunos medios) encubren a su vez la falta de comprobaci¨®n, ya se formulen con ¡°se¡± o mediante un sujeto t¨¢cito inespec¨ªfico: ¡°Se cuenta que le disgust¨® la propuesta¡±, ¡°dicen que el ministro reaccion¨® mal¡±. (?Qui¨¦n cuenta, qui¨¦n dice?).
Por ese camino de menos a m¨¢s nos vamos adentrando ya en las oraciones impersonales o en las impersonales reflejas que implican la ocultaci¨®n deliberada de la autor¨ªa o de la responsabilidad. Decimos ¡°se rompi¨® el jarr¨®n¡±, ¡°se le estrope¨® el coche¡±, ¡°se incendi¨® la casa¡±, cuando el jarr¨®n cay¨® al suelo porque hab¨ªamos dejado abiertas las ventanas, el auto se averi¨® por no a?adirle aceite y la casa ardi¨® por una le?a mal apagada.
Empiezan a rodearnos tambi¨¦n hoy en d¨ªa las oraciones elusivas (de diversa consideraci¨®n gramatical) en las cuales los seres inanimados parecen cobrar vida: ¡°Se ha ido la corriente¡±, ¡°se ha colgado el sistema¡±, ¡°los datos de miles de clientes quedaron al descubierto¡±, ¡°bajar¨¢n las ayudas¡±¡ Como si el sistema, la corriente o las subvenciones tomaran decisiones por su cuenta, como si los datos hubiesen urdido una fuga.
El verbo ¡°oler¡± ejerce a veces funciones de impersonal: ¡°huele mal aqu¨ª¡±. Pero de inmediato sentimos la necesidad de averiguar qu¨¦ es lo que huele mal, para que la oraci¨®n disponga de un sujeto y as¨ª podamos solucionar el problema. Del mismo modo, tenemos derecho a desconfiar de ciertos mensajes en los que se menciona la acci¨®n pero se desv¨ªa la atenci¨®n respecto a las personas que la pusieron en marcha. Estas maniobras de distracci¨®n progresan en el lenguaje p¨²blico, en las empresas, en la vida personal.
Con ¡°se avecina una nevada¡± no hay culpables. Con ¡°se dispara el precio de la luz¡±, podemos encontrarlos.
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