El canal Ellas, dial 56
Vale la pena apreciar la buena voluntad del empe?o, pero tal denominaci¨®n remite a un punto de vista masculino
La plataforma Movistar abri¨® en abril un canal espec¨ªfico (dial 56) donde se pueden encontrar exclusivamente competiciones femeninas. El d¨ªa en que escribo estas l¨ªneas ofrece tenis, golf, rugby, un documental sobre la esquiadora Blanca Fern¨¢ndez Ochoa y otro m¨¢s sobre las tenistas que ganaron en Wimbledon. De ese modo, sirve de cauce para la conexi¨®n entre espectadores, patrocinadores, anunciantes y jugadoras o atletas. ?sa es su parte buena.
Pero a veces los intentos por dar relevancia a las mujeres a fin de evitar su arrinconamiento incurren impensadamente en un arrinconamiento.
Para empezar, ese canal de competiciones femeninas sit¨²a a las mujeres en un coto reservado, independientemente de que esas transmisiones se ofrezcan a la vez por otras v¨ªas en la misma plataforma. Ello tal vez abona la creencia de que las mujeres no juegan al f¨²tbol, sino al f¨²tbol femenino. Sin embargo, no se disputa un campeonato de f¨²tbol femenino, se disputa un campeonato femenino de f¨²tbol. Igual que no hay una literatura femenina, sino literatura escrita por mujeres. F¨²tbol es f¨²tbol, baloncesto es baloncesto y literatura es literatura.
Desde luego, vale la pena apreciar la buena voluntad del empe?o como tr¨¢nsito hacia el d¨ªa en que esas competiciones tengan el mismo rango que las desarrolladas por varones, de forma que unas y otros despierten inter¨¦s y emociones en pie de igualdad. Se puede apoyar, por tanto, esta reserva india si con ello se forjan estrellas que sirvan como referentes para las j¨®venes.
Pero ya resulta de m¨¢s dif¨ªcil digesti¨®n el nombre del canal: Ellas. (Movistar + Ellas). Porque tal denominaci¨®n remite sin pretenderlo a un punto de vista masculino. Un var¨®n que comentase las ventas en el sector editorial podr¨ªa decir ¡°ellas leen m¨¢s libros¡±, puesto que ¨¦l se excluye del pronombre; mientras que si tal afirmaci¨®n correspondiese a una mujer, ella dir¨ªa ¡°nosotras leemos m¨¢s libros¡±. Del mismo modo, una mujer que hubiera imaginado un nombre para un canal de competiciones femeninas no habr¨ªa pensado en ¡°ellas¡±, sino acaso en ¡°nosotras¡±, pronombre que al ser de primera persona s¨ª incluye el ¡°yo¡± de quien habla. El pronombre ¡°ellas¡± dificulta incluso que una espectadora se vea concernida.
As¨ª que Ellas excluye a los varones; pero, al expresarse en tercera persona, tambi¨¦n excluye gramaticalmente a una mujer que se tope con ¨¦l.
Por si fuera poco, no existe un canal Ellos, lo que rompe la siempre necesaria simetr¨ªa en estas cuestiones. Qu¨¦ raro nos sonar¨ªa a los varones ese canal. O una tienda de ropa Para Ellos. En tal caso percibir¨ªamos subliminalmente que se trata de ropa dise?ada por mujeres: ¡°ellas¡± dise?an para ¡°nosotros¡±.
En resumen, el canal Ellas parece creado por varones para mostrar a deportistas mujeres, pero en esa denominaci¨®n ni las propias participantes se ven incluidas en la persona gramatical empleada.
Ahora bien, quiz¨¢s tampoco habr¨ªa resultado pertinente un canal Nosotras, pues entonces se interpretar¨ªa ideado y protagonizado por mujeres, s¨ª, pero destinado tambi¨¦n a mujeres, cuando se pretende lo contrario: que las competiciones femeninas interesen y lleguen a todos.
Quiz¨¢s Movistar huy¨® precisamente de la palabra ¡°Mujeres¡± por obvia. Sin embargo, a veces lo obvio es lo que mejor se descifra en la comunicaci¨®n: ¡°Ropa para mujeres¡±, ¡°regalos para mujeres¡±, ¡°los derechos de las mujeres¡±... Y ¡°canal Mujeres¡±. As¨ª el deporte, la mujer y la gram¨¢tica estar¨ªan en el mismo equipo.
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