Buckminster Fuller, el genio loco que Steve Jobs convirti¨® en icono
El cient¨ªfico estadounidense, calificado como el ¡°primer poeta de la tecnolog¨ªa¡±, invent¨® una casa sostenible en los a?os de la posguerra y acu?¨® la palabra sinergia. Una nueva biograf¨ªa nos acerca a este visionario optimista
Buckminster Fuller (1895-1983) ha sido calificado como el ¡°Leonardo da Vinci de la modernidad¡± y el ¡°primer poeta de la tecnolog¨ªa¡±. Su visi¨®n es hoy en d¨ªa una rareza, porque cre¨ªa genuinamente en el futuro. Revolucion¨® el mundo del dise?o abogando por la eficiencia de recursos, la sostenibilidad, la vivienda universal y la reducci¨®n de costes. Public¨® 30 libros, sostiene 28 patentes, fue premiado con 47 doctorados honoris causa y acu?¨® t¨¦rminos ahora tan populares como ¡°sinergia¡±. Para...
Buckminster Fuller (1895-1983) ha sido calificado como el ¡°Leonardo da Vinci de la modernidad¡± y el ¡°primer poeta de la tecnolog¨ªa¡±. Su visi¨®n es hoy en d¨ªa una rareza, porque cre¨ªa genuinamente en el futuro. Revolucion¨® el mundo del dise?o abogando por la eficiencia de recursos, la sostenibilidad, la vivienda universal y la reducci¨®n de costes. Public¨® 30 libros, sostiene 28 patentes, fue premiado con 47 doctorados honoris causa y acu?¨® t¨¦rminos ahora tan populares como ¡°sinergia¡±. Para Fuller la sociedad tiene la oportunidad de instaurar una forma de vida sostenible aplicando su principio de la efemeralizaci¨®n; hacer m¨¢s con menos. Cre¨ªa que ¡°la tecnolog¨ªa podr¨ªa hacer que el mundo funcione para todos, sacando a naciones enteras de la pobreza¡±, escribe Alec Nevala-Lee, autor de una nueva biograf¨ªa sobre su vida, Inventor of the Future (Harper Collins), que acaba de publicarse en ingl¨¦s. Pero como Fuller expres¨®, ¡°la humanidad se ha puesto contra s¨ª misma al pensar que est¨¢ en contra de la tecnolog¨ªa¡±.
Buckminster Fuller naci¨® a finales del siglo XIX, casi ciego, en el seno de una familia acomodada de Nueva Inglaterra. Hasta los cuatro a?os no le pusieron gafas, lo que hizo que confiara m¨¢s en sus otros sentidos. Preocupados por su desarrollo, sus padres lo inscribieron en una guarder¨ªa que segu¨ªa la metodolog¨ªa de Friedrich Froebel, en la que se jugaba con esferas, cilindros y cubos y se constru¨ªan peque?os objetos, lo que lo marc¨® profundamente. Su vida fue un reto continuo. Se enfrent¨® a la peor tragedia en 1922, cuando su hija de cuatro a?os muri¨® de neumon¨ªa. El episodio lo sumi¨® en una honda depresi¨®n; cay¨® en el alcoholismo, abandon¨® por largos periodos a su esposa, a la que estaba muy unido (morir¨ªan con solo 36 horas de diferencia) y se refugi¨® en prostitutas y amantes. Tras cinco tumultuosos a?os, tuvo un momento de revelaci¨®n y recuper¨® la motivaci¨®n para vivir dedicando toda su energ¨ªa a construir un mundo mejor.
¡°En lugar de suicidarse, se produjo un egocidio [¡] Decidi¨® vivir para beneficio de la humanidad¡±, explica Nevala-Lee en el libro. Eso lo diferenci¨® de otras mentes privilegiadas: su principal motor fue buscar soluciones a problemas sociales acuciantes. Su direcci¨®n era clara: ¡°La naturaleza es un sistema totalmente eficiente y autorregenerador. Si descubrimos las leyes que la gobiernan y vivimos sin¨¦rgicamente dentro de ellas, habr¨¢ sostenibilidad y la humanidad ser¨¢ un ¨¦xito¡±.
Aunque eventualmente pudo demostrar la eficiencia de sus propuestas, durante la mayor parte de su vida fue considerado un mero charlat¨¢n, como destac¨® la revista Time en 1964, en el n¨²mero que tambi¨¦n le dedic¨® la portada. Su principal prodigio radic¨® en su persistencia. Desde 1927 hab¨ªa trabajado en Dymaxion, un concepto que combina las palabras din¨¢mico, m¨¢ximo y tensi¨®n. Invirti¨® 20 a?os en desarrollar sin ¨¦xito el proyecto, lo que le hizo pasar por numerosos calvarios econ¨®micos.
La casa Dymaxion aspiraba a solventar la crisis urban¨ªstica de la posguerra y fue el primer ejemplo de vivienda sostenible. Eran casas baratas prefabricadas, de aluminio y muy resistentes. Pero no llegaron a comercializarse; la sociedad no estaba preparada a¨²n para la compra de casas construidas en masa. Una suerte similar corri¨® el coche Dymaxion, que Fuller dise?¨® junto al escultor japon¨¦s Noguchi en 1933. Un autom¨®vil de tres ruedas que solo consum¨ªa 7,8 litros por 100 km y pod¨ªa transportar hasta 11 pasajeros, con el que aspiraba a revolucionar la industria con veh¨ªculos que consumieran menos y transportaran a un mayor n¨²mero de personas. Un aparatoso accidente hizo que los inversores descartaran la posibilidad de comercializarlo. Aun as¨ª, Fuller estaba convencido de que la implantaci¨®n de sus teor¨ªas era cuesti¨®n de tiempo. ¡°Invento y espero a que el hombre llegue a necesitar lo que he inventado¡±, escribi¨®.
Utop¨ªa y realidad
Fuller ten¨ªa 45 a?os cuando consigui¨® construir su primera c¨²pula geod¨¦sica, con la que alcanz¨® la fama mundial. Registr¨® la patente en 1954, convirti¨¦ndose en el inventor oficial de esta estructura de semiesfera que produce un gran ahorro energ¨¦tico al aprovechar la luz solar, adem¨¢s de requerir un m¨ªnimo uso de materiales de construcci¨®n, que reduce tiempo y costes. M¨¢s de medio siglo despu¨¦s, en una sociedad m¨¢s consciente de las consecuencias del cambio clim¨¢tico, los domos geod¨¦sicos adquieren de nuevo protagonismo. Existen en torno a 300.000 en todo el mundo, siendo el m¨¢s emblem¨¢tico la biosfera de Montreal, que Fuller cre¨® para la Expo de 1967. Ahora, convertida en sede del ¨²nico museo del medio ambiente de Am¨¦rica del Norte, sigue siendo un icono del modernismo. En 2021, The New York Times la incluy¨® en la lista de los 25 trabajos arquitect¨®nicos m¨¢s significativos de la posguerra.
¡°La mayor prueba de la filosof¨ªa de Fuller ha sido la pandemia del coronavirus¡±, resalta Nevala-Lee, que ha realizado la biograf¨ªa m¨¢s completa sobre la vida personal, la carrera y el mito que se cre¨® en torno a Fuller, una obra con 128 p¨¢ginas de notas. Nevala-Lee recuerda que Fuller achacaba la muerte de su hija a las consecuencias de la gripe de 1918. Aunque el inventor muri¨® en los ochenta, ya abogaba por medidas para evitar futuras pandemias. ¡°Su visi¨®n sobre la descentralizaci¨®n, la fabricaci¨®n eficiente, la educaci¨®n online y el trabajo remoto son m¨¢s relevantes ahora que nunca¡±. Por este car¨¢cter visionario Steve Jobs lo convirti¨® en icono para la campa?a Piensa diferente de Apple en 1997, que alud¨ªa a esos genios calificados de locos que, sin embargo, son los que pueden cambiar el statu quo y, en consecuencia, el mundo.
¡°No hay otro pensador cuya reimaginaci¨®n del mundo a trav¨¦s de sus construcciones combine conectividades de escala, poder, medio ambiente, clima, cultura y sociedad¡±, subraya Sean S. Anderson, que dirige la licenciatura de Arquitectura de la Universidad de Cornell, una de las escuelas de arquitectura m¨¢s prestigiosas. ¡°Es un exponente fascinante de un personaje h¨ªbrido tan necesario en nuestros tiempos: el arquitecto/ingeniero; el t¨¦cnico/artista que est¨¢ a la vez en la utop¨ªa y en la realidad¡±, remarca Carlos Naya Villaverde, director de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Naya destaca que sigue siendo un referente para los estudiantes espa?oles. ¡°Su obra resulta aplicable al esp¨ªritu de la Nueva Bauhaus Europea. Tambi¨¦n est¨¢ en la l¨ªnea de la industrializaci¨®n de la edificaci¨®n de la que tanto estamos hablando en los ¨²ltimos meses¡±.
Elena Ochoa promovi¨® en Espa?a la importancia del legado de Fuller, comisionando en su galer¨ªa de Madrid una exposici¨®n en 2010 sobre su obra. Hace dos a?os, tambi¨¦n en la capital, el Espacio Fundaci¨®n Telef¨®nica program¨® una exposici¨®n en torno a su obra. Y Norman Foster, que fue su disc¨ªpulo, sigue record¨¢ndolo. En Motion. Autos, Art, Architecture, que comisari¨® para el Guggenheim de Bilbao este a?o, Foster incluy¨® el Dymaxion #4, una recreaci¨®n hecha por ¨¦l mismo del que considera su coche favorito, ideado por Fuller. ¡°Le preocupaba el medio ambiente antes de que el tema estuviera de moda¡±, declaraba Foster a The Observer hablando de su mentor. ¡°Era la esencia misma de una conciencia moral, advirtiendo siempre sobre la fragilidad del planeta y la responsabilidad del hombre de protegerlo¡±.
Como ya dijo Buckminster Fuller en los setenta: ¡°Estamos en un momento muy cr¨ªtico. La naturaleza se est¨¢ esforzando por que tengamos ¨¦xito, pero la naturaleza no depende de nosotros. No somos el ¨²nico experimento.¡±
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