Ni desesperados, ni deprimidos, ni terroristas: el nihilismo no es lo que te han contado
Los nihilistas no piensan que todo carece de sentido. El fil¨®sofo Jes¨²s Zamora Bonilla refleja en su nuevo libro la evoluci¨®n de esta corriente filos¨®fica tan de nuestros d¨ªas
Una definici¨®n bastante neutra, pero que por eso mismo nos permite encajar en ella casi todas las formas de nihilismo que han sido consideradas alguna vez, dir¨ªa que esta corriente es algo as¨ª como lo siguiente: ¡°El nihilismo es la p¨¦rdida de confianza en cualquier cosa de la que podr¨ªan emanar valores absolutos, sobre todo valores morales o existenciales, es decir, valores que le den un significado a nuestra existenci...
Una definici¨®n bastante neutra, pero que por eso mismo nos permite encajar en ella casi todas las formas de nihilismo que han sido consideradas alguna vez, dir¨ªa que esta corriente es algo as¨ª como lo siguiente: ¡°El nihilismo es la p¨¦rdida de confianza en cualquier cosa de la que podr¨ªan emanar valores absolutos, sobre todo valores morales o existenciales, es decir, valores que le den un significado a nuestra existencia¡±.
Una forma de resumir a¨²n m¨¢s esta definici¨®n dir¨ªa que el nihilismo consiste en creer que la existencia carece de sentido. Por supuesto, el nihilismo no consiste en ¡°creer en la nada¡±, ni siquiera en ¡°creer que todo es nada¡± (aunque algunas personas, no llego a entender muy bien por qu¨¦, puedan creer efectivamente una tesis tan absurda, y no hay problema en llamarlas nihilistas a ellas tambi¨¦n), sino que m¨¢s bien consiste en no creer en nada, bien entendido que las ¡°creencias¡± a las que se refieren estas definiciones no son del tipo ¡°creo que he marcado mal la contrase?a del m¨®vil¡±, sino que se trata sobre todo de creencias de tipo moral, creencias sobre aquello que da sentido a nuestra vida y a la historia humana. Dicho a¨²n de otra manera: el nihilismo consiste en la creencia de que nada tiene valor absoluto (o sea, no hay nada que tenga valor absoluto). En lo que no consiste el nihilismo es en la creencia de que ¡°lo ¨²nico que tiene valor absoluto es la nada¡±, o algo as¨ª, pues los nihilistas perspicaces sabemos perfectamente que no hay nada que sea ¡°la nada¡±.
La historia del pensamiento occidental ha ido preparando el camino, a lo largo de dos milenios, para que termine resultando bastante razonable llegar a la conclusi¨®n de que el nihilismo no es algo por completo descabellado. Se pueden aniquilar con relativa facilidad las creencias espec¨ªficas con las que tradicionalmente se confiaba en proporcionar una base m¨¢s s¨®lida a los valores con los que se pretend¨ªa dar sentido a la vida. As¨ª que nadie puede extra?arse de que el nihilismo sea un modo de pensar, e incluso una actitud vital, muy presente en esta sociedad nuestra, heredera de la Ilustraci¨®n, de la Revoluci¨®n Industrial y de la revoluci¨®n cient¨ªfica, y que ha visto ya demasiadas guerras mundiales y conflictos sociales de todo tipo.
Ahora bien, que el nihilismo, tal como lo acabamos de definir, haya acabado siendo algo as¨ª como la ¡°forma de pensar por defecto¡± de nuestra ¨¦poca no implica, ni mucho menos, que much¨ªsima gente sea conscientemente nihilista. Al contrario, la mayor¨ªa todav¨ªa est¨¢ bastante convencida de que algunos valores son robustos, consistentes y vigorosos. Y, naturalmente, es justo por eso por lo que todav¨ªa tiene alg¨²n sentido escribir una invitaci¨®n al nihilismo. (¡) La mayor parte de las veces en que ve¨¢is que se critica ¡°el nihilismo de nuestro tiempo¡±, las cosas que ve¨¢is que se critican (llevar una vida inaut¨¦ntica, no tener un trabajo ni un ocio enriquecedores, no aprender a pensar cr¨ªticamente en la escuela, estar enganchado a las pantallas, no tener ilusi¨®n por vivir, etc¨¦tera) no sol¨ªan ir ni una pizca mejor antes de que la sociedad ¡°se volviera nihilista¡±.
Otra concepci¨®n radicalmente ingenua del nihilismo, ¨¦sta quiz¨¢s no tan presente en los escritos filos¨®ficos sobre el tema (aunque en parte tambi¨¦n), sino m¨¢s influyente en lo que podr¨ªamos denominar ¡°la visi¨®n cultural del nihilismo¡±, es decir, la imagen que suele hacerse una persona corriente de algo o de alguien a quien llaman ¡°nihilista¡±. La siguiente frase del fil¨®sofo Nolen Gertz resume bien esta ingenua descripci¨®n: ¡°El nihilismo es la capacidad de disfrutar de una copa de vino mientras se contempla el mundo arder¡±.
Esta idea de que los nihilistas gozan de alg¨²n modo con la violencia y la destrucci¨®n procede no s¨®lo del error de pensar que los nihilistas ¡°adoran la nada¡±, sino tambi¨¦n de la asociaci¨®n del viejo nihilismo ruso del siglo XIX con las pr¨¢cticas violentas t¨ªpicas de algunos grupos anarquistas. Nadie nos parece m¨¢s nihilista que un terrorista suicida, por ejemplo, y eso por no hablar de los villanos de las pel¨ªculas de superh¨¦roes. Al fin y al cabo, ?acaso el nihilismo no busca precisamente la aniquilaci¨®n de todo? (Insistimos: no). Relacionado con esto se halla el viejo miedo de que ¡°si Dios no existe, todo est¨¢ permitido¡±, por decirlo con la famosa frase de Dostoyevski en la novela Los hermanos Karam¨¢zov. Esto es una falacia porque las sociedades supuestamente no nihilistas han encontrado siempre excusas de sobra para que en ellas abundaran sin l¨ªmite las conductas da?inas y la crueldad m¨¢s espantosa: a lo largo de la historia, la creencia en ¡°valores supremos¡± ha solido ser, con mucha m¨¢s frecuencia que la falta de dicha fe, una justificaci¨®n perfecta para la maldad.
Por otra parte, y m¨¢s importante para nuestro asunto, rechazar los supuestos ¡°valores supremos¡± no implica en absoluto adoptar los valores contrarios. Pensar que amar a tus semejantes no es un mandato moral intr¨ªnseco y ordenado por el mismo Dios no implica de manera l¨®gica que uno tenga que odiar a sus semejantes. Lo segundo, sencillamente, no se sigue de lo primero. Al fin y al cabo, tal vez uno tenga otro tipo de motivos para ser respetuoso con los dem¨¢s, motivos que no se basen en una concepci¨®n metaf¨ªsica sobre el sentido de la existencia. Y motivos que, adem¨¢s, tal vez sean mucho m¨¢s eficaces en llevarnos a una conducta coherente con esos valores de lo que lo han solido ser los mandamientos religiosos. El nihilismo, por tanto, no busca algo as¨ª como ¡°la destrucci¨®n de todo en general, y de todo lo valioso en particular¡±, sino que se limita a constatar que no hay razones para aceptar los principales argumentos por los que la gente pensaba que ciertas cosas eran valiosas (lo cual, por supuesto, en ocasiones puede llevarnos a ver con buenos ojos que algunas cosas y costumbres s¨ª que estar¨ªa bien que desaparecieran).
Tampoco es verdad que el nihilista tenga que ser inevitablemente una persona desesperada y deprimida, angustiada en todo momento por la idea de que nada tiene sentido. En realidad, los nihilistas no pensamos que todo carezca de sentido. Hay montones de cosas que tienen much¨ªsimo sentido. Por ejemplo, tiene todo el sentido del mundo que los diccionarios est¨¦n ordenados alfab¨¦ticamente, tiene todo el sentido del mundo que nos ba?emos en la playa con mucha m¨¢s frecuencia en verano que en invierno, o que nos pongamos los calcetines por dentro de los zapatos y no por fuera. Lo que los nihilistas pensamos que no tiene sentido es la existencia (la de cada persona y la del mundo en general). Pero eso no debe acercarnos ni un cent¨ªmetro a la desesperaci¨®n, porque tambi¨¦n pensamos que no era razonable esperar que la existencia tuviera un sentido. Al fin y al cabo, cada uno de nosotros existe a causa de una infinita combinaci¨®n de casualidades: ?qu¨¦ ¡°sentido¡± puede haber entonces en que hayamos nacido justamente t¨² o yo?
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