La sirenita es negra y obligatoriamente delgada
La gordofobia est¨¢ tan interiorizada en Occidente que ni se percibe ni se combate
Han pasado 34 a?os desde que Disney estrenara La sirenita hasta el remake que triunfa en taquilla tanto en Espa?a como en Estados Unidos con una Ariel negra.
En China, en cambio, la pel¨ªcula se ha estrellado. En Asia la blancura sigue siendo un canon de belleza perseguido y acatado por la mayor¨ªa, y eso hace...
Han pasado 34 a?os desde que Disney estrenara La sirenita hasta el remake que triunfa en taquilla tanto en Espa?a como en Estados Unidos con una Ariel negra.
En China, en cambio, la pel¨ªcula se ha estrellado. En Asia la blancura sigue siendo un canon de belleza perseguido y acatado por la mayor¨ªa, y eso hace que una sirena negra cause rechazo. Disney, que conoc¨ªa los riesgos, trat¨® de ocultar la piel oscura de Halle Bailey y la ti?¨® de azul para el cartel asi¨¢tico. Pero la triste manipulaci¨®n no evit¨® el batacazo. Por fortuna, en el resto del mundo parece que no importa el color de la piel de las sirenas. En cambio, hay un mandato que sigue siendo de obligado cumplimiento para cualquier sirena (o humana) que quiera encajar en el canon occidental: tiene que estar delgada.
No me malinterpreten, no estoy diciendo que la sirenita no pueda tener un cuerpo delgado. Lo que denuncio es que las siete hijas del rey Trit¨®n (Javier Bardem) representan siete razas distintas, al tiempo que comparten un cuerpo id¨¦ntico, esculpidas todas por los mismos prejuicios. El resultado es tan artificial que cuando se sientan juntas alrededor de su poderoso padre parece un certamen de Miss Universo en vez de una reuni¨®n familiar. No sabe una si son m¨¢s llamativas sus brillantes escamas o sus cl¨®nicas cinturas de avispa, los id¨¦nticos pechos ¡ªen forma y tama?o¡ª de todas ellas y los vientres irreales y planos. Puedes ser del color que quieras mientras est¨¦s flaca es el mensaje que esta pandilla de sirenas lanza a las ni?as desde las profundidades. Y cuanto m¨¢s sensible e inteligente sea la ni?a que mira la pantalla, m¨¢s probable es que descifre el significado y se haga cargo. Los trastornos de la conducta alimentaria, como el racismo, se entrenan desde muy temprano.
El asunto empeora cuando aparece ?rsula, la bruja del mar. Ella (Melissa McCarthy) simboliza el mal y consecuentemente es usuaria de tallas grandes. As¨ª, la representaci¨®n del cuerpo femenino queda reducida a una dicotom¨ªa entre cuerpos buenos-flacos y malos-grandes, que convierte el aspecto de las mujeres en categor¨ªa moral. El tema es tan grave y llamativo como el racismo asi¨¢tico ¡ª?qu¨¦ terrible pintar la piel de azul para que no parezca negra!¡ª, pero la gordofobia est¨¢ tan interiorizada en Occidente que ni se percibe ni se combate. Exactamente igual que antes pasaba con ciertas formas de machismo. Por ejemplo, la canci¨®n de ?rsula, Pobres almas en desgracia, ha sido modificada para eliminar las proclamas patriarcales que tantas ni?as de mi generaci¨®n cantamos a voz en grito. ¡°Los hombres no te buscan si les hablas / No creo que los quieras aburrir¡±, explicaba ?rsula en 1989. Para finalmente sentenciar: ¡°Admirada t¨² ser¨¢s si callada siempre est¨¢s / Sujeta bien tu lengua y triunfar¨¢s¡±. La canci¨®n modificada mantiene intacto, en cambio, su antiguo mensaje gord¨®fobo. ¡°Esta quiere ser delgada, este quiere una pareja, ?qui¨¦n les ayud¨®? Lo hice yo¡±, canta ?rsula para explicar que cualquiera vender¨ªa su alma (o pondr¨ªa en riesgo su salud) a cambio de ser delgada. Las ni?as pueden abrir la boca, pero no para comer.
El mundo habr¨¢ que cambiarlo palabra por palabra. Por eso hay que agradecer al cangrejo Sebasti¨¢n que no anime al pr¨ªncipe Eric diciendo: ¡°B¨¦sala, NO hay que preguntarle¡± y haya cambiado el cuento cantando: ¡°B¨¦sala, SOLO hay que preguntarle¡±. Los cuerpos necesitan relatos donde crecer seguros. Y es hora de subrayar la palabra CRECER. Porque eso es lo que hacen los cuerpos sanos, cuando les dejan.
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