Javier Bardem: ¡°Ya no tolero la falta de respeto hacia cualquier trabajador de un plat¨®¡±
El actor analiza su papel como padre de Ariel en ¡®La sirenita¡¯, cuenta la secuencia que pidi¨® incluir en el filme y reivindica pelear por sus opiniones, sus personajes o ante abusos de poder en las filmaciones
El tipo se le acerc¨®. A saber qu¨¦ querr¨ªa. Le pregunt¨® por su nombre. Y ¨¦l contest¨® la verdad: ¡°Javier¡±. Bardem. El otro, entonces, le arre¨® un pu?etazo en la cara y se march¨®. Hoy, tantos a?os despu¨¦s, el actor sigue sin saber por qu¨¦ un desconocido decidi¨® golpearle una noche en medio de una discoteca. Aparte de la nariz rota, eso s¨ª, dice que la agresi¨®n le dej¨® una lecci¨®n: ¡°El sinsentido de la violencia¡±. Su propia carrera lo ha explorado a fondo, en tantos papeles de villano. Pero tambi¨¦n ha sido t¨®rrido seductor o un hombre d¨¦bil frente al ocaso, frustrado proletario o arrogante patr¨®n. Es decir, todo y su contrario. Como las reacciones que despierta: admiraci¨®n, en la mayor¨ªa del p¨²blico cin¨¦filo. Alg¨²n rechazo, sobre todo por sus marcadas opiniones pol¨ªticas. Y hasta el disparate de alguien dispuesto a pegarle.
En La sirenita, nueva versi¨®n del cl¨¢sico que se estrena el pr¨®ximo viernes en Espa?a, encarna ahora al rey Trit¨®n. Un soberano; ¨¦l, que siempre ha sido republicano. Pero, sobre todo, un progenitor. Con dilemas que el actor afronta a diario con sus dos hijos: amar incondicionalmente, ense?ar, proyectar, aceptar, dejar ir. En una palabra, criar. A sus 54 a?os (Las Palmas de Gran Canaria, 1969), Bardem explica que ha descubierto la importancia de dirigirse tambi¨¦n al p¨²blico m¨¢s joven. Y, de paso, empujarle a cuidar del oc¨¦ano, a trav¨¦s de una secuencia que el propio actor se empe?¨® en introducir en la pel¨ªcula.
He aqu¨ª resumida, de alguna forma, su esencia. El ganador de seis premios Goya por sus papeles, primer actor espa?ol en obtener un Oscar o una Copa Volpi, al que un d¨ªa felicit¨® por su talento el mism¨ªsimo Al Pacino, con un mensaje que Bardem a¨²n conserva. El europeo tan adorado en Hollywood como para poder pedirle al director de La sirenita, Rob Marshall, que le subiera a bordo del proyecto. El activista sin pelos en la lengua para pelear contra la xenofobia o en defensa de los marginados, los saharauis o el medioambiente. Y el guerrero incluso en el plat¨®. Al fin y al cabo, su propio debut se antoj¨® a contracorriente: con seis a?os, en El p¨ªcaro, de Fernando Fern¨¢n G¨®mez, deb¨ªa re¨ªrse ante un hombre con una pistola. Sin embargo, se ech¨® a llorar. Y hasta el mito tuvo que darle la raz¨®n: ¡°No es lo que quer¨ªa, pero me gusta¡±.
Pregunta. Carpintero, gorila, una vez hasta hizo un striptease o sali¨® de una tarta en una fiesta. ?Qu¨¦ huella le dejaron tantos trabajos distintos en su juventud?
Respuesta. No me arrepiento de nada de lo que he hecho, ni tampoco de lo que no he hecho. Mi vida me ha llevado a este accidente que soy hoy, para bien y para mal. Si miro atr¨¢s veo a un tipo que ha intentado ganarse la vida. Y al que no le han regalado nada, porque me crie una familia donde nadie regalaba nada. Uno de los temas que m¨¢s celebro es cuando veo a gente que hace lo que puede para ganarse la vida, menos aquellos que lo hacen a costa del dolor de otros. Eso es indigno. Pero son los menos. En quien est¨¢ esforz¨¢ndose para tener su sitio en el mundo, ah¨ª me reconozco. Es una de las cosas que quiero que entiendan mis hijos. Es importante ganarse un lugar, no solamente econ¨®mico o social, sino emp¨¢tico, de pertenecer a una comunidad, de ser parte de algo mucho m¨¢s grande que uno.
P. ?Qu¨¦ lugar se ha ganado usted?
R. Soy absolutamente afortunado. Nunca habr¨ªa imaginado que pudiese vivir de esto. Cuando trabajaba de extra y dec¨ªa una frase, cuando ve¨ªa lo mal que lo pasaba mi madre [la fallecida int¨¦rprete Pilar Bardem] esperando una llamada que no ven¨ªa, cuando mi hermana M¨®nica, que por cierto ha vuelto a los escenarios con Aquellas migas de pan, fue la primera actriz de los tres [el otro es Carlos], maravillosa, y se fue al mundo de la hosteler¨ªa porque no ten¨ªa trabajo... Pensaba: ¡®Qu¨¦ jodido es dedicarse a esto¡¯. Poco a poco fui haciendo, me dejaron ir haciendo. Este trabajo depende tanto de la opini¨®n y el gusto ajeno como cualquier disciplina creativa, pero adem¨¢s se junta lo f¨ªsico, el c¨®mo aparentas. Puede generar much¨ªsima inseguridad. No quer¨ªa meterme en ese v¨¦rtigo, pero me tiraba la sangre, el decir: ¡°Parece que mi ¨²nica manera de expresarme es a trav¨¦s de la interpretaci¨®n¡±. Y aqu¨ª estoy, veintitantos a?os m¨¢s tarde, viviendo de esto y bien.
P. ?Se cura esa inseguridad con los a?os?
R. No. Va a peor.
P. ?A peor? ?Y eso?
R. A ver, va a peor y a mejor. Las tonter¨ªas de antes ya no te preocupan. La edad va originando una sensaci¨®n de embudo donde solo pasan las emociones y situaciones importantes. Esa es la buena noticia. La mala es que el bienestar de las personas a las que m¨¢s quieres y de las que m¨¢s dependes se vuelve vital para ti. Entonces, la inseguridad no es tanto si lo voy a hacer mal o bien, sino si lo que estoy haciendo les est¨¢ haciendo bien a ellos tambi¨¦n, o a la misma sociedad. Ya te importa que lo tuyo tenga una huella en alg¨²n sitio, en alguien. No porque diga: ¡°Lo que hago es importante¡±, sino que haga bien a alguien. Y por eso ¨²ltimamente tambi¨¦n estoy en pel¨ªculas m¨¢s infantiles. Llegar a mentalidades tan susceptibles, vulnerables, en formaci¨®n, con mensajes bonitos, es importante. Pero crea otro tipo de inseguridad: ¡°?Esta elecci¨®n va a hacer bien a alguien?¡±. En La sirenita se juntan muchos elementos que te hacen creer que s¨ª.
P. Una vez Paolo Sorrentino me cont¨® que deseaba que la gente dijera que sus pel¨ªculas eran ¡°divertidas¡±. ?Qu¨¦ querr¨ªa que comentaran de usted?
R. Entiendo que un director pueda decir eso, porque siempre pone su esencia en cada pel¨ªcula. El actor est¨¢ m¨¢s obligado a navegar y, de hecho, el que realmente intenta hacer caracteres tiene que borrarse de su esencia, que va a arrastrar el personaje a que sea un espejo de s¨ª mismo. El trabajo es salirte, intentar ese salto de imaginaci¨®n donde puedes mirar el mundo con otros ojos. Es casi imposible, lo generan solo los genios, y algunas veces. Pero cuando sucede es el sue?o de cualquier int¨¦rprete. Entonces, mire: lo que quiero es que no digan nada de m¨ª, que se preocupen por las cosas importantes.
P. Hablando de cineastas, una entrevista suya con The Guardian en 2008 se titulaba: ¡°Siempre peleo con los directores¡±. ?Sigue siendo v¨¢lido?
R. S¨ª, s¨ª.
P. ?Y qu¨¦ pelea? ?Por qu¨¦?
R. Por el respeto de m¨ª, mis compa?eros y cualquier persona que est¨¦ trabajando en un plat¨®. No aguanto ya la falta de respeto. No la tolero. Ya tengo la capacidad suficiente como para decir: ¡°Eso no va a suceder en un set donde yo est¨¦¡±. E incluye a todo el mundo.
P. ?Sucede mucho?
R. El cine y su producci¨®n son muy jer¨¢rquicos, piramidales. Y a veces hay un abuso de poder importante que no creo que sea consciente, pero est¨¢ asumido. No se trata de ¡°soy un tirano y voy a ejercer mi poder¡± por parte del productor, el director o los actores, sino que ya est¨¢ impl¨ªcito el hecho de que hay gente que va a trabajar mucho y va a ser muy poco reconocida, y gente que va a trabajar menos a la que hay que darle lo que necesite. Todos necesitamos muchas cosas y en los sets donde todo el mundo se siente igual de importante es donde las cosas funcionan. Gracias a Dios, los tiempos cambian y hay m¨¢s sensibilidad y ecuanimidad en las pel¨ªculas de ahora que en los noventa. Mi segunda pelea son los personajes. Cuando estoy en uno (y ya lo conozco m¨¢s que t¨², porque, por m¨¢s que lo hayas escrito t¨², ya es m¨ªo, lo siento mucho) y me piden algo que yo siento en las entra?as que no har¨ªa o dir¨ªa, lo peleo. Aunque la consideraci¨®n del director hacia el actor tambi¨¦n ha cambiado bastante. Ya se le respeta m¨¢s como creador, antes era una cotorra, algo as¨ª como ¡°usted va a decir lo que yo quiera¡±.
P. Ha apoyado la huelga de guionistas de Hollywood. En su medio, el foco principal casi siempre se lo lleva el actor. Las estrellas como usted, aunque sea involuntariamente, ?corren el riesgo de hacer sombra a los escritores?
R. S¨ª. Excepto gente como Dalton Trumbo, que ha llegado a un estatus de autor¨ªa extraordinario, con una escritura reconocible, el guionista siempre ha sido una figura fuera de foco. Y, sin embargo, es lo m¨¢s importante. Las pel¨ªculas que recordamos no son por los actores, la iluminaci¨®n o la direcci¨®n: es por c¨®mo se ha contado y nos ha impactado. Si encima est¨¢ bien interpretada, iluminada y dirigida, sale Apocalipsis Now. Pero ?qui¨¦n pens¨® en poner esas piezas juntas? Lo m¨¢s dif¨ªcil del mundo es ser guionista, es lo menos celebrado y lo m¨¢s necesitado. De hecho, a la hora de escoger las pel¨ªculas, intento elegir las historias. No siempre tienes esa opci¨®n: a veces no est¨¢, porque escribir una buena historia es muy dif¨ªcil. Cuando llega No es pa¨ªs para viejos, lo ves. Piensas: ¡°Esto hay que hacerlo¡±.
P. ?Cada cuanto sucede algo as¨ª?
R. Muchos a?os. Siempre hay algo que cae, que falta. Y te suelen decir: ¡°Lo arreglamos en el rodaje¡±. Mentira, nunca ocurre eso.
P. ?Dej¨® pasar alguna buena historia?
R. Juro que no me he arrepentido de ninguna de las que he rechazado, que han sido muchas m¨¢s que las que acept¨¦. Incluso, por ejemplo, Minority Report. Por supuesto que me encanta la idea de trabajar con Steven Spielberg, pero para m¨ª no era el momento para esa pel¨ªcula, no lo habr¨ªa disfrutado. Si me la propusiese ahora, seguramente la har¨ªa.
P. En La sirenita interpreta al padre de Ariel, Trit¨®n. ?Cu¨¢nto le ha servido su propia experiencia? ?Qu¨¦ le ha sorprendido de s¨ª mismo al criar a dos hijos?
R. La paternidad te cambia todo. Ahora hay una persona a la que amas incondicionalmente, por la que, si de pronto viene un autob¨²s, te pondr¨ªas delante. No s¨¦ por qui¨¦n m¨¢s har¨ªas eso. Eso es muy poderoso y al mismo tiempo tiene que ver con el miedo, con la inseguridad del adulto de decir: ¡°Esta personita no es nadie sin m¨ª¡±. Y esa es una responsabilidad enorme que asumimos como padre o madre, sin haberles pedido permiso. Ellos han venido porque nosotros lo hemos decidido. Ponemos esa responsabilidad sobre nosotros, y sobre ellos, la de aguantarla. Nuestra ansiedad, miedo, expectativa, frustraci¨®n, dolor, alegr¨ªa... lo proyectamos en ellos, consciente e inconscientemente, hasta el punto en que en alg¨²n momento dejamos de verlos, empezamos a imaginarlos como posibles individuos deseables para nuestro propio ego. Y es normal y humano. El trabajo es reeducarse como padre y pensar en todo lo que te tiene que ense?ar esa criatura a ti, qu¨¦ tienes t¨² que aprender para poder acompa?arla a ser la persona que quiere ser. Es un aprendizaje que est¨¢ en todos los libros pero en la pr¨¢ctica es dif¨ªcil. Al mismo tiempo vas reconociendo que lo que le ense?as es fundamental, pero lo que le rodea es igual de importante. Empezar a ver a esa persona por quien se va construyendo a s¨ª mismo es el gran reto hasta que le dejes ir. Y decir: ¡°Tuve el placer de poder acompa?arte y el honor. Ahora te toca a ti¡±.
P. Hay otro aspecto, m¨¢s trivial, de su personaje. Es un rey. ?Le ha servido para entender m¨¢s a Felipe VI o replantearse algo?
R. En absoluto. ?Viva la rep¨²blica! Los reyes, para m¨ª, nada m¨¢s que en ficci¨®n.
P. Antes hac¨ªa un alegato a favor de la gente que se esfuerza. Siempre ha usado su altavoz para defender causas en las que cree.
R. La secuencia de La sirenita donde est¨¢ el rey limpiando el fondo del oc¨¦ano con sus hijas la propuse yo. Le dije a Rob: ¡°Esta pel¨ªcula la van a ver millones de ni?os, ser¨ªa importante ense?arles las maravillas del mar y que sean conscientes de que no se cuida solo, de que somos responsables¡±. Es una secuencia peque?a, un brillito. Pero me parece importante que vayan a experimentarlo las nuevas generaciones.
P. En Madres paralelas se dec¨ªa que los actores son todos de izquierda. ?Es verdad?
R. Quiz¨¢s hay una tendencia m¨¢s a la izquierda. Tambi¨¦n conozco gente que es apol¨ªtica, si se puede serlo, o que tira hacia la derecha. S¨ª creo que el actor est¨¢ obligado a empatizar y en el momento que t¨² empatizas y toleras, porque no tienes m¨¢s narices que entender y meterte en el pellejo de gente tan dispar, tu cabeza se abre, tu mentalidad se expande y ya no puedes entrar en asuntos tan terribles como la xenofobia, el racismo, la intolerancia, la persecuci¨®n sistem¨¢tica, pol¨ªtica o social. Est¨¢s obligado a entender las razones por las que las personas se hacen da?o y son utilizadas.
P. ?Entonces hacerse actor lleva a ser de izquierdas?
R. Lleva a empatizar con el dolor y reforzar la tolerancia. Y si empatizas con el dolor, no puedes votar a Vox [se r¨ªe].
P. Se cuenta que una vez se le acerc¨® un se?or en una discoteca, le pregunt¨® por su nombre y le parti¨® la nariz de un pu?etazo. ?Es cierto? ?Qu¨¦ pas¨®?
R. Todav¨ªa no lo s¨¦. Eso me ense?¨® la absoluta falta de sentido de la violencia. He jugado al rugby durante muchos a?os. Estuve en la selecci¨®n espa?ola. Es un deporte rudo, pero con much¨ªsima ¨¦tica y unos valores extraordinarios de equipo. Ese d¨ªa me dio la vuelta la cabeza de decir: ¡°La violencia sucede sin sentido, se origina sin sentido y crea un sinsentido¡±. Y si no est¨¢s atento a eso vas a seguir como v¨ªctima de esa violencia originando m¨¢s, puesto que alguien tiene que pagar por ese sin sentido que sufriste. Esa es la cadena perfecta de la violencia.
Babelia
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