Historias de la Argentina
Argentina parece mostrar signos de recuperaci¨®n de la confianza en sus posibilidades para afrontar los graves problemas que padece. En estas 'Historias de la Argentina' el escritor y periodista Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez realiza una aproximaci¨®n a su pa¨ªs, mediante un caleidoscopio en el que se entrecruzan pasado y presente, realidades y leyendas.
Un pa¨ªs ca¨ªdo del mapa
Los argentinos est¨¢n indecisos sobre cu¨¢l es su lugar en el mundo. Pocas veces sent¨ª como en un reciente viaje a Buenos Aires que el pa¨ªs estaba en ninguna parte: ni en el continente al que pertenece por razones de geograf¨ªa y de cultura, ni tampoco en la Europa a la que cre¨ªa pertenecer por razones de destino. Quiz¨¢ la mejor forma de acercarse a la Argentina es contando sus historias.
La ciudad junto al r¨ªo de las desgracias
Una extra?a sucesi¨®n de calamidades -sublevaciones, hambre, desvar¨ªos- atorment¨® a los fundadores de Buenos Aires. La ciudad alcanz¨® a mediados del siglo XX su momento de esplendor, visible en edificios majestuosos que hoy, a la altura del suelo, muestran los signos de su deterioro. Algunos de ellos -como el Palacio de Aguas- fueron escenario de historias misteriosas.
Fervores de Buenos Aires
Desde los principios de la naci¨®n argentina, el consumo de la tierna y apetecible carne vacuna estuvo al alcance de todas las clases sociales, aunque hace una d¨¦cada los m¨¢s pobres s¨®lo pod¨ªan acceder a los cortes viles. Sus cualidades son atribuidas a la dulzura de los pastos con que se alimenta el ganado en la pampa h¨²meda.
La llanura y el pasado
En la adolescencia, cuando viajaba desde San Miguel de Tucum¨¢n -mi ciudad natal- a Buenos Aires, cruzando las llanuras vac¨ªas de Santiago del Estero, pude abarcar y entender el pa¨ªs con una precisi¨®n y plenitud que las traves¨ªas en autom¨®vil me negaron a?os m¨¢s tarde. Hace dos meses pas¨¦ por la estaci¨®n de Rosario Norte y advert¨ª que todo segu¨ªa igual a lo que era hace treinta a?os.
Donde nada es lo que parece
Tucum¨¢n nunca es lo que parece. Aunque la ciudad capital es chata, desangelada, con edificios que fueron presuntuosos a comienzos del siglo veinte y que el paso de los a?os afea con crueldad, no bien el viajero se aleja hacia las monta?as del oeste, el paisaje va creciendo en belleza. La desidia de los seres humanos ha permitido, por fortuna, que la naturaleza siga tal como era al principio de los tiempos.
Todo es posible en la Patagonia
La Patagonia es, a su modo, el ¨²ltimo El Dorado que ha quedado sobre la Tierra, porque los seres humanos que van all¨ª para quedarse sue?an, invariablemente, con fundar algo nuevo: colonias agr¨ªcolas anarquistas, reinos, comunidades 'hippies', centros nudistas, todas met¨¢foras de la libertad que no se encuentra en las regiones habitadas, donde la ley es una valla para la imaginaci¨®n.
Final con melancol¨ªa
La necrofilia florece -como las guerras- en los momentos de crisis nacional o de dudas sobre el futuro. Permite invocar las grandezas del pasado y, aunque s¨®lo sea por algunas semanas, resucitar sus espejismos. De esa forma puede ser le¨ªda la historia entera del pa¨ªs, desde la fundaci¨®n de Buenos Aires hasta las desventuras sufridas por el cad¨¢ver de Eva Per¨®n.
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