"Mi padre se march¨® para mantener a los hijos que tiene con otra mujer y mi madre para ver si nos pod¨ªa mandar plata, pero como no tiene papeles le resulta dif¨ªcil encontrar trabajo y no siempre puede enviarnos dinero", explica Marco.Los muebles son cajas y el agua hay que sacarla de un pozo. Todo es de una pobreza descarnada. ?l ¨²nico detalle esperanzador son las mochilas escolares, llenas de libros, colgadas de la pared.16 a?os. Su padre trabaja en Estados Unidos desde hace 12 a?os. Vive con su madre y sus tres hermanos.PEDRO VIKINGOSu madre, Sara Mar¨ªa Lema, una mujer de 37 a?os vestida como las ind¨ªgenas del mediod¨ªa ecuatoriano, no estuvo conforme con la marcha del marido, pero tampoco le pod¨ªa retener. Ahora se siente m¨¢s una madre soltera que una esposa.PEDRO VIKINGOIrse supone dejar a los hijos en otras manos. Quedarse, arriesgarse a que sigan en el eterno c¨ªrculo de la pobrezaPEDRO VIKINGOSus padres, campesinos, emigraron hace ocho a?os porque no pod¨ªan mantener a sus 11 hijos. La prole qued¨® a cargo de una hermana mayor, y cuando ¨¦sta tambi¨¦n emigr¨® le toc¨® a Marta.PEDRO VIKINGO8 a?os. Vive con su padre, sus dos hermanos, sus t¨ªos y su abuela tras la marcha de su madre a Espa?a.PEDRO VIKINGOSu padre, Iv¨¢n, de 28 a?os, explica que fue su esposa la que emigr¨® porque ¨¦l sufre una lesi¨®n de columna. "Nuestra idea es ahorrar y construirnos una casa propia", explica. Pero reconoce que la vivienda les est¨¢ saliendo cara.PEDRO VIKINGO13 a?os. Vive con sus abuelos, hermanos y t¨ªos en Bibli¨¢n tras la marcha de sus padres a Espa?a hace tres a?os.PEDRO VIKINGO