"?Donde est¨¢ la ayuda?"
Los supervivientes del terremoto en Cachemira denuncian la escasez de ayuda, mientras el n¨²mero de muertos crece seg¨²n los equipos de rescate llegan a las zonas devastadas
La cifra de muertos y damnificados por el terremoto que el pasado s¨¢bado sacudi¨® la disputada regi¨®n de Cachemira, en la frontera entre Pakist¨¢n e India, crece seg¨²n los equipos de rescate internacionales acceden a las zonas devastadas por el temblor. El ¨²ltimo balance oficial, ofrecido esta tarde (hora espa?ola) por el primer ministro paquistan¨ª Shaukat Aziz, es de 23.000 muertos, 51.000 heridos y dos millones y medio de personas sin hogar. A esto hay que a?adir los muertos en la zona de Cachemira bajo control de India, unos 1.200 aunque se teme que alcancen los 2.000. La ONU, que hoy ha solicitado a la comunidad internacional 272 millones de d¨®lares en ayuda, calcula que entre 30.000 y 40.000 personas pueden haber perdido la vida en el se¨ªsmo.
La situaci¨®n es especialmente desesperante en la ciudad de Muzaffarabad, capital de la Cachemira paquistan¨ª. El fr¨ªo y el hambre han pasado a un primer plano en detrimento de la b¨²squeda de supervivientes. Muzaffarabad ha amanecido con lluvia y granizo y el caos se ha instalado en sus calles. Las carreteras de acceso a la ciudad quedaron despejadas ayer, y camiones con ayuda para las v¨ªctimas han comenzado a llevar mantas, agua y comida a los damnificados, pero no en cantidad suficiente. Algunos de estos convoys han sufrido el asalto de grupos de personas que llevan varios dias sin nada que echarse a la boca. La ayuda llega con lentitud porque, entre otras cosas, se necesitan casi cinco horas para completar un camino que asciende hasta los 2.000 metros de altitud y despu¨¦s desciende por agrestes vericuetos, plagados de piedras desprendidas de las laderas a causa de la lluvia y el movimiento tel¨²rico. A unos 25 kil¨®metros, al llegar al valle del r¨ªo Yelam, los arcenes de las calzadas est¨¢n abarrotados por cientos de personas, algunas con sus pocos enseres a la espalda o en la cabeza, que vagan sin saber muy bien qu¨¦ rumbo tomar.
La desolada estampa se multiplica en Muzaffarabad con la salida del sol, cuando el hedor de los miles de muertos impregna los edificios arruinados. Seg¨²n las autoridades, cerca de 15.000 personas podr¨ªan estar a¨²n sepultadas bajo los cascotes de una ciudad destruida en m¨¢s de un 80%. Miles de personas deambulan de un lado a otro, sin saber qu¨¦ hacer o a quien protestar por una ayuda humanitaria que llega a¨²n a cuentagotas.
"Tenemos dos grandes problemas: uno, la carencia de recursos y materiales, y dos la distribuci¨®n de esa ayuda. Han pasado m¨¢s de cuatro d¨ªas y el Gobierno ha hecho muy poco", se queja Asif Yacub, responsable de la organizaci¨®n humanitaria pakistan¨ª "Wassed Helped Hands". La misma cr¨ªtica sale de los labios del parlamentario Matlub In-Kalabani, quien ha hecho un llamamiento desesperado al Ejecutivo y a la comunidad internacional. "Necesitamos tiendas y comida, mantas, medicinas, helic¨®pteros. La gente est¨¢ en unas condiciones deplorables. ?D¨®nde est¨¢ la ayuda?", se pregunta.
A escasos metros, en las ruinas de la escuela infantil Riswan, un peque?o equipo de rescate ruso trata de levantar uno de los techos derrumbados en busca de un milagro. "Nos han dicho que podr¨ªa haber una o dos personas vivas, pero no lo sabemos. Acabamos de llegar y es todo muy dif¨ªcil", asegura uno de los bomberos. Al otro lado del r¨ªo Nellum, que divide la ciudad, m¨¦dicos y voluntarios del movimiento extremista isl¨¢mico Yascar e-Teiba, proscrito en Pakist¨¢n, atienden a decenas de heridos en su propio campamento. "Sabemos de personas que sobrevivieron al se¨ªsmo pero que han perecido despu¨¦s bajo los cascotes por la falta de ayuda. Nosotros llegamos aqu¨ª el mismo d¨ªa y tenemos 25 ambulancias ?Qu¨¦ hace el Gobierno?", repite el doctor Naim Mugal.
Algunos de los heridos all¨ª, como Paiser Ayub, han perdido gran parte de la familia, sepultada bajo el que otrora fue su hogar. "Yo hab¨ªa salido a trabajar, pero ellos estaban dentro. Cuando caminaba, la tierra se movi¨® y me cayeron las piedras de la ladera", cuenta desde su camastro, al abrigo de la improvisada tienda que le protege de la lluvia. Seg¨²n las autoridades paquistan¨ªes, casi la totalidad de la familias en Muzaffarabad han perdido a alg¨²n allegado, en especial entre los ni?os. Algunos de los cad¨¢veres se apilan en lugares tan peregrinos como el sal¨®n de bodas del desplomado hotel Nellam, uno de los m¨¢s famosos de la ciudad, convertido en improvisada e insalubre morgue.
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