La cruzada de Posada Carriles
La Habana y Caracas reclaman al anticastrista acusado de volar un avi¨®n cubano en 1976, mientras EE UU tiene que decidir a primeros de febrero si lo procesa o lo extradita
La revoluci¨®n cubana persigue a Luis Posada Carriles desde que le encontrar¨¢ culpable de haber preparado el atentado del seis de octubre de 1976 contra un avi¨®n de la l¨ªnea ¨¢rea nacional que cubr¨ªa la ruta Caracas -La Habana con 73 pasajeros a bordo. Murieron todos, incluido el equipo juvenil de esgrima, al detonarse una bomba en pleno vuelo, frente a las costas de Barbados.
El anticastrista cubano Posada Carriles, afecto a la dinamita desde que la CIA le adiestrara en su uso durante los a?os de la Guerra Fr¨ªa, escap¨® de la prisi¨®n venezolana donde entonces esperaba sentencia como autor intelectual de una voladura ejecutada por dos c¨®mplices. Detenido en 2005 por entrada ilegal en Estados Unidos, procedente de M¨¦xico, los Gobiernos de Cuba y Venezuela han pedido su extradici¨®n para juzgarle por 73 homicidios en primer grado, y reclaman de la justicia estadounidense que le imputen delitos de terrorismo, no s¨®lo falso testimonio ante las autoridades migratorias para adquirir la ciudadan¨ªa norteamericana.
La ofensiva pol¨ªtica y diplom¨¢tica de Cuba contra Posada Carriles, de 78 a?os, a quien hace pocos meses Washington trat¨® de colocar, sin conseguirlo, en Canad¨¢, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y M¨¦xico, s¨®lo es comparable a la desplegada para apoyar a los cinco compatriotas condenados por espionaje, hace cinco a?os en Estados Unidos.
La argumentaci¨®n de los discursos, marchas y movilizaciones de los ¨²ltimos cinco a?os en La Habana ha sido ¨¦sta: la administraci¨®n de George W. Bush y la ultraderecha del exilio de Miami protegen al reo. El presidente Hugo Ch¨¢vez fue m¨¢s all¨¢: amag¨® con cerrar la Embajada estadounidense en Caracas si el detenido no es procesado por terrorismo o extraditado. “Ha llegado la hora de la verdad”, se?ala la canciller¨ªa cubana. Veremos ahora qu¨¦ hace el presidente que se nombr¨® a s¨ª mismo “l¨ªder mundial de la lucha contra el terrorismo”. Todo huele a p¨®lvora en el caso.
El pasado domingo, Gilberto Abascal, testigo contra Posada Carriles en el caso de la falsedad migratoria, encontr¨® una bomba lapa en los bajos de su veh¨ªculo. Las declaraciones del cubano, acogido al programa de protecci¨®n de testigos del FBI, sirvieron tambi¨¦n para detener en noviembre a dos anticastristas con fusiles, granadas y abundante munici¨®n.
La Casa Blanca afronta una situaci¨®n inc¨®moda. Los cr¨ªticos de Bush niegan credibilidad a su proclamado compromiso contra el terrorismo internacional pues al mismo tiempo supuestamente ampara a Posada Carriles por su colaboraci¨®n con la CIA, a sangre y fuego, durante cuatro decenios. El qu¨ªmico de Cienfuegos acusado de organizar el derribo de DC-8 de Cubana de Aviaci¨®n, y de preparar la campa?a de bombas de 1997 contra centros tur¨ªsticos de La Habana, capturado en Panam¨¢ por su implicaci¨®n en el fallido asesinato de Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana de 2000 en Panam¨¢, es un anticomunista visceral. Nacido en Cuba, pero nacionalizado venezolano, no parece arrepentido.
“La CIA nos lo ense?¨® todo... todo. C¨®mo matar, hacer bombas... nos entrenaron en actos de sabotaje”, declar¨®, hace ocho a?os, al diario The New York Times. “Castro no cambiar¨¢ nunca, jam¨¢s. Nuestro trabajo es proveer inspiraci¨®n y explosivos al pueblo cubano”.
El 28 de febrero de 1990, en Guatemala, una bala le atraves¨® el rostro, la lengua y varios nervios. Durante la entrevista, se quit¨® la camisa y ense?¨® al periodista la cicatriz del plomazo junto al coraz¨®n; despu¨¦s le dirigi¨® una mano hacia la barbilla. “La ten¨ªa una pulgada m¨¢s de largo. Fui bastante atractivo”. Desde entonces habla raro, pero igual de claro: “La decisi¨®n es no abandonar la lucha contra la dictadura”.
Luis Posada Carriles, amnistiado por la ex presidenta de Panam¨¢, Mireya Moscoso, pocas horas antes de dejar el cargo en 2004, pas¨® m¨¢s de un a?o y medio en un centro de detenci¨®n de Tejas, y el pasado martes fue transferido a la prisi¨®n del condado de Otero, en Nuevo M¨¦xico. En sus declaraciones de 2005 a la polic¨ªa migratoria, afirm¨® haber entrado en Estados Unidos con la ayuda de traficantes de personas, cuando lo hizo en un barco procedente de M¨¦xico.
“Estados Unidos, que ha venido protegiendo durante m¨¢s de 18 meses al terrorista internacional Luis Posada Carriles, se ha visto obligado a instruirle de cargos por fraude y haber mentido a la hora de solicitar la naturalizaci¨®n”, seg¨²n el ministerio de Relaciones Exteriores cubano.
El pr¨®ximo primero de febrero termina el plazo de las autoridades estadounidenses para justificar ante un juez su detenci¨®n indefinida. “La ley obliga a Estados Unidos a procesarlo en Estados Unidos si pol¨ªticamente Estados Unidos decide no extraditarlo”, subray¨® Jos¨¦ Pertierra, abogado del Gobierno venezolano.
El 28 de septiembre, el canciller venezolano, Nicol¨¢s Maduro, pidi¨® ante la ONU la extradici¨®n. Fuentes judiciales norteamericanas no descartaron su deportaci¨®n, pero es muy improbable la extradici¨®n a Cuba o a Venezuela porque en esos pa¨ªses “no hay garant¨ªas y peligra su integridad f¨ªsica”.
Ricardo Alarc¨®n, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, subraya que Washington trata de confundir a la opini¨®n p¨²blica presentando a Posada Carriles como un inmigrante ilegal y no como un terrorista, y viola, adem¨¢s, el acuerdo sobre seguridad en la aviaci¨®n civil, firmado en Montreal el 23 de septiembre de 1971, que establece la obligatoriedad de los Estados de acusar y procesar o extraditar a toda persona involucrada en un acto contra un avi¨®n civil que habite en su territorio.
Evangelina Jorge, madre de una de las v¨ªctimas del atentado de Barbados, dice que no reclama venganza, sino justicia: “Mataron a mi ¨²nica hija y dejaron una ni?a y un beb¨¦ sin madre”. Perdieron la vida 57 ciudadanos cubanos, 11 guyaneses y cinco norcoreanos.
Gajes del oficio, pues Luis Posada Carriles no es un anticastrista de sal¨®n. Secund¨® activamente la lucha de las dictaduras c¨ªvico-militares de Centroam¨¦rica contra las guerrillas izquierdistas, en los a?os setenta, la ofensiva de los contras contra el Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN) de los ochenta, y se le implica en operaciones de narcotr¨¢fico y contrabando de armas.
El chileno Salvador Allende era un rojo peligroso y el general Augusto Pinochet, que le derroc¨® en 1973, un patriota. Tambi¨¦n le complaci¨® la sanguinaria represi¨®n de las Juntas Militares argentinas, pero su obsesi¨®n es Cuba. “Cuando los cubanos trabajaban para la CIA los llamaban patriotas. Actos de sabotaje era el t¨¦rmino que usaban para clasificar este tipo de operaci¨®n. Ahora lo llaman terrorismo. Los tiempos han cambiado. Fuimos traicionados”.
Posada Carriles lamenta que Washington no haya atendido el eje de su propuesta: el lanzamiento de una bomba nuclear sobre el malec¨®n de la Habana y la instauraci¨®n de una verdadera democracia en la mayor de las Antillas.
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