Minas en la escuela
El Defensor del Pueblo denuncia que las FARC rodearon de artefactos un colegio colombiano
Los estudiantes de una escuela rural del municipio de Prado, en el departamento de Tolima, al suroeste de Bogot¨¢, llevan d¨ªas sin poder ir a clase: la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sembr¨® de minas el terreno alrededor del centro educativo.
As¨ª lo denunci¨® el s¨¢bado el Defensor del Pueblo local, Santiago Ram¨ªrez: "las FARC dejaron minada la escuela", asegur¨®, y conden¨® el hecho, que viola las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Por desgracia, no es un caso aislado. Colombia es el ¨²nico pa¨ªs de Am¨¦rica donde a¨²n se usan minas antipersona como estrategia de guerra. Se sabe que en 31 de los 32 departamentos del pa¨ªs hay minas sembradas; el ¨²nico territorio que se salva es la caribe?a isla de San Andr¨¦s. Las poblaciones afectadas califican como de alto riesgo sitios que son protegidos por el DIH: iglesias, escuelas, parques? Las escuelas son usadas con frecuencia por los combatientes como cuartel y lugar de descanso.
En algunas regiones del campo colombiano, para los peque?os estudiantes no suenan extra?as las siglas MAP (minas antipersonas) y MUSE (munici¨®n sin explotar). Tienen prohibido correr libremente por campos y pastizales. Saben que andar por fuera de los caminos m¨¢s transitados, usar los atajos, es un riesgo que deben evitar y muchas veces no van a la escuela porque se considera que el peligro para ellos es alto. Y conocen al pie de la letra una canci¨®n del colombiano Juanes escrita para la campa?a No M¨¢s Minas: "F¨ªjate bien donde pisas / f¨ªjate cuando caminas / no vaya a ser que una mina / te desbarate los pies".
Desde 1990 se han registrado 649 ni?os v¨ªctimas de MAP y MUSE; 151 murieron y el resto quedaron mutilados o heridos. Dentro de la poblaci¨®n civil, ellos son los m¨¢s afectados, mientras que los que m¨¢s caen en estas trampas son soldados y polic¨ªas. Y estos artefactos, como record¨® recientemente el representante de Unicef en Colombia, Paul Martin, afectan mucho m¨¢s a un ni?o que aun adulto. "Su estatura es menor, su centro de gravedad, m¨¢s bajo, y el impacto de la mina es mayor en su cuerpo. La amputaci¨®n es usualmente m¨¢s alta y la explosi¨®n alcanza sus genitales y sus ¨®rganos internos", explic¨®.
Todos los grupos armados usan estos artefactos, en medio del conflicto que desangra a este pa¨ªs desde hace d¨¦cadas. Los que m¨¢s las siembran en este momento son las FARC. Las utilizan, b¨¢sicamente, para frenar el avance del ej¨¦rcito. En el sur de Tolima hay en este momento una gran ofensiva militar contra el nuevo comandante de las FARC, Alfonso Cano.
En las ¨¦pocas de expansi¨®n paramilitar —comienzos de los a?os 90— estos grupos de extrema derecha utilizaron las minas antipersona para defender los territorios que le iban ganando a la guerrilla. Las fuerzas militares dejaron de tenerlas entre sus armas 2001, cuando entr¨® en vigor para Colombia la Convenci¨®n de Ottawa, que las proh¨ªbe. En ese momento se orden¨® la destrucci¨®n de minas almacenadas en los batallones militares colombianos.
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