Casi un mill¨®n de euros por Iv¨¢n R¨ªos
El asesino del dirigente guerrillero recibir¨¢ del Gobierno colombiano una recompensa de 2.400 millones de pesos por la entrega de informaci¨®n valiosa
Casi un mill¨®n de euros (2.400 millones de pesos, 917.500 euros) es la cantidad que recibir¨¢ Pablo Montoya, Rojas, el guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que asesin¨®, el pasado 3 de marzo, a Iv¨¢n R¨ªos, el miembro m¨¢s joven del secretariado de esta vieja guerrilla. Este hombre, de 47 a?os, preso en una c¨¢rcel de la capital colombiana, deber¨¢ repartir el dinero con su novia y con dos personas m¨¢s, informantes, que colaboraron con la ubicaci¨®n del comandante de las FARC.
?l esperaba una recompensa mayor: el doble, lo prometido a quienes ayuden a dar con el paradero de los siete miembros de la c¨²pula de esta organizaci¨®n de origen comunista. "Vengo por lo que prometieron", fue lo primero que dijo cuando se present¨® en un batall¨®n militar con la mano derecha de R¨ªos, sus documentos de identidad y su ordenador.
El programa de recompensas del Ministerio de Defensa colombiano decidi¨® darle la mitad, lo que se contempla por entregar informaci¨®n valiosa: las tres memorias USB y un ordenador que entreg¨® Rojas a las autoridades sirvieron para desmantelar el frente 47 de las FARC, que operaba en las zonas cafeteras del pa¨ªs, sostienen fuentes del ministerio. Los archivos ten¨ªan informaci¨®n estrat¨¦gica, clave para la operaci¨®n militar que ha llevado a la muerte de 12 guerrilleros y a la entrega de otros 60.
Entre estos ¨²ltimos est¨¢ Nelly ?vila, alias Karina, considerada una de las m¨¢s duras combatientes de las FARC. A mediados de mayo, esta mujer morena, robusta, decidi¨® dejar atr¨¢s sus m¨¢s de 20 a?os en las FARC. "Me cans¨¦ de la guerra, ya no aguantaba m¨¢s", asegur¨®. Hoy invita a los pocos compa?eros que permanecen en el monte a imitarla y a entregar sus armas.
Rojas formaba parte de la guardia personal de R¨ªos. Asegur¨® que cometi¨® el crimen —mat¨® tambi¨¦n a la compa?era del comandante— porque estaban cercados por el Ej¨¦rcito y no aguantaba m¨¢s el asedio. "Era ¨¦l o nosotros", afirm¨®. Hoy se conoce una versi¨®n m¨¢s completa del macabro episodio. Un desertor de las FARC, que regres¨® a las filas como infiltrado y convenci¨® a Rojas de cometer el crimen a cambio de la recompensa, fue la pieza clave. La revista Cambio, en un informe especial, asegur¨® que los militares optaron por una vieja, pero poco usada, estrategia: "El asesinato del objetivo y la obtenci¨®n de pruebas para confirmarlo".
Medida pol¨¦mica
La idea de que se diera un jugoso premio por este crimen, gener¨® desde el comienzo una fuerte pol¨¦mica en el pa¨ªs. ?Vale todo en la lucha contra la guerrilla? El Gobierno, alegan muchos, no puede ser promotor del delito. "En ning¨²n pa¨ªs del mundo tendr¨ªa recibo la doctrina de que quien mata gana recompensa", dijo, cuando se conoci¨® la macabra historia, el abogado y columnista Ramiro Bejarano.
Aun no se sabe cu¨¢ndo recibir¨¢ Rojas el dinero. ?l debe decidir si quiere un solo cheque o prefiere varios pagos, o repartir la cifra en mensualidades fijas. Pero no lo tiene f¨¢cil: algunos ya han salido a cobrarle deudas pendientes. Dos hombres —un cafetero y un comerciante— alegan que estuvieron secuestrados por el frente 47 de las FARC y lo se?alan como uno de sus carceleros. Con la asesor¨ªa de tres abogados, est¨¢n organizando una estrategia para que el dinero no llegue a manos del ex guerrillero, sino que sea utilizado para reparar a sus v¨ªctimas. Esperan, al menos, recuperar lo que pagaron por su libertad.
Rojas tambi¨¦n utiliz¨® abogados para reclamar el monto prometido. Hoy espera acogerse a la Ley de Justicia y Paz —elaborada como marco legal para la desmovilizaci¨®n paramilitar—, que contempla penas m¨¢ximas de ocho a?os para los autores de cr¨ªmenes de lesa humanidad. De esta manera, saldr¨ªa pronto a gozar de su fortuna.
La pol¨ªtica de recompensas, duramente criticada desde distintos sectores, contempla una escala de pagos. La idea es quebrar, desde dentro, a la organizaci¨®n guerrillera. Dos millones de euros para quien ayude a desbaratar al secretariado y 2.000 millones de pesos (unos 800.000 euros) por los 31 comandantes del Estado mayor. La escala baja hasta los 400 euros que se pagan por un miliciano.
Pronto, un informante recibir¨¢ el mayor pago en la historia del pa¨ªs: dos millones de euros. Cont¨® d¨®nde estaba ubicado el campamento de Ra¨²l Reyes, miembro del la c¨²pula guerrillera. Gracias a esa informaci¨®n, el 1 de marzo el Ej¨¦rcito colombiano bombarde¨® el campamento, en territorio ecuatoriano. Manuel Marulanda, el legendario Tirofijo, tambi¨¦n muri¨® el pasado marzo: de infarto, el d¨ªa 26, pocos antes de cumplir 80 a?os.
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