"Sin Ingrid, es posible que el pueblo no siga luchando por los secuestrados"
Los familiares de los rehenes ruegan que se reanude la negociaci¨®n
El profesor colombiano Gustavo Moncayo, padre de Pablo Emilio, uno de los 25 rehenes canjeables que aun est¨¢n en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), teme por la suerte de su hijo. "Cada vez nos vamos quedando m¨¢s solos", se lamenta en una entrevista con EL PA?S. "Sin Ingrid Betancourt, liberada el pasado mi¨¦rcoles en un operativo del Ej¨¦rcito junto a otros 14 rehenes], que era el s¨ªmbolo del secuestro, es posible que el pueblo no siga luchando por ellos". Pablo Emilio es, junto a Jos¨¦ Libio Mart¨ªnez, el reh¨¦n que lleva m¨¢s tiempo en cautiverio: ambos cumplir¨¢n en diciembre 11 a?os en manos de la guerrilla, que se lo llev¨® cuando apenas ten¨ªa 19.
"Mi hijo es cabo segundo del Ej¨¦rcito. ?Qu¨¦ importancia tiene un cabo segundo para las FARC?", se pregunta el profesor Moncayo. "Para m¨ª es inmenso el valor que tiene; por eso seguir¨¦ luchando?", a?ade. Moncayo dej¨® su trabajo docente en una peque?a poblaci¨®n del sur del pa¨ªs y se dedic¨® a caminar kil¨®metros y kil¨®metros pidiendo la libertad de su hijo. As¨ª se ha ganado el sobrenombre de El Caminante por la Paz.
Se siente contento con la libertad de los 15 rescatados, pero critica que no se pensara en el riesgo que esto implicaba para los que quedaron en la selva. "Si hubieran sido s¨®lo ellos, perfecto, pero lastimosamente se sigue jugando con la vida de seres queridos?"
En su ¨²ltimo v¨ªdeo, enviado como prueba de supervivencia a finales del a?o pasado, Pablo Emilio mand¨® un mensaje a Ingrid en el que le ped¨ªa que resistiera. Ella se hab¨ªa hundido en la depresi¨®n y lleg¨® al extremo de no querer comer. "?mese, porque s¨®lo el que se ama es capaz de dar amor", le dec¨ªa.
Moncayo rogaba tambi¨¦n al presidente colombiano, ?lvaro Uribe, que negociase un acuerdo humanitario, la misma petici¨®n que elevaron ayer las familias de los polic¨ªas que a¨²n viven el horror del cautiverio. Lo pidieron en una misa de acci¨®n de gracias por los que regresaron junto a Ingrid.
El di¨¢logo se complica
Sin embargo, despu¨¦s del exitoso operativo de rescate del Ej¨¦rcito, la opci¨®n del di¨¢logo parece hoy descartada. Las FARC perdieron de un solo golpe las m¨¢s poderosas cartas de negociaci¨®n con que contaban: Ingrid y los tres contratistas estadounidenses.
Lo cierto es que las cosas han cambiado indiscutiblemente. El alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, critic¨® duramente el papel que han desempe?ado los tres pa¨ªses amigos —Francia, Espa?a y Suiza— a favor de un acuerdo humanitario. "Las FARC los han utilizado m¨¢s para buscar logros pol¨ªticos, diplom¨¢ticos y manejos ama?ados", se quej¨® Restrepo, y anunci¨® que a partir de ahora el Gobierno intentar¨¢ negociar directamente con las FARC. Sin embargo, El Caminante por la Paz, que ha visitado m¨¢s de 14 pa¨ªses pidiendo un acuerdo humanitario, no ve con buenos ojos esta decisi¨®n de su Gobierno.
Y en contrate con la zozobra y el dolor de los familiares de los que a¨²n siguen siendo utilizados como mercanc¨ªa canjeable, est¨¢ la alegr¨ªa de quienes disfrutan del regreso de sus hijos. Ayer, frente al Hospital Militar, Olga Rodr¨ªguez esperaba que los m¨¦dicos dieran de alta a su hijo, el sargento segundo Erasmo Romero, uno de los 15 liberados, que llevaba nueve a?os en la selva. "?Me lo devolvieron sano y salvo sin un rasgu?o!", repet¨ªa emocionada. "Es maravilloso, no s¨¦ c¨®mo describirlo; fue una liberaci¨®n muy hermosa".
Ahora, su familia planea el modo de festejar su regreso a casa, una finca en la zona cafetera de Colombia. "Los psic¨®logos nos han hablado mucho de c¨®mo debemos tratarlos: debemos hacer lo que ellos quieran. Si dice 'no quiero bulla, quiero estar solo', lo dejamos solo..." Lo que Olga s¨ª tiene claro es que en la fiesta no habr¨¢ alcohol: "Nos lo han prohibido: nada de trago. ?l es muy contento, le gusta mucho, pero por ahora no podemos darle ese antojo".
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