Tres meses de c¨¢rcel por hacer el amor en la playa
Una pareja brit¨¢nica, declarada culpable en Dubai de "mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio" y de "indecencia"
Tres meses de c¨¢rcel, 1.000 dirhams (unos 200 euros) de multa y deportaci¨®n de Dubai tras cumplir la condena. Tal ha sido la sentencia del juez para la pareja de brit¨¢nicos detenidos el pasado julio en una playa de ese emirato por "mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, indecencia p¨²blica y embriaguez". El caso ha puesto de relieve la creciente tensi¨®n que el r¨¢pido desarrollo econ¨®mico y tur¨ªstico plantea a las conservadoras tradiciones locales de este peque?o emirato. La pareja ingres¨® ayer en prisi¨®n.
"Este veredicto no tiene sentido. Voy a recurrirlo", declar¨® el abogado de la pareja, Hasan Mattar, citado por la agencia Reuters. Tanto Michelle Palmer, de 36 a?os, como Vince Acors, de 34, se declararon inocentes durante el juicio. Ayer, ninguno de los dos estuvo presente cuando el juez Hamdi Mustafa Abu-el-Jair ley¨® la sentencia. Un portavoz judicial ha explicado que "ser¨¢n encarcelados y luego deportados por los delitos de relaciones sexuales fuera el matrimonio e indecencia p¨²blica". La multa corresponde al de embriaguez.
El fiscal Faisal Abdelmalek Ahli se ha mostrado decepcionado con la sentencia que, en su opini¨®n, deb¨ªa de haber sido "entre seis meses y un a?o para un delito como ¨¦ste". La relativa benevolencia del fallo parece enviar un doble mensaje a la poblaci¨®n extranjera que supera el 80% del total. Por un lado, deja claro que deben respetar las leyes locales; por otro, evita un escarmiento que pudiera ahuyentar a inversores y turistas.
Situado en la conservadora pen¨ªnsula ?rabiga, Dubai, uno de los siete miembros de la federaci¨®n de Emiratos ?rabes Unidos, ha conseguido destacarse del entorno gracias a su apuesta por la diversificaci¨®n econ¨®mica y su apertura hacia el exterior. Su ¨¦xito como centro de negocios no s¨®lo le ha convertido en un modelo para sus vecinos sino que ha atra¨ªdo a profesionales de medio mundo y a un creciente n¨²mero de turistas fascinados por las compras libres de impuestos y el buen clima.
Las autoridades del emirato siempre se han mostrado muy tolerantes con las costumbres occidentales. No hay restricciones al consumo de alcohol (prohibido en la vecina Sharjah, Arabia Saud¨ª o Kuwait, y limitado con un sistema de licencias en otros pa¨ªses de la zona) y en sus playas se ven ba?adores m¨ªnimos inimaginables en los arenales de Om¨¢n, que tambi¨¦n est¨¢ desarrollando la industria tur¨ªstica.
Pero con una poblaci¨®n aut¨®ctona que apenas alcanza el 20% del 1,2 millones de residentes, muchos nacionales empiezan a sentir que su ambici¨®n por convertirse en una metr¨®polis cosmopolita corre el riesgo de eclipsar sus tradiciones y entra en contradicci¨®n con lo que consideran culturalmente aceptable. A pesar de que en sus centros comerciales pueda verse a brit¨¢nicas y rusas en pantalones cortos y camisetas, las emirat¨ªes siguen cubri¨¦ndose con la tradicional abaya (una amplia capa negra que oculta las formas de su cuerpo) y la mayor¨ªa de los hombres viste la dishdasha (t¨²nica blanca).
"El umbral de tolerancia en esta gran ciudad y pa¨ªs se ha ido forzando y desafiando con acciones como tomar el sol desnudo, besarse en la playa y otras actividades sexuales en espacios p¨²blicos. Tal vez sea el momento de trazar una l¨ªnea y decir: Basta ya", escrib¨ªa el editorialista del Khaleej Times en referencia a la campa?a de moralidad que las autoridades lanzaron tras el incidente de la pareja brit¨¢nica.
De acuerdo con la versi¨®n oficial, un polic¨ªa sorprendi¨® a Acors y Palmer manteniendo relaciones sexuales en la playa de Yumeirah, una de las m¨¢s populares del emirato. Al parecer la mujer, en evidente estado de embriaguez, trat¨® de agredir al agente cuando les recriminaba su comportamiento. Ambos terminaron en el cuartelillo. M¨¢s tarde, admitir¨ªan haber bebido, sal¨ªan una fiesta con barra libre de champ¨¢n, y estar bes¨¢ndose, pero nada m¨¢s.
Desde entonces, polic¨ªas de paisano patrullan entre los ba?istas y las sombrillas. Adem¨¢s, se han instalado carteles para recordar a los visitantes occidentales y residentes extranjeros que a pesar de su modernidad, la ciudad-estado sigue siendo un pa¨ªs musulm¨¢n con valores tradicionales. Los avisos en ¨¢rabe, ingl¨¦s y otras lenguas advierten de que no est¨¢ permitido el top less o cambiarse de ropa en p¨²blico.
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