Venezuela, el imperio de la justicia popular
En 2008 se registraron 15 linchamientos a manos de comunidades que han decidido castigar a los criminales por su cuenta
Si la polic¨ªa no se hace cargo, la Matanza est¨¢ organizada para hacer justicia por su cuenta. Los vecinos de la calle Matanza barrio Ezequiel Zamora, parroquia El Valle, en el suroeste de Caracas han llenado las paredes de sus casas con copias del carn¨¦ de identidad de uno de los presuntos violadores de cinco mujeres del sector, que escap¨® de sus manos la semana pasada. Los presuntos eran dos. El primero cay¨® el pasado mi¨¦rcoles, y ese mismo d¨ªa fue linchado y quemado por la "justicia popular".
Sus familiares lo identificaron como Jos¨¦ Yorbeni Barrios Arrechedera: desempleado, de 28 a?os. Los diarios locales se?alaron que ten¨ªa antecedentes policiales por un robo cometido hace 10 a?os, pero no constaba ninguna acusaci¨®n en su contra por violaci¨®n. Una mujer reconoci¨® en ¨¦l al agresor al que la comunidad intentaba cazar desde hac¨ªa varios d¨ªas, y dio el grito de alarma: "?S¨¢dico, s¨¢dico! Es el violador". Una turba lo golpe¨® y apedre¨® hasta matarlo, y luego prendi¨® fuego al cad¨¢ver, que fue arrastrado hasta la avenida principal del barrio con ayuda de una motocicleta. La polic¨ªa trat¨® de intervenir, pero se lo impidieron los vecinos: "Estamos haciendo nuestro trabajo, v¨¢yanse de aqu¨ª". El cuerpo ardi¨® durante varias horas, en medio de una ronda de espectadores ni?os, mujeres, ancianos, que grababan la escena en sus tel¨¦fonos m¨®viles. Cuando las llamas se extingu¨ªan, volv¨ªan a encenderlas para que la televisi¨®n y los diarios, que llegaron m¨¢s tarde, pudieran llevarse una buena toma.
Para las estad¨ªsticas, es un caso m¨¢s que se suma a los 15 linchamientos y 60 intentos de linchamiento que registr¨® el Centro para la Paz de la Universidad Central de Venezuela en 2008. Para los vecinos de Matanza, que en su hast¨ªo frente a la inseguridad ciudadana han jurado dar el mismo castigo sin juicio al menos a otros dos "abusadores", es un sospechoso menos. "Lo que pas¨® aqu¨ª fue que en la comunidad decidimos que donde terminaron los derechos de ¨¦l comenzaron los nuestros", declar¨® al diario El Nacional Luisa Castillo, representante del Consejo Comunal de Matanza, dos d¨ªas despu¨¦s del suceso.
Todos los sondeos de opini¨®n, incluso los financiados por el Gobierno, indican que entre el 60% y el 70% de la poblaci¨®n considera que la inseguridad ciudadana es su principal problema.
Su preocupaci¨®n no es subjetiva. Seg¨²n las cifras oficiales del Ministerio del Interior y Justicia, en 2007 se cometieron en Venezuela 270.000 cr¨ªmenes, de los cuales 13.170 fueron asesinatos. Las organizaciones no gubernamentales vinculadas a los derechos humanos calculan, adem¨¢s, que existe un registro no oficial de violaciones, robos, hurtos y agresiones, que representan el 25% de la tasa real de criminalidad, y que las v¨ªctimas no los denuncian. "?Denunciar? ?Para qu¨¦?", responde el ciudadano com¨²n.
En Venezuela, la impunidad es tal que s¨®lo el 15% de los cr¨ªmenes que se denuncian es investigado. De ah¨ª que dos de cada tres ciudadanos tengan una opini¨®n favorable a la b¨²squeda de justicia por medios distintos a los tribunales, como el linchamiento; sobre todo, en los sectores m¨¢s empobrecidos, que son tambi¨¦n los m¨¢s golpeados por el crimen.
"Los crimin¨®logos parten de la premisa de que la criminalidad aumenta con la pobreza. Pero el de Venezuela es un caso particular: la pobreza se ha reducido en los ¨²ltimos a?os, pero ha habido un crecimiento importante de la criminalidad. Hay que preguntarse cu¨¢les son las razones para que esto ocurra", dice Marino Alvarado, coordinador del Programa Venezolano de Educaci¨®n-Acci¨®n en Derechos Humanos (Provea). ?l mismo se da la respuesta: "La falta de consenso, generada por la polarizaci¨®n pol¨ªtica, y la improvisaci¨®n del Gobierno han tenido como resultado un rotundo fracaso de los planes de seguridad. A esto se suma la impunidad, que deja abiertas las puertas para que los delitos se repitan. En los ¨²ltimos 10 a?os, el Gobierno se ha negado a reconocer el problema. Hay una contradicci¨®n en un presidente [Hugo Ch¨¢vez] que habla a favor de los pobres y que act¨²a con indiferencia frente al problema que m¨¢s les afecta", afirma Alvarado.
Los hombres menores de 30 de los sectores empobrecidos son las principales v¨ªctimas de la violencia. Especialmente, de los homicidios y de los intentos de homicidio.
Un m¨¦dico que presta sus servicios en el programa de salud p¨²blica Barrio Adentro y aport¨® su testimonio a los investigadores del Centro para la Paz cuenta c¨®mo entre los j¨®venes del barrio hay formas de venganza peores que la c¨¢rcel o la muerte: "Es impresionante la cantidad de muchachos que tiene una colostom¨ªa, producto de impactos de armas de fuego, intencionadamente ejecutados con ese fin; como dicen ellos, con el fin de ponerlos a 'cagar en bolsita'. Eso dentro del barrio tiene un significado demoledor para la vida de un joven. A esas edades, est¨¢n en plena locura hormonal, en plenitud de sus potencialidades sexuales. ?Qui¨¦n quiere acostarse con un joven que lleva los intestinos afuera?".
Por razones de seguridad, la C¨¢mara Nacional de Empresas Funerarias de Venezuela recomienda a sus afiliados que no admitan en sus locales a j¨®venes que hayan sido asesinados. Es una forma de evitar que se produzcan enfrentamientos de bandas en medio de los velatorios. La compa?¨ªa verifica primero las circunstancias de la muerte. Si la v¨ªctima fue blanco de m¨¢s de dos disparos, a causa de un robo o por accidente, las funerarias pueden conceder a sus familiares la organizaci¨®n de un velatorio a domicilio. Pero si se sospecha que cay¨® en un ajuste de cuentas, para ¨¦l no habr¨¢ funeral.
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