"El gran obst¨¢culo de Dilma Rousseff es el apoyo de Lula"
El ministro de Justicia de Brasil, Tarso Genro (1947), suspira cuando se para a pensar en los dos intensos a?os de actividad pol¨ªtica que se le vienen encima. A los acontecimientos previstos, como las elecciones presidenciales de 2010 o la reforma pol¨ªtica que le encarg¨® el pasado a?o el presidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva, se le ha unido la crisis econ¨®mica global y, entre otros asuntos espinosos, el conflicto diplom¨¢tico que mantienen con Italia, despu¨¦s de que Roma llamase a consultas a su embajador en Brasil por conceder asilo y no extraditar al escritor y ex terrorista Cesare Battisti.
C¨¦lebre por crear, como alcalde de Porto Alegre, el presupuesto participativo; hist¨®rico l¨ªder del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), del que lleg¨® a ser presidente, Tarso Genro se reuni¨® ayer en Madrid con su hom¨®logo Mariano Fern¨¢ndez Bermejo, con quien firm¨® un acuerdo para agilizar la extradici¨®n de delincuentes, un texto que tambi¨¦n respaldaron los Gobiernos de Argentina y Portugal.
Pregunta. El pr¨®ximo a?o habr¨¢ elecciones en su pa¨ªs. ?Qu¨¦ Brasil le espera al primer presidente de la era post-Lula?
Respuesta. Una gran conquista del presidente Lula es haber conseguido que todo el mundo comprenda que las decisiones democr¨¢ticas est¨¢n consolidadas. Dif¨ªcilmente, hoy, una persona comprometida con la democracia, con la transparencia, que no est¨¦ comprometida en la lucha contra la corrupci¨®n, que tenga una visi¨®n personalista, es muy dif¨ªcil que llegue a la magistratura de la rep¨²blica.
P. Usted, durante mucho tiempo, ha estado situado como posible candidato a suceder a Lula. ?C¨®mo recibi¨® la decisi¨®n de nombrar a Dilma Rousseff como candidata del PT?
R. Me sent¨® normal. Soy un pol¨ªtico con cierta experiencia. Yo s¨¦ que estas cuestiones no se resuelven por una relaci¨®n personal. En los ¨²ltimos 15 meses he verificado que Lula pretend¨ªa una candidatura que no supusiera una polarizaci¨®n dentro del PT. Y yo, junto a cuatro o cinco compa?eros, tuvimos una oposici¨®n muy fuerte a la anterior direcci¨®n del partido. Entiendo perfectamente su opci¨®n; nunca hago una romantizaci¨®n de las posiciones pol¨ªticas a partir de relaciones personales de amistad. Yo me siento muy valorado por el presidente. He ocupado cuatro ministerios, ocup¨¦ la presidencia del PT en un momento de crisis...
P. ?Le hubiese gustado optar a la presidencia?
R. Cualquier pol¨ªtico con prestigio nacional, que tenga amor por su pa¨ªs, tiene la aspiraci¨®n, un d¨ªa, de ser presidente.
P. ?Ha desistido entonces de lograrlo?
R. No es una cuesti¨®n, sinceramente, a la que dedique mucho tiempo. Estoy pensando mucho m¨¢s en c¨®mo afrontar las decisiones y las tareas pendientes en el Ministerio de Justicia.
P. ?C¨®mo ve a Dilma Rousseff en la carrera hacia la presidencia?
R. Es una buena candidata, tiene buena capacidad de gesti¨®n, pero, sobre todo, tiene el obst¨¢culo m¨¢s grande que pueda poseer alguien que opte a la presidencia: el apoyo del presidente Lula. Creo que le va a afectar mucho. Adem¨¢s, la oposici¨®n tiene constancia de eso. Ninguno de los candidatos que se presentan dicen que lo hacen contra Lula, sino que lo hacen para gobernar post-Lula. Es una se?al de la importancia que tiene el presidente.
P. ?Qu¨¦ posibilidades tiene entonces para convertirse en presidenta?
R. Hay que tener un respeto por nuestros rivales, porque tienen un candidato fuerte que es el senador Jose Serra [actual gobernador del Estado de S?o Paulo, y uno de los pesos pesados del Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB)], una persona que, por su visi¨®n, se encuadra en lo que siempre se ha considerado como el sector m¨¢s de centro izquierda del anterior Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, que, por cierto, tuvo el m¨¦rito de dar solidez a la democracia en Brasil, pero que en el terreno de reconstrucci¨®n de proyectos de desarrollo, en el terreno del reforzamiento de las pol¨ªticas p¨²blicas, no tuvo ¨¦xito.
P. El pasado fin de semana, una menor brasile?a estuvo retenida m¨¢s de 29 horas en el aeropuerto de Barajas; el n¨²mero de brasile?os expulsados no ha cesado. ?Teme que se vuelva a repetir el conflicto diplom¨¢tico con Espa?a del pasado a?o?
R. Es un asunto que depende m¨¢s del Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero son cuestiones muy f¨¢ciles de resolveR. No creo que ¨¦ste sea un problema pol¨ªtico entre los dos Estados; es m¨¢s una cuesti¨®n puntual.
P. ?No le dan entonces mucha importancia a lo sucedido?
R. Esperemos que no. Pero, por si acaso, nuestra Canciller¨ªa est¨¢ hablando nuevamente para verificar por qu¨¦ se ha dado esta nueva situaci¨®n, que no es buena ni para Brasil ni para Espa?a.
P. ?C¨®mo le han sentado las cr¨ªticas, por parte de Italia, al no extraditar a C¨¦sare Battisti?
R. No voy a responder a las cr¨ªticas que parten de algunos ministros italianos, como el de Defensa. No estamos acostumbrados, en nuestras relaciones internacionales, a utilizar cierto tipo de lenguaje; tenemos una educaci¨®n pol¨ªtica en Am¨¦rica Latina que no nos permite dirigirnos a un ministro de otro pa¨ªs de una manera desairosa, maleducada. El caso Battisti es una cuesti¨®n jur¨ªdico pol¨ªtica y de soberan¨ªa. En ¨²ltima instancia se trata de verificar si los delitos imputados a Battisti en Italia son aceptados en Brasil como delito pol¨ªtico. Yo creo que s¨ª, en base a cuatro decisiones del Tribunal Supremo, que puede ahora cambiar su posici¨®n. No hay ning¨²n inter¨¦s en Brasil en elevar la temperatura de las relaciones con Italia.
P. ?Les ha sorprendido la actitud de Roma?
R. A m¨ª s¨ª me sorprendi¨® su actitud. No creo que sean lenguajes adecuados para el entendimiento entre naciones. Estamos acostumbrados, insisto, en Am¨¦rica Latina, a tener relaciones entre Gobiernos y ministros de distintas ideolog¨ªas pol¨ªticas un nivel mucho m¨¢s elevado que la forma con la que lo han tratado algunos ministros italianos.
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