El dif¨ªcil relevo de la revoluci¨®n
Uno de los defenestrados en Cuba el pasado 2 de marzo fue Otto Rivero. Vicepresidente del Consejo de Ministros, Rivero hab¨ªa sido jefe de la Uni¨®n de J¨®venes Comunistas. Perteneci¨® a una generaci¨®n de j¨®venes dirigentes que ascendi¨® a partir del a?o 2000 entorno a la figura de Fidel Castro, al calor de la llamada batalla de ideas, de cuyos programas era responsable. Tras su salida, tambi¨¦n formalmente ligada a sus contactos con el ingeniero Conrado Hern¨¢ndez, el comandante hist¨®rico Ramiro Vald¨¦s asumi¨® sus responsabilidades.
La seguridad cubana grab¨® una conversaci¨®n de Rivero con Hern¨¢ndez en la que ¨¦ste le solicit¨® informaciones presuntamente confidenciales de las pasadas elecciones en el Pa¨ªs Vasco, que ¨¦l accede a darle. Ra¨²l Castro le acusa en un v¨ªdeo proyectado a los militantes del Partido Comunista Cubano (PCC) de dejar que Hern¨¢ndez le financiara los viajes que hizo al norte de Espa?a, cosa que ¨¦l niega. Rivero, como Valenciaga, ten¨ªa intervenido el tel¨¦fono, y le interceptaron conversaciones con su esposa, mientras ella estaba de viaje en el Pa¨ªs Vasco.
Felipe P¨¦rez Roque, de 44 a?os; Carlos Lage y Fernando Rem¨ªrez, ambos de 57, y tambi¨¦n Otto Rivero, de 41 a?os, y Carlos Valenciaga, de 35, simbolizan a los dirigentes j¨®venes o de una generaci¨®n intermedia que estaban llamados a tomar el relevo de la revoluci¨®n. Un relevo que ha vuelto a truncarse. En el pasado, otros l¨ªderes juveniles como Lu¨ªs Orlando Dom¨ªnguez, ex secretario de la Uni¨®n de J¨®venes Comunistas, o dirigentes que no pelearon en la Sierra Maestra, como el influyente Carlos Aldana, sucumbieron a oscuras corruptelas o ambiciones de poder, casi nunca publicitados en la prensa.
En esta ocasi¨®n, el s¨ªmbolo del relevo cae cuando la generaci¨®n hist¨®rica est¨¢ a punto de desaparecer. Fidel Castro, enfermo desde 2006, cumplir¨¢ este verano 83 a?os. Ra¨²l Castro y su vicepresidente primero, Jos¨¦ Ram¨®n Machado Ventura, tienen 78 a?os.
Una de las cosas que m¨¢s interesaba a Conrado Hern¨¢ndez era la salud de los dirigentes cubanos, en especial la de Fidel Castro. Su esposa era teniente coronel m¨¦dico y trabajaba en el CIMEQ, el hospital donde estuvo ingresado el ex mandatario m¨¢s de un a?o. Al parecer, de esta fuente tan cercana proced¨ªan muchas de las informaciones que supuestamente iban a parar a Espa?a. Supuestamente, porque existe la tesis de que Conrado en realidad era agente de la seguridad cubana y que todo responde a un plan conspirador interno. En Cuba, en materia de espionaje nunca se sabe, aunque parece dif¨ªcil creer que a estas alturas de la revoluci¨®n se juegue con el dif¨ªcil relevo. Seg¨²n un viejo analista, "cuando haya juicios y condenas a prisi¨®n, quiz¨¢s podr¨¢ conocerse algo m¨¢s".
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