La explosi¨®n de un tren desata un infierno en el norte de Italia
Un cisterna que transportaba gas descarrila y explota y causa una quincena de muertos y 30 heridos muy graves - Cr¨ªticas de sindicatos y patronal al Gobierno por desatender la seguridad
"El tren entr¨® muy deprisa en la estaci¨®n, las ruedas echaban chispas y luego llamas. De repente se vio una gran nube blanca que se convirti¨® en un muro de fuego de 200 metros. Se oyeron varias explosiones. Parec¨ªa el fin del mundo". El curtido se?or Ugo Imbrotta y sus j¨®venes amigos, que viven justo frente a la estaci¨®n de Viareggio, todav¨ªa tienen cara de susto. Su paradisiaco pueblo del litoral toscano (gente en bici, casas de dos pisos, una gran playa) lloraba sus muertos entre el estupor y la indignaci¨®n, no exentos de cierta sensaci¨®n de alivio. "Dentro de la desgracia, tuvimos suerte. S¨®lo se fug¨® el gas de un vag¨®n. Si se escapan de un par m¨¢s, adi¨®s Viareggio", apunta un joven con barba.
El viejo tren cisterna 50.233 de la empresa austriaca Gatx que hac¨ªa el recorrido La Spezia-Pisa viajaba con 14 vagones llenos de gas licuado de petr¨®leo (GLP, una mezcla de propano y butano), cada uno con capacidad para 36.000 litros. Cuando el convoy entraba en la estaci¨®n, algo fall¨®. Los primeros datos apuntan que cedi¨® el eje del primer vag¨®n y que ¨¦ste se desplom¨® al suelo. Los maquinistas -ambos salieron ilesos- frenaron, pero no pudieron evitar que descarrilaran cuatro de los vagones.
"Faltaba un cuarto de hora para la medianoche, y en la plaza Dante estall¨® el infierno", recuerda el se?or Imbrotta. El gas empez¨® a salir de la cisterna, se elev¨® hacia el cielo y alcanz¨® las casas cercanas. Algunos supervivientes contaron que al intentar salir a la calle notaron una corriente g¨¦lida de gas en las piernas. "Decidimos volver a entrar, subimos a la azotea y cuando est¨¢bamos all¨ª se oyeron varias explosiones. Logramos huir por los tejados mientras volaban pedazos de cemento incandescentes", relat¨® la se?ora Coscia.
La explosi¨®n afect¨® a todo en un radio de unos 500 metros. Los primeros heridos fueron los viandantes que paseaban por las calles paralelas a los ra¨ªles. "Una pareja muri¨® dentro del coche. Otro joven iba en moto y parec¨ªa una antorcha. Otra joven corr¨ªa por la calle gritando tratando de quitarse la ropa en llamas", relataron los vecinos.
La acumulaci¨®n de gas, al estallar, derrumb¨® dos peque?os edificios situados junto a las v¨ªas, a un par de cientos de metros de la estaci¨®n. Otras tres viviendas m¨¢s grandes resultaron gravemente afectadas y fueron desalojadas. Los vecinos contaron que los objetos de metal volaban como proyectiles, y que las llamas eran m¨¢s altas que las casas.
Un miembro de los equipos de rescate defini¨® lo que vio al llegar como "una nueva Pompeya", recordando la ciudad romana petrificada por la erupci¨®n de ceniza del Vesubio 2.000 a?os atr¨¢s.
El desastre dej¨® un balance provisional de 15 muertos, 4 desaparecidos, 34 heridos, casi todos ellos muy graves, y varias decenas de heridos leves. M¨¢s de 1.000 personas fueron evacuadas. La cifra definitiva de fallecidos puede subir porque muchos de los ingresados sufren quemaduras en m¨¢s del 60% del cuerpo. Los heridos fueron trasladados a hospitales de Pisa, Massa Carrara, Florencia, Milano, Parma, Roma y G¨¦nova.
Los sindicatos afirmaron que fue una "desgracia anunciada". "En los ¨²ltimos meses, se hab¨ªan registrado varios incidentes similares que no fueron tenidos en cuenta", denunci¨® el secretario general del sindicato CGIL, Guglielmo Epifani. "El Gobierno s¨®lo tiene ojos para la alta velocidad", explicaba un empleado de Ferrovie dello Stato (FS) junto al lugar de los hechos. Los ferroviarios acusaron a los dirigentes de FS de "desviar recursos y tecnolog¨ªa a la alta velocidad dejando que el resto del servicio, en particular mercanc¨ªas y pendulares, languidezca tanto en t¨¦rminos de calidad como de seguridad".
Mientras empezaban a surgir los nombres de los primeros h¨¦roes -un marroqu¨ª llamado Hazman que salv¨® a su hermana de dos a?os y muri¨®; un se?or que sac¨® a su se?ora inv¨¢lida a pulso de la casa-, la estaci¨®n permanec¨ªa acordonada para prevenir nuevos riesgos.
El jefe de la Protecci¨®n Civil, Guido Bertolaso, subray¨® que 13 vagones llenos de gas licuado de petr¨®leo estaban siendo vaciados y que cuatro de ellos se encontraban boca abajo, por lo que el trasvase es delicado y durar¨¢ al menos 24 horas. Varios autobuses municipales estaban preparados por si eran necesarias nuevas evacuaciones.
Emma Marcegaglia, la presidenta de la patronal Confindustria, fue muy dura con el Gobierno: "No es posible que sucedan cosas as¨ª en un pa¨ªs civilizado. Es necesario invertir en infraestructuras y seguridad. La defensa de las personas viene antes que la crisis econ¨®mica", se?al¨®.
Silvio Berlusconi lleg¨® a Viareggio despu¨¦s de comer para visitar la zona y saludar a los vecinos. Fue recibido con aplausos de sus partidarios, pero un nutrido grupo le pit¨® y le grit¨® "buf¨®n, buf¨®n" y "verg¨¹enza, verg¨¹enza".
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