Los intereses tras el 'caso Al Megrahi'
La correspondencia entre los ministros de Justicia de Londres y Edimburgo desata las sospechas de que la excarcelaci¨®n esconde motivos econ¨®micos
Los gobiernos del Reino Unido y Escocia publicaron este martes las cartas intercambiadas por sus ministros de Justicia sobre c¨®mo el acuerdo de liberaci¨®n de prisioneros que se negociaba en 2007 con Libia pod¨ªa afectar a Abdelbaset Ali al Megrahi, condenado por la bomba que hizo estallar en 1988 un avi¨®n de Pan Am sobre el cielo de Lockerbie, en Escocia.
Las cartas confirman que el ministro brit¨¢nico de Justicia, Jack Straw, cambi¨® de posici¨®n. En una carta dirigida en septiembre de hace dos a?os a su colega escoc¨¦s, Kenny MacAskill, aseguraba por escrito a petici¨®n de ¨¦ste su intenci¨®n de excluir a Megrahi de dicho acuerdo. En una nueva misiva, del 19 de diciembre, Straw le informa de que "no he sido capaz de asegurar una exclusi¨®n expl¨ªcita" de Megrahi.
El ministro brit¨¢nico confirma que, en todo caso, su liberaci¨®n seguir¨¢ dependiendo siempre del Gobierno aut¨®nomo escoc¨¦s, pero subraya que "las negociaciones en general con el Gobierno libio est¨¢n llegando a un momento cr¨ªtico y, debido al abrumador inter¨¦s del Reino Unido, he acordado que en este asunto el Acuerdo de Transferencia de Prisioneros deber¨ªa tener el formato est¨¢ndar y no mencionar a ning¨²n individuo".
El cambio de posici¨®n de Straw permite a unos confirmar sus sospechas de que detr¨¢s de la liberaci¨®n de Megrahi, el pasado 20 de agosto, se esconden poderosos intereses econ¨®micos y probablemente energ¨¦ticos. Pero de las cartas se desprende tambi¨¦n que la posici¨®n de Londres pod¨ªa tener como objetivo evitar que un veto expl¨ªcito al autor de la matanza de Lockerbie desbaratara todas las negociaciones con Libia y nada permite asegurar que no sea cierta la posici¨®n oficial de que Megrahi ha sido liberado por decisi¨®n exclusiva de Edimburgo debido a que sufre un c¨¢ncer de pr¨®stata muy avanzado. El hecho de que no se hayan divulgado las conversaciones mantenidas en 2004 por Tony Blair y Muammar el Gaddafi refuerza, por otro lado, las teor¨ªas conspirativas.
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