Infaustos aniversarios
Nada tienen en com¨²n los aniversarios que se conmemoraron ayer en Gdansk y Tr¨ªpoli. Pero son fechas funestas ambas: p¨¦sima la primera, la del 1 de septiembre de 1939, pues corresponde al d¨ªa m¨¢s aciago del siglo XX seg¨²n explic¨® tan bien el domingo en El Pa¨ªs mi amigo Juli¨¢n Casanova; pero mala tambi¨¦n la del golpe de Estado del 1 de septiembre de 1969 en Libia -no por el depuesto rey Idris ni por el car¨¢cter incruento del derrocamiento, sino porque llev¨® al poder al megal¨®mano coronel Gadafi, que ah¨ª sigue tan campante en su jaima de dictador.
Cada una de estas fechas puede asociarse con un estigma infame de nombre preciso: Katyn, el lugar donde Stalin orden¨® fusilar a 15.000 soldados y civiles polacos, pocos meses despu¨¦s de la partici¨®n de la pobre Polonia; y Lockerbie, el lugar donde el 21 de diciembre de 1988 cay¨® un avi¨®n de Pan Am en ruta de Londres a Nueva York, con sus 270 pasajeros y tripulantes, causando la muerte de once personas m¨¢s en tierra, abatido por un artefacto explosivo que hab¨ªan colocado los servicios secretos libios.
Ha pasado mucho m¨¢s tiempo del primero que del segundo, pero las cuentas de la redenci¨®n y del perd¨®n, las morales y las pol¨ªticas, est¨¢n abiertas en ambas y convierten las celebraciones en momentos amargos para las v¨ªctimas y sus descendientes. As¨ª les sucede a todos los polacos, todav¨ªa recelosos del nacionalismo ruso y de su defensa en bloque de la Gran Guerra Patria contra Hitler, en la que diluyen y olvidan la invasi¨®n y partici¨®n de su pa¨ªs y el exterminio de una parte tan sustancial de su ¨¦lite militar y profesional. Y lo mismo ocurre con los parientes y amigos de las victimas del terrorismo libio, la mayor parte norteamericanas, sorprendidas por la liberaci¨®n del responsable condenado por el atentado y por el recibimiento jubiloso que le ha proporcionado el r¨¦gimen libio.
Escandaliza la indiferencia con que la matanza de Katyn ha atravesado las d¨¦cadas, resguardada primero por las alianzas de la Guerra Mundial y despu¨¦s por la Guerra Fr¨ªa y la divisi¨®n en bloques. Pero escandaliza tambi¨¦n la tranquilidad con que Bush, Blair y Aznar, los maestros del antirelativismo, los l¨¢tigos de apaciguadores y muniqueses, absolvieron al terrorismo libio y prepararon el camino para el recibimiento que Gadafi pudo organizarle al autor condenado del atentado y para este aniversario en el que el coronel reune a Hugo Ch¨¢vez y a Silvio Berlusconi bajo la misma jaima de la verg¨¹enza.
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