Para Obama, es s¨®lo Angela
No se sabe si EE UU ha empezado su decadencia, pero todo el mundo est¨¢ de acuerdo que quien sin duda alguna se encoge es Europa. Debido sobre todo a su anorexia pol¨ªtica. La reducci¨®n de tama?o afecta a todos los pa¨ªses, pero en proporciones distintas. Algunos se encogen a ojos vista, pero hay uno, en cambio, cuya talla internacional a¨²n crece en t¨¦rminos relativos: es Alemania. Salvo esta semana, en que la campa?a impone una pausa a su creciente protagonismo en la escena exterior.
Merkel tiene buena parte de m¨¦rito en una evoluci¨®n que tambi¨¦n a ella le ha afectado. Desde que lleg¨® a la Canciller¨ªa al frente de la Gran Coalici¨®n no ha parado de crecer tambi¨¦n de puertas afuera. En un panorama de l¨ªderes poco fiables o sin consistencia ha conseguido convertirse en el interlocutor europeo m¨¢s s¨®lido, por encima del hiperactivo Nicolas Sarkozy. Cuenta la periodista Margaret Heckel, del diario Die Welt, que Merkel y Obama acordaron llamarse por su nombre de pila cuando ella le telefone¨® para felicitarle por su elecci¨®n como presidente y le indic¨® adem¨¢s que lo pronunciara a la alemana.
Merkel pudo atribuirse el m¨¦rito de tejer el consenso sobre el Tratado de Lisboa en la cumbre con la que culmin¨® su semestre presidencial de la UE, algo que hizo con el auxilio un tanto embarazoso y acaparador de Sarkozy. Su capacidad de convicci¨®n en la escena internacional qued¨® tambi¨¦n plasmada en la Declaraci¨®n de Berl¨ªn, en la que los pa¨ªses miembros se reafirmaron en los principios de la unidad europea que animaron el Tratado de Roma 50 a?os antes. Y en la cumbre del G-8 en Heiligendamm, de la que Merkel fue anfitriona y le permiti¨® exhibir su preocupaci¨®n por el cambio clim¨¢tico y su compromiso con la revisi¨®n de Kioto.
El ¨¦xito no exige tan s¨®lo esfuerzos, sino tambi¨¦n suerte. La de Merkel fue llegar cuando Bush estaba ya en la pendiente. Pudo as¨ª corregir el tiro del antiamericanismo de Schr?der sin tener que comprometerse en nada. Critic¨® incluso Guant¨¢namo y mostr¨® su coherencia en una pol¨ªtica exterior orientada tambi¨¦n por los derechos humanos en todas direcciones, desde China y Rusia hasta Sud¨¢n e Ir¨¢n.
Como canciller ha podido eclipsar en la escena internacional a su ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, con el que se enfrenta ahora en las elecciones, algo que invierte el reparto tradicional de los protagonismos en este campo. Y ha capitalizado y navegado en la estela de Joschka Fischer, el ecologista que imprimi¨® el gran giro en las relaciones internacionales de Alemania, con las primeras acciones militares fuera de las fronteras desde la Segunda Guerra en los Balcanes y fuera de territorio OTAN en Afganist¨¢n.
Alemania ha dado excelentes personajes a la pol¨ªtica internacional en la ¨¦poca en que un objetivo interior como la unificaci¨®n era el tema central de toda su acci¨®n exterior. Una nueva victoria de Merkel este fin de semana arrojar¨¢ m¨¢s nombres al mercado: Steinmeier suena ya para sustituir a Javier Solana como representante europeo de Exteriores, y el ministro de Econom¨ªa, Peer Steinbr¨¹ck, para una futura vacante en el FMI. Otros han preferido orientar su protagonismo en detrimento de la pol¨ªtica y a favor del dinero. Schr?der se coloc¨® en el gasoducto ruso cuando todav¨ªa ten¨ªa los trastos en la Canciller¨ªa. Este fin de semana se ha sabido que Fischer, adem¨¢s de asesorar a la constructora del gasoducto Nabucco, ha conseguido para su empresa (Joschka Fischer & Co.) a un cliente como BMW. Tambi¨¦n estas derivas biogr¨¢ficas desde la izquierda contribuyen a dar relieve a la figura de Merkel.
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