"Aqu¨ª hay gente orinando y vomitando sangre"
Zelaya denuncia que los militares lanzan gases t¨®xicos en la Embajada de Brasil y Micheletti lo desmiente
"Esp¨¦rate, te paso al presidente". Durante un rato, se oye mucho ruido de fondo, gritos, estornudos, sirenas de ambulancia. Por fin, la voz inconfundible de Manuel Zelaya que no espera ni la pregunta: "Esto est¨¢ terrible, te estoy hablando desde debajo del aparato de aire acondicionado, es la ¨²nica forma que tengo de respirar. Aqu¨ª hay gente sangrando por la nariz, orinando y vomitando sangre. Los militares est¨¢n lanzando gases t¨®xicos al interior de la embajada. ?No es un crimen lo que nos est¨¢n haciendo...?". La comunicaci¨®n se corta. El periodista, que acaba de llegar a la Casa Presidencial para entrevistar a Roberto Micheletti, no logra volver a contactar con el presidente depuesto, pero s¨ª se topa por un pasillo con el que ahora ocupa su despacho gracias al golpe militar.
-Se?or Micheletti, acabo de hablar con el presidente Zelaya, dice que los militares est¨¢n lanzando gases a la Embajada de Brasil.
-El presidente constitucional de este pa¨ªs soy yo, pero bueno... Contestando a su pregunta. No se lo crea. Eso es totalmente falso. Manuel Zelaya miente.
El d¨ªa, que hab¨ªa amanecido con la esperanza puesta en la palabra di¨¢logo, se volvi¨® a romper en pedazos. Los peri¨®dicos locales se quedaron viejos en los quioscos con las dos fotograf¨ªas que llamaban a la esperanza. En una se ve¨ªa a los candidatos de los cuatro principales partidos que concurren a las elecciones del pr¨®ximo 29 de noviembre charlando amigablemente con Roberto Micheletti en la sede de la presidencia del Gobierno. En la segunda imagen, tomada s¨®lo un rato despu¨¦s, aparec¨ªan los mismos pol¨ªticos abraz¨¢ndose a Manuel Zelaya en un sal¨®n de la embajada de Brasil en Tegucigalpa. Sonrisas, buen rollo y una frase consensuada que se antojaba un excelente punto de partida: "La ¨²nica manera de salir del conflicto es el di¨¢logo y el respeto de la comunidad internacional al resultado de las pr¨®ximas elecciones del 29 de noviembre".
As¨ª las cosas, la ma?ana del viernes en Honduras amaneci¨® tranquila, con la gente vislumbrando por primera vez la soluci¨®n, hasta que empez¨® la guerra de declaraciones. Zelaya hab¨ªa llamado a su gente a seguir haciendo acto de presencia en las calles. Eso s¨ª, advirti¨® el presidente depuesto, "con calma, sin recurrir a la violencia". Tales declaraciones fueron tomadas por los golpistas como una nueva llamada a la insurrecci¨®n. Por si fuera poco, a eso de las once -ocho horas m¨¢s en la pen¨ªnsula-, la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, dio la voz de alarma: "Los militares nos est¨¢n lanzando gases t¨®xicos. Hay gente sangrando. Que venga por favor la Cruz Roja Internacional".
Las sirenas empezaron a aullar por la ciudad en direcci¨®n a legaci¨®n diplom¨¢tica de Brasil. La confusi¨®n era tremenda, aumentada porque, desde el jueves, los militares han aumentado el per¨ªmetro de seguridad en torno al refugio de Zelaya. Nadie sab¨ªa a ciencia cierta qu¨¦ estaba pasando dentro. Distintos portavoces de la polic¨ªa y el Ejercito se afanaban en desmentir cualquier ataque con gases lacrim¨®genos, pero desde el interior de la embajada no s¨®lo los partidarios de Zelaya denunciaban la situaci¨®n de asfixia. Un fot¨®grafo de la agencia AFP que se encuentra desde el principio dentro del edificio confirm¨® que hab¨ªa gente sangrando, aunque no lo atribuy¨® en principio a una causa concreta. El equipo de Micheletti termin¨® admitiendo que la situaci¨®n dentro de la legaci¨®n diplom¨¢tica no es buena. "Hay basura acumulada, unas 60 personas conviviendo sin demasiado espacio, y adem¨¢s los servicios de limpieza han estado saneando los alrededores con un fuerte desinfectante. Tal vez sea eso la causa del picor de nariz que hayan podido sentir los refugiados...".
Hab¨ªa otra pregunta en el ambiente. ?Cu¨¢ndo llegar¨¢ el presidente de Costa Rica, ?scar Arias, a Tegucigalpa para reiniciar la mediaci¨®n, una vez que ambas partes hayan vuelto a depositar la confianza en ¨¦l? Un diplom¨¢tico, cercano a la Fundaci¨®n Carter, responde enigm¨¢tico: "Cuando se den las condiciones". ?Y cu¨¢ndo cree que se dar¨¢n?: "Cuando tanto uno como otro dejen de utilizar sus declaraciones como armas de guerra".
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