Abbas se hunde en el descr¨¦dito
El presidente palestino afronta ¨¢cidas cr¨ªticas por frenar el informe sobre los cr¨ªmenes de guerra de Israel en Gaza
Un parlamentario de Kadima comentaba el martes a este diario que el informe del juez Richard Goldstone -que acusa de cr¨ªmenes de guerra a Israel durante la guerra de Gaza del pasado invierno? es un golpe demoledor contra el Estado, al margen de que su tramitaci¨®n avance en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y se traslade el expediente al Consejo de Seguridad o al Tribunal de La Haya. Pocos creen que eso vaya a suceder.
El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu lanz¨® una descomunal campa?a diplom¨¢tica para deslegitimar el informe y a su autor, por mucho que el magistrado se defina como sionista y sea miembro de la direcci¨®n de instituciones del prestigio de la Universidad Hebrea.
Washington tambi¨¦n est¨¢ ejerciendo su enorme influencia para impedir que su aliado afronte castigos pol¨ªticos, y menos a¨²n penales. Y siempre le quedar¨¢ el derecho de veto. Lo que nadie esperaba es que fuera el propio presidente Palestino, Mahmud Abbas, quien pusiera la primera piedra del muro pol¨ªtico que, presumiblemente, difuminar¨¢ las conclusiones del devastador informe.
El jueves de la semana pasada Abbas se reuni¨® con el c¨®nsul general de EE UU en Jerusal¨¦n. Al d¨ªa siguiente, en Ginebra, el delegado de la OLP en el Consejo de Derechos Humanos retir¨® la propuesta para que se adoptara oficialmente el informe Goldstone y recomendara su remisi¨®n al Consejo de Seguridad. Desde ese instante, un aluvi¨®n de cr¨ªticas y ataques personales llueve sobre el mandatario palestino, hundido como nunca en el descr¨¦dito.
Traici¨®n para Ham¨¢s
Ham¨¢s, que se frota las manos, aprovech¨® la coyuntura, porque la pol¨¦mica coincidi¨® con la liberaci¨®n de 20 mujeres encarceladas en prisiones israel¨ªes a cambio del v¨ªdeo que demuestra que el soldado Gilad Shalit se encuentra en buen estado f¨ªsico. Los dirigentes islamistas hablaron de "traici¨®n" del presidente, una imputaci¨®n que no sorprende a nadie. Lo que es llamativo es el revuelo -algunos funcionarios de la OLP hablan de intento de golpe palaciego? desatado en Fatah, el partido del presidente.
Que sea Mohamed Dahlan -uno de los hombres fuertes de Fatah y ambicioso como pocos- quien exija dimisiones, no deja de ser un mensaje lanzado hacia las alturas del partido. "Fatah quiere respuestas", ha advertido quien en otros tiempos fuera el mandam¨¢s de Gaza. ?Las recibir¨¢? Abbas y sus colaboradores tratan de apagar fuegos e intentan desviar la atenci¨®n con incendiarios comunicados sobre los altercados que estos d¨ªas brotan en torno a la Explanada de las Mezquitas. Sin temer caer en el rid¨ªculo, el presidente acaba de firmar un decreto para crear una comisi¨®n de investigaci¨®n que averig¨¹e por qu¨¦ la OLP eludi¨® presentar la propuesta en el Consejo de Derechos Humanos. No ser¨ªa descabellado, si no fuera porque el propio Abbas preside la OLP.
Golpes por doquier
A Abbas le caen por golpes por doquier. Netanyahu afirm¨® que de prosperar el informe Goldstone, paralizar¨ªa el proceso de paz que todav¨ªa no ha arrancado, y la Casa Blanca lanz¨® a sus c¨®nsules y diplom¨¢ticos para abortar la iniciativa del juez surafricano. Reh¨¦n de las ayudas financieras que aportan EE UU y la Uni¨®n Europea, Abbas capitul¨® y fren¨® la tramitaci¨®n del informe. Nunca ha dicho "no" a un inquilino de la Casa Blanca cuando ¨¦ste se ata los machos.
Fuentes de la OLP y de Fatah aseguran que el presidente soport¨® una presi¨®n pol¨ªtica sin precedentes, "tremenda", un "aut¨¦ntico chantaje", en palabras de un dirigente de Fatah. "Es vergonzoso. No hay palabras", a?ad¨ªa, no obstante, la fuente de la OLP para describir la actitud de Abbas, que permanece en el extranjero desde que dio la orden, aparentemente sin consultar con nadie, al delegado palestino en Ginebra. "No podemos justificar lo injustificable", afirma un dirigente de Fatah. "Al final", a?ade, "pagaremos nosotros, como siempre".
Saeb Erekat, jefe de los negociadores palestinos, amenaza ahora con desvelar los nombres de los pa¨ªses -"¨¢rabes y no ¨¢rabes"? que doblegaron a Abbas. "No permitiremos que se escondan detr¨¢s de nosotros", enfatiza Erekat. Seg¨²n varios analistas, la Casa Blanca y el Departamento de Estado presionaron tambi¨¦n a varios pa¨ªses ¨¢rabes para retorcer el d¨¦bil brazo de Abbas. Para la mayor¨ªa de los palestinos de a pie, y los que viven en el exilio, las proclamas de Erekat no son m¨¢s que palabras vac¨ªas. "No enga?¨¢is a nadie. Tened un poco de verg¨¹enza"; "Espero que t¨², Abbas y todos los cerdos como vosotros os pudr¨¢is en el infierno"; "traidor, buf¨®n. Vaya espect¨¢culo est¨¢ dando Fatah en el mundo", son respuestas a las informaciones que se leen en algunas p¨¢ginas web.
Y es que llueve sobre mojado. A la corrupci¨®n end¨¦mica que se atribuye a la Autoridad Palestina, y al r¨¦gimen cuasi-militar impuesto en Cisjordania -los rivales de Fatah no se atreven a asomar el pescuezo? por los soldados entrenados por el general estadounidense Keith Dayton, se suman un retah¨ªla de solemnes promesas incumplidas.
Sin avance
Abbas se comprometi¨® a no reunirse con Netanyahu si no se deten¨ªa la edificaci¨®n en los territorios ocupados, incluido Jerusal¨¦n Este. Al final, le estrech¨® la mano en Nueva York. Hasta la fecha, Benjam¨ªn Netanyahu, primer ministro de Israel, ha sido capaz de decir "no" a Barack Obama. Y ¨¦ste ha reculado. La exigencia del presidente de Estados Unidos de que Israel detenga la construcci¨®n en las colonias ha sido marginada. La ONG israel¨ª Peace Now informaba el lunes de que 800 nuevas viviendas se han empezado a levantar en las colonias, adem¨¢s de las 2.500 con las que Washington ya hab¨ªa transigido, y est¨¢ previsto que hoy se coloque la primera piedra de la ampliaci¨®n de otro asentamiento en Jerusal¨¦n oriental.
Tal vez Obama tenga planeado jugar sus cartas en un futuro cercano, y alguna de ellas suponga verdadera presi¨®n pol¨ªtica para extraer concesiones del intransigente Ejecutivo israel¨ª. Porque muchos observadores pol¨ªticos no pueden creer que el mandatario estadounidense haya virado de una posici¨®n pol¨ªtica exigente respecto a las colonias jud¨ªas hasta la complacencia m¨¢s absoluta. Hasta el d¨ªa de hoy, en todo caso, poco m¨¢s se puede hacer para destrozar los residuos de prestigio que a¨²n pudiera atesorar el presidente palestino.
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