?Se fue la luz...!
"?Se fue la luz!" es una expresi¨®n que se escucha cada vez con mayor frecuencia en la ciudad de M¨¦xico. ?La causa? Los recurrentes apagones en el suministro de energ¨ªa el¨¦ctrica, por la ineficacia y obsolescencia de una compa?¨ªa del Estado, responsable de prestar el servicio en el centro del pa¨ªs.
Bien, pues esta frase, y un severo conflicto sindical interno, motivaron finalmente al Presidente de M¨¦xico, Felipe Calder¨®n a emitir un duro y decisivo decreto para emprender la liquidaci¨®n de la Compa?¨ªa de Luz y Fuerza del Centro, la noche del s¨¢bado 10 de octubre, mientras la mayor¨ªa de los mexicanos estaban ocupados en los festejos por la clasificaci¨®n definitiva de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol al mundial Sud¨¢frica 2010, tras una contundente victoria contra El Salvador.
El decreto de liquidaci¨®n de la Compa?¨ªa de Luz y Fuerza del Centro es una decisi¨®n muy fuerte, que enfrentar¨¢ por varios d¨ªas al Gobierno del Presidente Calder¨®n con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), uno de los sindicatos m¨¢s beligerantes del viejo r¨¦gimen, y probablemente con varios actores de la izquierda y el movimiento sindical del pa¨ªs.
La Compa?¨ªa de Luz y Fuerza del Centro era la empresa estatal responsable de abastecer de energ¨ªa el¨¦ctrica al centro del pa¨ªs. Su cobertura corresponde al 1.04% del territorio nacional, que sin embargo concentra un poco m¨¢s el 30% del PIB. Corresponde a todo el Distrito Federal, a 82 municipios del vecino Estado de M¨¦xico, a 45 Municipios de Hidalgo, dos de municipio de Morelos y tres del Estado de Puebla.
La decisi¨®n se toma con el consenso social de que la empresa del Estado era obsoleta e ineficaz, en buena medida porque se encontraba pr¨¢cticamente capturada por un sindicato muy fuerte, que hab¨ªa ganado constantemente poder, prerrogativas y privilegios absurdos, hasta llevar a la quiebra de la empresa que, hasta hoy, vivi¨® pr¨¢cticamente del subsidio del gobierno.
Los habitantes de la ciudad de M¨¦xico, un ¨¢rea metropolitana de m¨¢s de 20 millones de personas, padecemos un p¨¦simo servicio de energ¨ªa el¨¦ctrica: apagones constantes, casi por cualquier causa, irregularidad en el voltaje que, por supuesto, lastiman frecuentemente aparatos el¨¦ctricos, cobros indebidos en los recibos de luz, postes viejos con riesgo de caerse, postes y materiales de reparaci¨®n abandonados en calles y camellones, lentitud en el servicio de quejas y reparaciones, y burocracia y malos tratos en las oficinas de servicios y atenci¨®n al cliente de la compa?¨ªa de luz de la ciudad.
La ciudad est¨¢ llena de "diablitos". As¨ª llamamos a los cables e instalaciones ilegales, que se utilizan para robarse la luz. Hay estimaciones oficiales que hablan de que m¨¢s o menos el 30% de la luz de la ciudad se pierde por robo o por ineficiencias en el suministro, cuando la media en el resto del pa¨ªs es inferior al 10%, cifra que por dem¨¢s, resulta muy alta en comparaci¨®n con los par¨¢metros de pa¨ªses desarrollados.
Seg¨²n declaraciones del ¨²ltimo director de la Compa?¨ªa de Luz de la ciudad, m¨¢s de 750.000 viviendas en el Distrito Federal se roban continuamente la luz. Lo m¨¢s curioso es que, en muchas ocasiones, quienes instalan los famosos "diablitos" son los propios trabajadores de la Compa?¨ªa de Luz, mediante el pago de propinas y sobornos.
No podemos abandonar este apretado diagn¨®stico sin apuntar el tema del paisaje urbano de la ciudad, que est¨¢ plagado de enredadas redes a¨¦reas de cables, instalaciones y transformadores, que en algunas zonas se cruzan como verdaderas telas de ara?a, creando esculturas involuntarias, que sin duda har¨ªan la delicia de Calder, Giacometti, Mir¨® o Jackson Pollock.
La empresa le cost¨® al gobierno mexicano en 2003, 21.000 millones de pesos (unos 1.050 millones de euros), dicha cifra se duplic¨® en 2008 al costarle 42.316 millones de pesos (unos 2.100 millones de euros). De seguir esa tendencia, el gobierno se ver¨ªa en la necesidad de aportar, en 2012, unos 66.000 millones de pesos (algo as¨ª como 3.300 millones de euros). La situaci¨®n era econ¨®micamente insostenible.
La Compa?¨ªa de Luz y Fuerza del Centro, que s¨®lo prestaba el servicio en el centro del pa¨ªs, contaba hasta hoy con cerca de 45.000 trabajadores en activo, cuando hay expertos que sostienen que puede funcionar con unos 15.000 trabajadores. Adem¨¢s de que la empresa soporta, con gasto corriente, una n¨®mina de 22.000 pensionados y jubilados, para los que no existen, ni se hicieron nunca, las reservas t¨¦cnicas en un adecuado sistema de pensiones.
Era una empresa plagada de absurdos de improductividad, falta de competitividad y abuso. Ecos del M¨¦xico autoritario y populista, que la democracia no atina y no termina por desterrar.
Daremos algunos ejemplos, en el entendido de que lo que a continuaci¨®n describiremos es parte de la realidad, aunque usted no lo crea...
Los trabajadores de la empresa ten¨ªan hasta el 10 de octubre, un contrato colectivo de trabajo con una r¨ªgida cl¨¢usula que prohib¨ªa la multifuncionalidad ?Qu¨¦ es eso? Que no pod¨ªan realizar dos funciones distintas. Si un trabajador es chofer, no pod¨ªa detener una escalera. Eso generaba que mientras un cami¨®n de reparaciones en el resto del pa¨ªs llevaba en promedio dos personas, uno en la ciudad de M¨¦xico deb¨ªa llevar de siete a nueve personas. Adem¨¢s, de que claro, si no llega el chofer, el cami¨®n con todos los dem¨¢s trabajadores no pod¨ªa salir a trabajar.
Otro ejemplo, el sindicato hab¨ªa conquistado una especie de autarqu¨ªa. Hasta su liquidaci¨®n, en la empresa laboraban algo as¨ª como 10.000 trabajadores que no trabajaban propiamente en funciones de luz, sino que se dedican a tareas diferentes como, elaborar su propia ropa, los bordados de sus uniformes, incluso algunos muebles, que la empresa se ve¨ªa obligada a comprar al sindicato.
Dos m¨¢s, los trabajadores y sus familias no pagan la luz que consumen porque es una de sus prestaciones, y los trabajadores ten¨ªan la posibilidad de obtener un permiso anual, con goce de sueldo, de hasta diez meses. S¨ª ley¨® usted bien, de hasta diez meses.
Esta realidad cre¨® una mafia sindical con mucho dinero y poder, que hasta la fecha apoy¨® y patrocin¨® los m¨¢s variados grupos y movimientos. El SME se caracteriz¨® por ser un sindicato de abusos y dispendios.
Para no ir mas lejos, la semana pasada, en plena crisis, el l¨ªder del sindicato inaugur¨® un gimnasio con tres niveles de estacionamiento, con una cancha de b¨¢squetbol con duela importada de China y certificada por la NBA de EU, que cost¨® 103 millones de pesos (unos 5.125.000 euros)
Era realmente una empresa kafkiana, que evoca las peores ¨¦pocas de las industrias sovi¨¦ticas o las viejas empresas de Europa del Este. Es como si la vi¨¦ramos en una televisi¨®n en blanco y negro.
Bien, pues este amasijo de improductividad entr¨® en crisis hace unos d¨ªas. Un conflicto electoral interno, por una cerrada votaci¨®n entre dos planillas, una encabezada por el actual l¨ªder Mart¨ªn Esparza y la otra por su Tesorero Alejandro Mu?oz, ocasion¨® que el Secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarc¨®n, le negara al sindicato el registro y la personalidad jur¨ªdica, y con ello se detonara un conflicto que reci¨¦n inici¨® movilizaciones el viernes de la semana pasada.
El punto central por supuesto no era el conflicto laboral interno del sindicato. El tema de fondo era la improductividad y lo costoso de la empresa.
El Presidente Calder¨®n, a unas semanas de iniciar la segunda mitad de su administraci¨®n, y debilitado despu¨¦s de una gran derrota electoral en la elecciones del pasado 2 de julio, enfrentaba la necesidad de tomar decisiones muy delicadas.
La crisis econ¨®mica y presupuestal en M¨¦xico obligan al gobierno a emprender recortes y ajustes que impiden sostener el ritmo de subsidios y la improductividad de la empresa estatal que suministra la energ¨ªa el¨¦ctrica en el centro del pa¨ªs.
La opini¨®n estaba dividida. Hab¨ªa quienes cre¨ªan que estaban dadas las condiciones y que este es el mejor momento para tomar la decisi¨®n de liquidar la empresa, liquidar a los trabajadores y empezar con una empresa nueva, saneada y con un nuevo sindicato y con nuevas reglas de productividad. Y por otro lado, hab¨ªa quienes consideraban que se trataba de un mal momento y que ser¨ªa irresponsable emprender una decisi¨®n de este tipo, que seguramente generar¨ªa movilizaciones y conflictos sociales, en un entorno marcado por el incremento de la pobreza en el pa¨ªs y por los altos ¨ªndices de desempleo, que han creado un clima de desencanto y de enojo social.
Finalmente el Presidente Calder¨®n opt¨® por tomar la decisi¨®n. Era una decisi¨®n analizada, esperada y muy anunciada. Absolutamente congruente con el discurso que, con motivo del tercer informe de gobierno, pronunci¨® el Ejecutivo 2 de septiembre pasado, cuando dijo: "Ante la disyuntiva de administrar lo logrado y de seguir con el impulso propio de la inercia, o asumir cambios profundos en las instituciones de la vida nacional, claramente me inclino por un cambio sustancial de las mismas, con todos los riesgos y con todos los costos que implica."
La decisi¨®n tomada es clave para el gobierno de Calder¨®n, para la democracia y para el Estado.
El nudo de la transici¨®n mexicana est¨¢ centrado en la cr¨ªtica de que los gobiernos de la democracia no se atreven a enfrentar y desmantelar los enclaves autoritarios del viejo r¨¦gimen, que se defienden y resisten a desaparecer, y que los gobiernos de la alternancia se limitan simplemente a tolerarlos y administrarlos.
Calder¨®n da un giro muy importante con esta decisi¨®n. Se enfrenta finalmente a los intereses duros del pasado.
La decisi¨®n de Calder¨®n se antoja compleja. Seguramente vendr¨¢n d¨ªas de enfrentamientos, presiones y movilizaciones. La ma?ana del domingo 11 amanecieron tomadas por efectivos de la polic¨ªa federal, 113 instalaciones de la compa?¨ªa de luz y en la asamblea del SME celebrada en el centro de la ciudad el ¨²ltimo l¨ªder del SME anunci¨® las primeras acciones de resistencia.
Es un momento de prueba para Calder¨®n y para la democracia. Lo cierto es que, una vez tomada la decisi¨®n, el Presidente, no puede darse el lujo de titubear, negociar y de dar marcha atr¨¢s, porque en ese momento se acaba pol¨ªticamente su gobierno, con un gran da?o a la autoridad y a la legitimidad de la democracia.
Margaret Thatcher recuerda un momento similar en sus memorias Los a?os de Downing Street, en las que recordando el 10 de octubre de 1980 se?ala:
"El paro superaba los dos millones y segu¨ªa aumentando; ten¨ªamos por delante una recesi¨®n de creciente profundidad; la inflaci¨®n era mucho m¨¢s alta que la heredada, aunque estaba comenzando a bajar; y est¨¢bamos terminando un verano de filtraciones y desavenencias. El gobierno estaba preocupado y yo tambi¨¦n. Nuestra estrategia era la adecuada pero el precio de aplicarla estaba siendo demasiado alto, y la comprensi¨®n de lo que est¨¢bamos llevando a cabo era tan limitada que ten¨ªamos grandes dificultades electorales. Pero estaba profundamente convencida de una cosa: no exist¨ªa la posibilidad de lograr ese fundamental cambio de la actitud imprescindible para sacar a Gran Breta?a de su deterioro, si la gente estaba dispuesta a cambiar el curso de los acontecimientos mediante presiones. Para aclarar ese aspecto apel¨¦ a unas l¨ªneas de Ronnie Millar: Para quienes esperan sin aliento la expresi¨®n "viraje en U", tan sobada por la prensa, s¨®lo me cabe decirles una cosa: "Viren ustedes si les apetece. La Dama no es partidaria de los virajes."
Para Felipe Calder¨®n tampoco existe viraje en U. El Presidente se juega su sexenio. Hoy enfrenta una gran oportunidad y por supuesto un grave riesgo.
Seguramente otros enclaves autoritarios se sentir¨¢n amenazados y habr¨¢ resistencias, pero es tiempo de que la democracia y las leyes, sustituyan al autoritarismo y a los arreglos informales.
Calder¨®n tom¨® una decisi¨®n dif¨ªcil, que adem¨¢s era indispensable, porque, al terminar de escribir este art¨ªculo, se lo ruego, cr¨¦ame: ?Se fue la luz!
Sabino Bastidas Colinas es analista pol¨ªtico.
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