Sangr¨ªa de muertos de EE UU en Afganist¨¢n
55 soldados han perdido la vida en octubre, r¨¦cord mensual en ocho a?os de guerra
Mientras el presidente Barack Obama contin¨²a buscando con suspense la estrategia adecuada en Afganist¨¢n, octubre se ha convertido ya en el mes con mayor n¨²mero de muertos norteamericanos en una guerra que cada d¨ªa pierde sentido y parece m¨¢s dif¨ªcil de ganar. Ocho soldados estadounidenses perdieron este martes la vida en dos diferentes incidentes mientras patrullaban en el sur de Afganist¨¢n. Seg¨²n la descripci¨®n de los portavoces militares, fueron v¨ªctimas de un ataque con bombas "m¨²ltiple y complejo".
S¨®lo un d¨ªa antes, otros 14 estadounidenses, entre ellos tres agentes de la DEA, murieron en dos accidentes de helic¨®ptero. Son, por tanto, 22 bajas mortales en 48 horas, lo que eleva la cifra en lo que va de mes a 55, el r¨¦cord desde el comienzo del conflicto, hace ya ocho a?os.
Es todav¨ªa inferior a la marca de 137 muertos en un mes que se alcanz¨® en Irak en 2004, pero es la prueba inequ¨ªvoca de que la situaci¨®n en Afganist¨¢n, como Irak en aquel momento, va a la deriva. No s¨®lo por el n¨²mero de bajas. Todos los s¨ªntomas lo indican, empezando por la propia duraci¨®n de la guerra, que supera a la Segunda Guerra Mundial, y continuando por los signos de des¨¢nimo entre los implicados. El ¨²ltimo de ellos, la dimisi¨®n de un alto responsable civil en Afganist¨¢n, el funcionario del Departamento de Estado Matthew Hoh, despu¨¦s de confesar por escrito que hab¨ªa dejado de creer en la misi¨®n.
Todos estos elementos no parecen trastocar los planes de Obama, que ha insistido en que se tomar¨¢ el tiempo que sea necesario para decidir la mejor estrategia posible para Afganist¨¢n. "No me voy a precipitar", dijo el lunes ante una unidad de marinos en Jacksonville.
Esa prudencia est¨¢ siendo interpretada como indecisi¨®n por la oposici¨®n. Como principal vocal republicano en estos asuntos, el ex vicepresidente Dick Cheney ha acusado al presidente de estar poniendo en peligro a las tropas sobre el terreno al no responder positivamente a la petici¨®n del comandante de la operaci¨®n, el general Stanley McChrystal, de enviar un refuerzo de al menos 40.000 soldados.
Algunos de los asesores del presidente y varias figuras influyentes en el Congreso no tienen claro que ¨¦sa sea la mejor soluci¨®n. El senador John Kerry, que jug¨® recientemente un papel mediador esencial para convencer al presidente afgano, Hamid Karzai, de que aceptara una segunda vuelta electoral, se encuentra entre los que se oponen a McChrystal.
"El despliegue de m¨¢s tropas no servir¨¢ para mejorar de forma significativa la situaci¨®n si no se mejora antes en la capacidad de gobierno de las autoridades afganas", ha declarado el ex candidato presidencial dem¨®crata.
Las elecciones del 7 de noviembre, si salen correctamente, pueden ser un buen punto de partida en esa direcci¨®n. Pero es extremadamente dif¨ªcil que se puedan observar rasgos de mayor gobernabilidad en Afganist¨¢n antes de varios meses, y Obama no puede esperar tanto para anunciar su estrategia.
La Casa Blanca sostiene que una decisi¨®n de ese calibre -sin duda, la m¨¢s trascendente que tomar¨¢ Obama desde que es presidente- merece ser analizada con cuidado. La Administraci¨®n anterior, recuerdan constantemente los portavoces oficiales, se precipit¨® a ir a la guerra en Irak con los resultados que todos conocen.
En el caso de Afganist¨¢n, el caos actual tambi¨¦n es producto, en gran parte, de una desastrosa pol¨ªtica del Gobierno de George Bush, que nunca le concedi¨® a ese conflicto la prioridad y los recursos que se requer¨ªan para sacarlo adelante. Cuando Estados Unidos ha querido reaccionar -precisamente con un aumento de tropas decidido en marzo pasado por Obama- ha sido ya demasiado tarde: el movimiento talib¨¢n se ha reproducido, se ha avituallado y ha reconquistado su influencia entre sectores de la poblaci¨®n.
Todo eso, unido al desgaste de Karzai y a la compleja situaci¨®n en el vecino Pakist¨¢n, ha convertido Afganist¨¢n en una verdadera pesadilla para Obama. Ahora, por mucha raz¨®n que tenga, el tiempo de responsabilizar a Bush ha pasado; el presidente est¨¢ obligado a elegir una estrategia que funcione y tiene que hacerlo, adem¨¢s, consciente de que abrir¨¢ grandes heridas con cualquier decisi¨®n que tome. La negativa a aumentar el n¨²mero de tropas despertar¨ªa recelos en el estamento militar y dejar¨ªa en mala posici¨®n a McChrystal. Su aceptaci¨®n, en cambio, representar¨ªa una fuerte decepci¨®n para la izquierda dem¨®crata.
La UE reforzar¨¢ la cooperaci¨®n civil con Afganist¨¢n y Pakist¨¢n
Los ministros europeos han dado el visto bueno en Luxemburgo a un plan para reforzar la cooperaci¨®n civil con Afganist¨¢n y Pakist¨¢n.
El documento es un espl¨¦ndido cat¨¢logo de todo lo que hay que hacer. Pero no cita ni compromete un solo euro. La Uni¨®n Europea (Comisi¨®n m¨¢s Estados miembros) gasta del orden de los mil millones de euros anuales en Afganist¨¢n. A pesar de lo cual, "la situaci¨®n en Afganist¨¢n se est¨¢ deteriorando", alerta el documento.
Carl Bildt, ministro de Exteriores de Suecia, presidente de turno de la Uni¨®n, anunci¨® que la UE dedicar¨¢ m¨¢s euros a Afganist¨¢n.
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