Abortar, morir y purgarla en el camino
Con sigilo, sin que sus autores den la cara, en M¨¦xico avanza la prohibici¨®n del aborto en todas sus modalidades
Hasta para ser villano hay que saber ser elegante. No s¨®lo en M¨¦xico.
Con lo sucedido este martes, 17 de noviembre, Veracruz se suma a los estados de la Rep¨²blica Mexicana que han aprobado o asentado de manera definitiva la penalizaci¨®n del aborto en sus respectivas Constituciones. Salvo por algunas manifestaciones locales, esta forma sigilosa de imponer una visi¨®n sobre la vida y el cuerpo a toda una sociedad ha ido encontrando sus espacios de propagaci¨®n. Porque el debate -que no se ha dado- sobre el aborto es sobre todo un desencuentro de creencias y de verdades asumidas. Muy dif¨ªcil lograr lo que algunos han reclamado recientemente al presidente Obama: una confluencia equilibrada de posiciones antag¨®nicas. Los extremos s¨®lo se tocan en la lejan¨ªa de la que parten: quienes no admiten matices no aceptar¨¢n jam¨¢s sentarse a la mesa con el otro. Y h¨¢ganle como puedan.
El 4 de octubre, Yasuri Zac-Nict¨¦ Pool Mayorga sufri¨® un aborto espont¨¢neo en su casa, ubicada en Quintana Roo, pen¨ªnsula del sureste mexicano. Por cierto, Zac-Nict¨¦ significa "flor blanca" en lengua maya, s¨®lo para ubicarnos en el escenario descrito. En el hospital al que la traslad¨® su familia, a Zac-Nict¨¦ le practicaron un legrado. Y de ah¨ª, fue a dar a prisi¨®n. Porque en ese estado mexicano, el aborto es un delito que se persigue de oficio. Aparentemente, seg¨²n narran la implicada y su madre, el aborto se dio porque ambas mov¨ªan un ropero de un lado al otro de la casa. Como fuere, Zac-Nict¨¦ acab¨® en prisi¨®n, acusada de homicidio doloso. La liberaron m¨¢s de dos semanas despu¨¦s, por falta de pruebas acusatorias. Pero el drama humano ya hab¨ªa tocado la esfera p¨²blica, de aquellos que juzgan desde sus creencias la humanidad de la otra.
El 17 de noviembre, el periodista Mario Campos entrevista en la radio al diputado veracruzano Leopoldo Torres Garc¨ªa. Ese d¨ªa estaba programada la votaci¨®n, en el Congreso local, de la iniciativa que permitir¨ªa asentar en la Constituci¨®n la protecci¨®n de la vida "desde su concepci¨®n". El diputado Torres se explaya, y en alg¨²n momento afirma que se busca impedir lo que sucediera antes en la Ciudad de M¨¦xico (donde se aprob¨® tiempo ha la despenalizaci¨®n del aborto). Rotundo, el diputado dice: el Distrito Federal se ha convertido en la "Capital del Aborto". Me qued¨¦ esperando los rayos y centellas que deb¨ªan acompa?ar una sentencia de ese calibre. Pero bueno, para desternillarse uno de la risa, si todo esto no fuese tan dram¨¢tico.
El debate sobre el aborto no es ni nuevo, ni propio de cultura alguna. Los medios recogen, por ejemplo, el rechazo de una parte del clero estadounidense cuando a Obama se le confiri¨® el Doctorado Honoris Causa en la cat¨®lica Universidad de Notre Dame. Y este mismo diario publica una reflexi¨®n sobre el encuentro entre Obama y Benedicto XVI con base en un triunfo civilizatorio: la posibilidad de dialogar desde un m¨ªnimo com¨²n. En el caso que nos ata?e, seg¨²n refiere Jos¨¦ Bono: reducir los abortos y regular la objeci¨®n de conciencia. M¨¢s apuntes han aportado Umberto Eco, en su momento, y Giovanni Sartori cuando echan mano de Santo Tom¨¢s de Aquino para referir que si el embri¨®n s¨®lo tiene "alma sensitiva" no es ser humano por no hab¨¦rsele sido infundida el "alma racional". El debate de Eco, y de Sartori, lleva la carga ir¨®nica de contraponer a la Iglesia con una de sus m¨¢ximas autoridades hist¨®ricamente hablando. Pero bueno, lo rescatable, en todo caso, es el debate. Lo execrable, siempre, la ausencia del mismo, y la imposici¨®n burda y autoritaria de una visi¨®n sobre otra simplemente porque quien lo hace, puede hacerlo.
Si alguien plane¨® el camino de lo que est¨¢ sucediendo en M¨¦xico, habremos de reconocer que le est¨¢ saliendo bien. Dicen algunos que es la Iglesia; la Derecha; la Iglesia y la Derecha; los partidos mayoritarios: la Iglesia, la Derecha y los partidos mayoritarios. Otros aseguran que la aprobaci¨®n de estas leyes que penalizan el aborto en casi dos decenas de estados mexicanos responde a fines electorales y a b¨²squedas por reconciliarse con un electorado simpatizante con estas causas. Yo digo que as¨ª como ha venido sucediendo es, sobre todo, una manifestaci¨®n descarnada de un autoritarismo rampl¨®n que encuentra en la imposici¨®n de verdades su ¨²nica raz¨®n de ser. Referirse a la "concepci¨®n" aleja la posibilidad de hablar de salud p¨²blica, de prevenci¨®n, de razonar pues.
En alg¨²n lugar del Baj¨ªo mexicano, una jovencita queda embarazada. La noche de pasi¨®n que vivi¨® ni fue tal, y el muchacho que la acompa?¨® dej¨® de hacerlo. Ella, mayor de edad, decide abortar. Termina en la c¨¢rcel. Son, en apariencia, los propios m¨¦dicos quienes la denuncian. Nuevamente, porque pueden. Porque las legislaciones recientemente aprobadas as¨ª lo permiten, es m¨¢s, lo fomentan. Y mientras, desde la Ciudad de M¨¦xico, la Iglesia cat¨®lica se pronuncia: uno de los candidatos a presidir la Comisi¨®n Nacional de los Derechos Humanos -que renov¨® liderazgo este mes- no cuenta con su aval; es pro-abortista, as¨ª, porque se les antoj¨® el calificativo.
Lo que ha faltado en M¨¦xico, como tambi¨¦n en otros lugares, es debate y deliberaci¨®n, es encontrar ese espacio que permita un m¨ªnimo com¨²n. Y ha faltado que muchas m¨¢s voces se pronuncien, que ese #derechoadecidir que ya circula por el ciberespacio se amplifique, que denuncien esta forma casi rastrera en que, de estado en estado, se han ido aprobando las leyes anti-aborto al grado de estar ya en situaci¨®n de poder buscar la federalizaci¨®n de las mismas.
Rastrero, s¨ª, porque hasta para ser villano hay que saber ser elegante. M¨ªnimo.
Gabriela Warkentin es Directora del Departamento de Comunicaci¨®n de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de M¨¦xico; Defensora del Televidente de Canal 22; conductora de radio y TV; articulista.
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